domingo, junio 26, 2011

Los defensores del Salto Angel

Antonio Pestana y Álvaro Álvarez de Lugo se han propuesto lograr que el Salto Ángel figure entre las maravillas del planeta. Aquí cuentan su cruzada.
Los Promotores del Salto
Hace 62 años, una periodista estadounidense confirmó que el Salto Ángel era el más alto del mundo y regó la voz con resonancia planetaria. Con el documental Kerepakupay-Vená: La expedición olvidada y una exposición itinerante de fotografías, ahora un guía turístico y un director de cine toman el relevo y luchan para que esta célebre cascada clasifique entre las siete maravillas naturales del mundo




Todo en Domingo
Magaly Rodríguez mrodriguez@el-nacional.com ­
Fotografías cortesía Antonio Pestana




Cuando la periodista estadounidense Ruth Robertson se bajó de la curiara en las riberas del río Churún hace 62 años, sabía muy bien lo que estaba buscando. No la detuvo la lluvia. No la atascó el barro. No la aplacó la furia de los ríos ni el enjambre de los puripuri que la acosaban cada noche mientras se iba acercando a uno de los hitos de su carrera. Con 42 años ­y la reputación de haber sido la primera corresponsal femenina de guerra­, Robertson había movido cielo y tierra para que dos expertos internacionales la acompañaran a medir oficialmente la altura de un espectacular salto de agua. El mismo que el aviador Jimmie Angel se había tropezado en 1933 en sus sobrevuelos por el Auyantepui.

"Según el altímetro del avión, debe medir como mil metros", le había sugerido personalmente el propio Angel con su ojo de pájaro.

Ni siquiera la National Geographic Society daba mucho por su proyecto, luego de que cuatro expediciones masculinas hubieran fracasado en el engorroso intento. "Si lo logras, nos avisas", fue la inerte respuesta que recibió la reportera de Illinois cuando fue a pedirles apoyo para su misión. Robertson ya había sobrevolado la zona mientras trabajaba como relacionista pública para la Línea Aeropostal Venezolana. "La primera mirada al Salto Ángel se sintió como un nudo en mi garganta. Una vista impactante, derramándose de nichos de 200 a 300 pies desde la cima en dos partes: una, como una poderosa fuerza de agua, y a su derecha, otro listón en caída.

Era una vista maravillosa, pero definitivamente no desde el ángulo de cámara apropiado. Sin duda, fue ahí cuando se concibió la idea de ir algún día al fondo de la cascada. La majestad de una imagen tan tremenda tendría que ser fotografiada hacia arriba, no condescendientemente hacia abajo", se lee en un sitio web que lleva su nombre.

El 22 de abril de 1949, Robertson llegó, midió y fotografió por primera vez desde tierra la encumbrada cinta de agua que los pemones conocían desde hace siglos. En noviembre del mismo año, el mundo se enteró por las páginas de la revista National Geographic de que el exotiquísimo Salto Ángel, en el sur de Venezuela, medía 979,66 metros y era la caída de agua más alta del mundo. Otras publicaciones como Time y Newsweek hicie- ron eco de su hallazgo. Desde entonces, la catarata ha maravillado a miles de turistas de todo el mundo que quieren salpicarse con el descenso atomizado de su caudal. Antonio Pestana, presidente de Ecoalianza Venezuela y uno de los guías turísticos que lleva años trabajando en la zona, asegura que tampoco olvidará la primera vez que lo vio. "Es una sensación inexplicable, mágica.

Me quedé parado viéndolo y me puse a llorar", recuerda. "Hay turistas que se ríen, que lloran, que se quedan paralizados. Es tan imponente que no sabes qué hacer".



Borrón y salto nuevo.

Hijo de comerciantes portugueses, Antonio Pestana nació en Curazao y desde los 15 años vivió en Venezuela, trabajando como comerciante. "En un momento muy difícil de mi vida quise romper con todo y decidí mudarme.

Dejé Maracay y me fui a vivir a la selva por dos años con los pemones". Fue entonces cuando comenzó a trabajar como guía turístico y a empaparse de la etnografía indígena. "En realidad, esta cascada no se llama Churún Merú, aunque ése fue el nombre que pegó por error y que la gente más conoce. Entre los mismos indígenas hay disidencia, pero se presume que el verdadero nombre indígena del Salto Ángel es Kerepakupay Vená, que significa en pemón `salto al lugar más profundo", señala.

En su casa, Pestana atesoraba un ejemplar de la National Geo- graphic de 1949. La lectura de "Jungle Journey to the World’s Highest Waterfall" lo dejó inquieto. "A finales de 2009, le comenté a un amigo director de cine, Álvaro Álvarez de Lugo, la historia de esta señora. Ese año se cumplía el 60º aniversario de la medición del Salto Ángel", recuerda.

Ambos descubrieron que tenían entre manos material digno de un documental y comenzaron a levantar financiamiento. Bajo el sello de MonteSacro Films, el resultado es Kerepakupay-Vená: La expedición olvidada, un recorrido por la hazaña de la reportera con entrevistas a expertos en zonas protegidas, ecoturismo y miembros de la comunidad pemona. Su rodaje tomó seis días con un equipo de producción de siete personas.

Sin embargo, ambos señalan que su documental no responde a un mero interés artístico; también tiene un fin práctico. "No lo hicimos para lucrarnos con él, porque su producción y su difusión se han venido haciendo con las uñas. El punto es que actualmente el Salto Ángel es uno de los finalistas en la competencia por las Siete Maravillas Naturales del Mundo", dice Pestana en alusión al concurso público y global de la fundación suiza New Open World. "Lo hicimos para impulsar las votaciones en Venezuela, porque aún no hemos alcanzado la participación interna que se requiere para que el Salto sea uno de los siete ganadores. En principio, la fundación pide que por lo menos uno de cada diez votos provenga del país en el que se encuentra ese atractivo turístico. La gente fuera de Venezuela ha venido votando consecuentemente por el Salto después de que salió como referencia en películas como Ava- tar y Up, y también porque por experiencia sabemos que el 80% o 90% de los turistas que lo visitan son extranjeros. Lo que está costando reunir es ese 10% de votos nacionales que hace falta", explica Pestana. "Uno puede revisar a diario las tendencias de votación en el sitio web y observa que quienes menos están participando son las mujeres y los niños. Por eso estamos haciendo mucho énfasis en exhibir el documental en colegios y universidades".




Cuenta regresiva


. Quedan cuatro meses para participar.

La catarata clasificó entre los 77 candidatos y ahora está entre los 28 finalistas. "Pero todavía somos como un Ferrari nuevo con poca gasolina. Imagínense todo lo que podríamos conseguir si lográramos apoyo gubernamental, si se involucrara la empresa privada y si cada venezolano que usa Twitter y Facebook votara e hiciera campaña. No nos pararía nadie. Si el Salto Ángel llega a ser una de las siete maravillas naturales del mundo, no sólo va a ser un logro increíble para todos, sino que también va a generar unos beneficios tangibles entre los 1.000 y 5.000 millones de dólares en turismo que Venezuela necesita; sobre todo esas comunidades", calcula Pestana.

¿Aparte de votar, qué más se puede hacer? "Regar la voz", dice el productor, quien cita el caso de países que tienen campañas intensivas y a gran escala para promocionar sus lugares postulados. "En los últimos tiempos no hemos recibido apoyo del Ministerio de Turismo para darle proyección al documental ­antes lo tuvimos­ y en verdad lo necesitamos mucho. La gente tiene que enterarse de que este concurso existe, que nuestra catarata es finalista y que todos podemos participar", dice Pestana. "Cuando se escogieron las siete nuevas maravillas hechas por el hombre, el presidente Lula invirtió millones de dólares para promocionar al Cristo Redentor; toda Brasil se involucró.

Hay países donde se meten de lleno el presidente, los grandes deportistas, los intelectuales, los artistas, las misses, todos jun- tos haciéndole promoción a su sitio finalista. Lo convierten en una prioridad nacional porque saben que a largo plazo trae beneficios para todos. Aquí, hasta donde sabemos, nuestro proyecto aún es la única iniciativa concreta que se está haciendo en Venezuela para promover el Salto", dice el guía.

"No pretendemos que el Salto sea un símbolo de los azules, de los rojos o de los amarillos, sino un punto de unión entre todos los venezolanos. Que así como la gente se enorgullece del sistema de orquestas y aplaude a Dudamel, quiere que la Miss Venezuela gane el Miss Universo o apoya a la Vinotinto, también pueda sentirse orgullosa de sus tesoros naturales. Queremos que todos ellos nos ayuden y lo que cada uno pueda hacer por su cuenta también vale". No cesa de repetir que cada voto es fundamental.

"Aun si no ganamos, sé que voy a tener mi conciencia tranquila porque hice todo lo que pude", desliza. "Por eso el logo de nuestra campaña es: `vota por el Salto Ángel. Estemos a su altura".
 
 
Cómo votar

La recepción de votos para la elección de las siete maravillas naturales del mundo terminará el 11 de noviembre de 2011. Para sufragar, hay que entrar a www.new7wonders.com, seleccionar siete lugares entre los 28 fi nalistas e introducir los datos personales. "Uno recomienda que, además de votar por el Salto Ángel, seleccionen también la Amazonía, de la cual tenemos una parte. En general, sería ideal favorecer lugares latinoamericanos para que esta parte del continente se consolide como destino ecoturístico", sugiere Pestana. Quien ya votó en etapas preliminares tendría que volver a hacerlo, porque en cada fase se empieza de nuevo. Una vez que se completa la información y se hace clic sobre "enviar su voto", el sistema responde con un e-mail que incluye un enlace de confi rmación. Al presionar dicho link es cuando la selección será contabilizada.
 
 
 
 
 
 
 
 
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lunes, junio 20, 2011

Los sonidos de Andrés Levin

Este músico y productor caraqueño, radicado en Nueva York, se alzó el año pasado con un Grammy y ha conseguido colar sus melodías en series de televisión como ER, CSI: Miami, Heroes y Entourage
Sedujo a Tina Turner con la lírica de una canción que ella grabó en uno de sus discos. Logró que Caetano Veloso se uniera en una dupla musical junto a David Byrne. Ha producido compactos y escrito temas para Ana Torroja, Paulina Rubio, Miguel Bosé y Aleks Syntek.





­ José Roberto Coppola jcoppola@el-nacional.com ­





Fotografías Lara Alcántara laraalcantara@gmail.com / Nueva York

No sale sin su grabador. Sabe que sentado en el vagón del metro de alguna de las líneas de Nueva York, cenando en algún restaurante o en el asiento del avión de cualquier vuelo, lo puede asaltar una idea, una sonoridad, un ritmo o una frase que necesita registro para que no se pierda en su memoria. "La primera chispa puede llegarme en la ducha, en una fiesta o al momento de despertarme. Por eso siempre ando con un grabador para grabar alguna oración, una melodía o la idea de un título. Muchas canciones comienzan así. Después viene la parte más artesanal, que es la de desarrollar la idea. Para mí es importante documentar lo que se me ocurre, no tiene que ser una grabación muy limpia. A veces estoy en un bar escuchando canciones, montado en un taxi con un chofer que está oyendo música hindú o en el medio del caos de la ciudad, y eso me inspira muchísimo", suelta con esa cadencia fraternal en el verbo Andrés Levin, productor, compositor y músico caraqueño que ha trabajado en proyectos musicales para cantantes como Ana Torroja, Caetano Veloso, Paulina Rubio y Miguel Bosé.

Hay una creencia urbana asociada con los compositores que dice que siempre tienen muchas letras de canciones guardadas en un reservorio sin que alguien las haya cantado jamás. ¿Cuántas tiene usted? "Es verdad, tengo muchas canciones listas y además muchas ideas musicales almacenadas. Yo tendré unas 150 que no se han grabado todavía. Muchas mutan después. Otras las uso tal cual. A veces me pasa que escribo algo no tan interesante que escucho tiempo después y pienso que era mejor de lo que yo creía. También me sucede lo contrario, pero en la mayoría de las ocasiones las canciones que tengo guardadas y escucho luego de un tiempo me sorprenden positivamente. También sucede que esas ideas sólo son trampolines para nuevas ideas. La creación es complicada", explica.



Días largos, días de música. Los días de Levin parecen no acabar.

Se la pasa metido en un estudio de grabación por meses: haciendo arreglos musicales, coescribiendo letras de canciones, postproduciendo temas y ajustando todas las ideas que componen las notas del disco de un artista. Uno de sus últimos trabajos fue Sonrisa, la producción musical más reciente de Ana Torroja. "Fue intenso. Yo allí fui productor, coautor y toco en todos los temas. Queríamos un disco como Ana, una persona con mucho corazón, un disco de muy buenas canciones, con un lado psicodélico, medio retro", hace un balance el productor. ¿Qué tanto desgaste le genera producir un disco? "A veces es un proceso que puede llegar a ser frío. Puedo estar 10 horas editando la guitarra de una canción cuando ya todos se bebieron los vinos y rones. A veces estoy solo frente a una computadora dos semanas. Cuando hago la post producción, paso mucho tiempo en la computadora y el contacto
humano se reduce a los dos o tres que están en la sala. Es esa etapa cuando engordo más", resuelve decir a manera de chiste.

En un proceso intimista, el productor caraqueño entiende a los artistas desde su verdad y su estado de ánimo del momento.


"Hay algunos artistas a los que no sólo les escribo las canciones, se las produzco y le hago los arreglos, sino que me toca ser hasta su psicólogo". En esos tiempos dilatados de días que se hacen noches y semanas que se vuelven meses, Levin busca entender al artista en su sencillez, su complejidad y lo aproxima a nuevos riesgos musicales. "Yo soy pragmático y perfeccionista. A mí me resulta más interesante hacer que un artista cante algo que yo quiero que cante.




Hay momentos en los que se me vuela en la cabeza si tengo una idea o estoy con ellos ensayando muchísimo y, más que ser severo, soy muy claro en la dirección. A veces ocurre que aparece una persona inesperada en el estudio". Así llegó Tina Turner, se enamoró de una de sus canciones ­"The difference between us"­ y la grabó para su disco Wildest Dreams. Todo un lujo para un productor musical. "Ella vino, quiso esa canción, la grabó y se fue", recuerda como una ráfaga el paso de la cantante.

En esas aventuras musicales ha logrado unir a artistas en duetos de excepción como lo que hizo con dos grandes como el brasilero Caetano Veloso y el escocés David Byrne. Entonces la idea partió de unirlos en un tema que generaría expectativa. "Después de hacer un demo, me reuní con los dos en Brasil y Nueva York para unirlos en una canción", recuerda su osadía.

"He tenido la fortuna de trabajar en proyectos muy distintos". En esa pluralidad musical, Levin ha colaborado en los conceptos melódicos y artísticos que se han traducido en reconocimientos para los cantantes. Con Paulina Rubio coescribió dos canciones y le produjo una de su álbum Gran City Pop. "Y fiestamos muchísimo". Coprodujo el disco Papito de Miguel Bosé. Trabajó en el disco Cuculand de Cucu Diamantes y en Caribe atómico de Aterciopelados.

Con Ana Torroja ya ha trabajado como escritor y productor de los discos Esencial y Pasajes de un sueño. Al mexicano Aleks Syntek le acaba de coproducir el disco Métodos de placer instantáneo y a la neoyorquina Natalie Merchant el compacto Leave your sleep.



El muchacho de Bello Monte.

Cuando vivía en Caracas, se la pasaba por Bello Monte tocando con su guitarra con los panas que hacían música como él o gastaba sus tardes en el pequeño estudio que tenía en su casa componiendo canciones. "Toqué en varias bandas distintas. Tenía una que se llamaba Novotango y otra que llamábamos Los toca gaitos porque era de gaitas. También tocaba en otra de folklore-rock-fusión que se llamaba Siete rayos. Con unos amigos hacíamos cosas más electrónicas. Era la época de la libertad y las drogas", recuerda Levin. "Pero lo que a mí más me gustaba era componer mis propias letras. Me interesaba más investigar y crear una canción e inventar puestas en escenas", desliza sobre el tiempo libre que le dejaban sus días de colegio en el Agustín Codazzi. Hasta que se fue a Estados Unidos y estudió bajo, música electrónica y composición, pero no las terminó porque desde temprano lo ocuparon las labores de producción. "Yo he hecho discos en muchas partes del mundo, pero nunca uno en Venezuela. Sólo trabajé para The new sound of Venezuelan gozadera de Los Amigos Invisibles. Me gustaría ir a mi país para trabajar en un proyecto de música, pero estoy muy desconectado".

Uno de los logros de Levin fue el Grammy que se llevó el año pasado por el soundtrack del musical de Broadway In the highs. Ya era hora para el productor caraqueño que registraba un total de 13 nominaciones anteriores. Y en la lista de conquistas también ha logrado trabajar en la música de series de televisión como ER, Heroes, Entourage y CSI: Miami. Además estuvo a cargo del soundtrack de la película El cantante que protagonizó Marc Anthony con Jennifer López. Los trabajos de Levin le han merecido destacadas reseñas en los diarios más influyentes de Estados Unidos. "A brilliant producer, songwriter and multi intrumentalist", según el Chicago Tribune.

"A musicologist´s dream", en una nota de The New York Times. Para Los Angeles Times, Levin fue nombrado una vez como "The master chef of Urban Fusion". Y entre todos los trabajos y discos en los que ha colaborado, Levin tiene la certeza de que ninguno está listo finalmente. "Yo siento que no he terminado ningún disco. La música puede evolucionar y cambiar.

Lo que pasa es que hay que ponerle límites a los proyectos porque si no, no salen. Los discos no están listos. Los CD son una forma limitante de exhibir la obra. Como productor sé que siempre hay cosas que quedan fuera que a los fans les gustaría escuchar", cuenta Levin sobre ese material que el seguro sabrá aprovechar luego. ¿Cómo sabe entonces cuándo una canción esta "lista"? "Cuando tiene la fuerza para que me conmueva, y cuando la escuche logre emocionarme".



Fuente:
Revista Todo en Domingo

domingo, junio 19, 2011

Ana Lucrecía Garcia a la Scala de Milán

El  22 de junio la venezolana debutó en el papel de “La Odabella” en la Ópera Atilla, de Giuseppe Verdi


Por Milvia Piazza
Revista Sala de Espera

Ana Lucrecia García, oriunda de Coro, estado Falcón, se inició como violinista en el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, luego pasó a formar parte de las filas de violines de la Orquesta Sinfónica de Venezuela. En 1998, después de descubrir que su verdadera vocación era el canto, se trasladó a España para cursar estudios en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, con Alfredo Kraus y posteriormente con Teresa Berganza.
Ana Lucrecia posee una voz de soprano “lírico spinto”, de timbre oscuro, puede también cantar roles dramáticos como “La Odabella”

- Tus inicios fueron como violinista ¿cómo te diste cuenta que en realidad tu futuro era el canto lírico?

- Lo descubrí el día que canté en público por primera vez (...) noté en las personas que me escuchaban una reacción calurosa, efusiva, les gustaba. Había tanto entusiasmo que me dí cuenta que debía dedicarme a cantar y es la decisión más acertada que he tomado en mi vida.

- ¿Quién descubrió tus dotes canoras?

- Para mí este ¨descubrimiento¨ de cualidades vocales (por llamarlo de alguna forma) tiene dos etapas: La primera en Caracas con Rosita del Castillo, quien me enseñó a dar forma y vida a las primeras arias - composición musical sobre cierto número de versos para que la cante una sola voz- mi primera maestra. A ella le debo mi incursión total al mundo del canto y de la ópera; fue una gran maestra que supo desde el principio lo que era un soprano “lírico spinto”. Fueron unas clases llenas de alegría y entrega; compartía sus conocimientos, su experiencia, su luz. Siempre le estaré agradecida. La segunda etapa la completa Angelo Pagliuca, fue él quien me dio la oportunidad de cantar en público, en un concierto con la Orquesta Sinfónica de Venezuela que él dirigía y de la que yo formaba parte, además, fue un concierto muy emocionante para mí. Siempre llevo en el corazón la reacción calurosa de mis compañeros de la orquesta y del público asistente (...) fue allí cuando tomé la decisión definitiva.

- ¿Cómo llegaste al maestro Alfredo Kraus, y posteriormente a la maestra Berganza?

- En 1998 me fui a estudiar a la Escuela Reina Sofía de Madrid, en España; llegué allí gracias a la maravillosa gestión de Elizabeth Marichal, de la Fundación Cisneros. Ellos me dieron una beca de estudios durante mi primer curso en la escuela con Alfredo Kraus. Cuando él murió, estudié con Teresa Berganza durante los siguientes tres años.

- ¿Cuántos años te quedaste en España y qué hiciste para mantenerte todo ese tiempo?.

- Me quedé 12 años. Para sobrevivir hice algunos conciertos que me permitían ahorrar y poder pagar los gastos. Cuando la cosa estaba apretaba, cantaba en bodas y funerales. Ha sido una experiencia, en algunas ocasiones, terrorífica, pero prefiero quedarme con las cosas buenas y dar gracias a Dios por haber podido salir adelante.

- Finalmente llegó el golpe de suerte que también hace falta como ingrediente principal junto al talento. ¿ A quién conociste que cambió tu destino?

- Cuando salí de Venezuela rumbo a Madrid, sabía, en cierta forma, que no volvería. Seguramente presentía que mi residencia estaba al lado de mi profesión. Gracias a mi actual maestro de canto, Enzo Spatola, conocí al que es ahora mi agente (Img Artists Italy) Ese hecho significó el cambio absoluto de las cosas porque pasé de proyectos a realidades, ya no era sólo la chica con ganas de cantar, sino que ahora tenía la oportunidad de demostrarlo. Gracias a esto he podido entrar en una plaza tan importante como la Arena de Verona, en la que hice siete funciones de “Aida” con gran éxito; y ahora estoy ilusionadísima con mi debut en La Scala de Milán, con “La Odabella de Attila”. Tengo compromisos en la Ópera de Seattle, también con Attila, el Covent Garden de Londres con Nabucco, la Opera de París con Aida, !una maravilla!

- ¿Qué es para ti la ópera?

- Es el motivo por el cual me he esforzado tanto; es la más completa de las manifestaciones artísticas en la que se unen la palabra y la música para hacer llegar al oyente una historia y sentimientos. Para hacer ópera es necesario reunir a mucha gente, la orquesta, los cantantes, el director musical, el director de escena, el escenógrafo, los figurinistas, maquilladores, peluqueros, técnicos de luces, regidores, tramoyistas, entre otros. Es un trabajo que se hace en equipo, es muy bello todo lo que hay detrás del espectáculo, la preparación concienzuda que se realiza hasta ofrecerlo al público, y echar los lagrimones cuando mueren los protagonistas, como Dios manda (risas).

- Ahora que alternas con tantos colegas importantes, que sientes los aplausos del exigente público europeo.Cómo ha cambiado tu vida?

- Después de doce años en un país que no es el propio, teniendo que aprender de nuevo un oficio, buscando la forma de sobrevivir, no se puede ser la misma persona. Obviamente está la base que te da tu hogar y tu entorno familiar; afortunadamente tengo una familia maravillosa que me ha apoyado siempre, siempre. Unos padres que me han inculcado firmes valores de trabajo y honestidad, de humildad y compasión hacia el prójimo, eso me acompañará toda la vida. Pero con los años y la experiencia uno va soltando tonterías. Me refiero a que las cosas se maduran, que no se pueden cometer los mismos errores siempre. Digamos que sigo siendo la misma Ana Lucrecia, pero ahora sé de donde vienen las cosas y lo que hay que hacer con ellas, que no es poco!


Además de los roles antes mencionados, Ana Lucrecia acaba de debutar en el Palau de las Artes Reina Sofía de Valencia, España, en el rol de Elena de la Opera Mefistófeles de Arrigo Boito, con gran éxito de crítica y público y anteriormente hizo lo propio en la Opera de Frankfurt, encarnando a la Isabel de Valois, princesa de Francia, del Don Carlos de Verdi. En Venezuela es esperado su debut en este rol como también en el de Tosca de Puccini, opera que montará el Teatro Teresa Carreño a finales de este año.

miércoles, junio 15, 2011

Marielys Molina y George Akram, brillan en Broadway

En Times Square siempre es de día. Incluso la noche más oscura del invierno se ilumina gracias a los millares de bombillos que enmarcan los sueños del mundo entero. Justo allí, en el corazón de Broadway, dos artistas venezolanos cuelgan sus nombres de las marquesinas y cada noche hacen soñar al público con sus interpretaciones. Marielys Molina y George Akram han logrado una meta que muchos anhelan y pocos alcanzan: protagonizar un musical en La Gran Manzana.

Broadway con V de Venezuela


Eloísa Maturén elomat@gmail.com / @elomat
Fotografías Luis Cobelo / Nueva York



La ascensión de Marielys


Sube el telón y suena la voz aterciopelada de Frank Sinatra. Se esboza una sonrisa en el rostro de la audiencia: la noche será memorable. Tras algunos compases que sirven para presentar a los diferentes personajes que darán vida a la obra, entra al escenario una morena de cabellos revueltos y andar felino. Es la más pequeña en estatura del grupo, pero sin poder evitarlo, los ojos irremediablemente empiezan a seguir su andar. Marielys Molina interpreta el rol de Kate, una mujer sexy, hermosa, chispeante y llena de energía. Es primera figura en el musical Come Fly Away y lo vive con la comodidad de su propia piel.

Molina empezó a estudiar ballet con Xiomara Vasconcellos, quien fue su mentora y maestra.

Siempre supo que su vida sería bailar. A los 16 años conoció el jazz cuando audicionó para el ballet de RCTV y fue amor a primera vista. "Casi al mismo tiempo conocí a Anita Vivas y a Antonio Drija. Con ellos descubrí lo que era Broadway. Justo en ese momento entendí que un musical involucra todos los estilos de danza, además de actuar y cantar, así que dije: esto es lo que yo quiero hacer".

Broadway se convirtió en un anhelo, por lo que empezó a considerar la idea de lanzarse a la aventura y probar suerte. "Recuerdo que lo conversé mucho con Anita Vivas y ella sólo me decía `Nueva York es tu lugar’. Me costó mucho tomar la decisión porque no quería dejar a mi familia, pero finalmente empaqué mis maletas". En el año 2000, aterrizó en la Gran Manzana.


Los comienzos suelen ser adversos. "No tenía mucho dinero y además no hablaba ni una palabra de inglés. Yo ni siquiera sabía que `Hi’ y `Hello’ significaban lo mismo", cuenta, sonríe ampliamente y se detiene un segundo a recordar como si estuviera reviviendo aquellos momentos. "Pero no tuve miedo. Tuve la sensación de que finalmente había llegado al lugar que debía".

Mientras se adaptaba a su nuevo hogar, empezó a trabajar en un show pequeño fuera de Broadway apoyándose en la danza, ese lenguaje universal que no conoce las barreras del idioma. "En esa época empecé a trabajar en un Dunkin Donuts y a veces no entendía lo que pedían los clientes, pero con señas resolvía", agrega entre risas.

Así llegó la primera oportunidad: una beca que obtuvo en el Broadway Dance Center, una de las escuelas más importantes de Teatro Musical de la ciudad.

"Gracias a eso pude tener clases durante seis meses de los más diversos estilos, cosa que no habría podido hacer por mi cuenta porque las clases eran muy costosas.

Así pude entrenarme y conseguí mi primera audición. Era la primera vez y no tenía nada preparado. Creo que el tema que canté fue `Cumpleaños feliz’ en español".

La prueba dio resultado.

"Conseguí mi primer trabajo en Broadway, el espectáculo se llamaba Swing y el estilo era de baile de salón. Luego de una temporada en Nueva York, empezamos una gira que nos llevó por muchas ciudades de Estados Unidos".

Uno de los momentos más difíciles fue afrontar el final de ese primer contrato. "Te empieza a agobiar la incertidumbre.

Sólo puedes pensar en que no tienes trabajo". Para ocupar su tiempo empezó a estudiar hiphop y encontró un nuevo cauce para su talento. "Comenzó una temporada muy enriquecedora en la que tuve la oportunidad de bailar con artistas como Puff Daddy, Beyoncé, Nelly Furtado, los premios MTV, Jay Leno, Saturday Night Live. Después de esa etapa volví a Broadway con un espectáculo llamado Sweet Charity of Broadway, con coreografía de Bob Fosse, otra leyenda del teatro musical".

Antes del musical en el que ahora destaca, tuvo un momento de duda. "Justo antes de empezar, se presentó una disyuntiva en mi vida", cuenta la bailarina venezolana. "A mí me gusta mucho cocinar así que pensé que de pronto era buena idea ponerme a estudiar para ser cocinera".

Sin embargo, Molina decidió dejar los fogones a un lado por el momento y se presentó a una audición tras recibir una llamada de la coreógrafa Twyla Tharp, una de las figuras más reconocidas de la danza a nivel mundial.

"Yo había perdido la oportunidad de trabajar con ella en 2003. En ese momento estaba arreglando los papeles. Desde entonces me quedé con las ganas de bailar sus coreografías y la vida me dio un segundo chance. Me fui a la audición y al principio me sentí un poco fuera de lugar. Todos eran bailarines de las compañías más importantes de Nueva York: American Ballet Theatre, el New York City Ballet. Por un instante pensé: `¿Qué hago yo aquí?’ Pero mi instinto fue seguir adelante. Me llamaron a otra audición y a los pocos días me dieron la noticia de que había quedado en el show". A estas alturas, puede hacer un balance. "He sido muy afortunada. Ahora, después de 10 años, tengo la certeza de que cuando termina una etapa, hay otra nueva oportunidad esperando a la vuelta de la esquina y lo único que hay que hacer es mantenerse trabajando en lo que se ama.

Cada día es una nueva aventura.

Trabajar en Broadway es una experiencia enriquecedora desde todo punto de vista porque te enseña a luchar contra tus miedos, a valorar cada vez que sube el telón el tener la oportunidad de presentarte ante el público. Si tuviera que definir Broadway en una sola palabra diría: magia".


Cuando Dios tiene planes


Antes de entrar en el torbellino que ha significado para su vida protagonizar uno de los musicales más importantes de todos los tiempos, West Side Story en el Palace Theatre, la vida de George Akram tenía esa incertidumbre muy propia de los vientos de cambio. Acababa de cerrar su apartamento en Miami y se disponía a emprender un viaje a la costa Oeste a probar suerte en Hollywood, porque actuar siempre ha sido un anhelo. Ese era el plan hasta que recibió una llamada que cambiaría el curso de la historia. Sonó el teléfono y al otro lado de la comunicación se encontraba Marielys Molina anunciándole que el musical West Side Story volvía a Broadway con una nueva producción y las audiciones estaban andando. "Me habló de las audiciones y recuerdo que me dijo `George, ellos te están buscando, sólo que todavía no lo saben’. Pero justo ese día eran las audiciones en Nueva York y yo estaba en Miami, así que me las perdí".

En ese momento, el plan de viajar a Los Angeles pasó a ser el plan Z y la prioridad fue lograr una audición a como diera lugar. "Este es uno de mis musicales preferidos, me gustaba desde niño y formar parte de él fue siempre mi sueño.

Traté de ponerme en contacto con varios agentes de Broadway para que me apoyaran, pero por supuesto nadie me hacía caso".



Como la vida está llena de paradojas, una de esas agencias que en algún momento no devolvió su llamada, hoy representa la ascendente carrera de Akram.

Una mañana, mientras manejaba, recibió la llamada de una amiga que le anunció que una nueva audición para el musical se llevaría a cabo en Las Vegas al día siguiente. "En ese momento hice literalmente vuelta en U y con lo que tenía puesto, me fui directo al aeropuerto, compré un pasaje a Las Vegas con millas porque no tenía dinero y a la mañana siguiente me presenté en la audición. Después de esa, tuve dos audiciones más en Nueva York y cada vez había menos gente. Tras esa cuarta audición me anunciaron que el papel de Bernardo era mío".

En octubre se cumplieron dos años desde que Akram le presta su cuerpo y su alma a Bernando durante ocho funciones a la semana.

"Este es un trabajo muy exigente porque cada vez que sales al escenario tienes que dar el 200%, como si fuera la primera vez. Creo que la única manera de formar parte de Broadway y ser feliz en el intento es hacerlo con amor. Aunque suene cursi, tienes que estar absolutamente enamorado de lo que estás haciendo".

La película West Side Story, o Amor sin barreras como se conoce en español, protagonizada por Natalie Wood, se alzó con 10 premios Oscar en el año 1961. Y en Broadway ha sido uno de los musicales más exitosos de los que se tenga recuerdo.

La vocación de Akram viene de familia. "Yo crecí bailando en la academia de mi mamá y mi papá (Anita Vivas y Antonio Drija) y por supuesto la danza es algo que aprendí a adorar desde que estaba en el vientre de mi madre. El baile lo llevo en la sangre".

El camino para llegar estuvo empedrado. "Llegué a Estados Unidos cuando tenía 17 años, al día siguiente que terminé el bachillerato, y me fui a vivir a Miami.

En algún momento tuve que trabajar disfrazado de Barney, bajo el sol abrasador de Miami. Pero agradezco enormemente esas experiencias. Tengo una foto con mi disfraz de Barney pegada en la nevera para recordar cada día todo lo que he vivido y así valorar lo afortunado que he sido".

Por ahora, seguirá caminando las calles de esta ciudad como un "new yorker" más, pero no descar- ta volver a Venezuela y participar en algún proyecto. "Sé que el cine venezolano ha tenido un auge importante en los últimos años y sería genial pasar una temporada en Venezuela actuando. Me encantaría hacer una película en mi país".



Fuente:
Todo en Domingo

viernes, junio 10, 2011

Reverón, la película de Diego Rizquez

De Reverón se ha escrito y dicho mucho. Y sin embargo, para una gran cantidad de venezolanos, su nombre sigue siendo poco más que una sonoridad. A la mayoría les suena, pero realmente no saben quién es. Si preguntas en la calle, de seguro te encontrarás con gente que reconoce al pintor, al loquito de Macuto, al tipo de la barba y el sombrero que hace poco cumplió 122 años, pero poco más. Si le preguntas al cineasta Diego Rísquez, te dirá que hay más que ver detrás de la barba.


Por Carlos “Caque” Armas
Revista Sala de Espera



“Nuestra historia formal ha olvidado a personajes como él y creo que mi película ayuda a entender mejor al hombre detrás del mito, siento que la gente lo va a querer investigar más después de verla. Cuando hice Manuela Sáenz (2001), ella era sólo un nombre sin rostro para muchos venezolanos y Beatriz Valdés, luego de mi película, se convirtió en ese rostro para las masas, allí redescubrieron un personaje. Creo que el arquetipo de Reverón se va a desmontar con esta película.”


No es primera vez que Rísquez dedica un filme al pintor venezolano más famoso del mundo, ya en 1978 rodó A Propósito de la Luz Tropical y en 1994, Karibe con Tempo, además de obras plásticas donde se revela como todo un “groupie” del artista.

“Me enamoré de su capacidad de crear un universo propio y aislarse en él, allí en su refugio, El Castillete. De eso y de su relación con Juanita, una relación nada convencional; su formación con los grandes, su período blanco (…) Por primera vez en el continente se pone un artista a la orilla del Caribe y llega a una antítesis de lo que se creía era el colorido caribeño: El blanco domina todos los colores. Es algo que sólo percibe el que ha vivido ahí. Todo es visualmente muy interesante.”

Para Rísquez, plantearse una película biográfica sobre un personaje que realmente existió, implica buscar todo sobre ese personaje. Vio “pa? tras y pa? lante”, en cámara lenta, cámara rápida y cuadro por cuadro los documentales de Margot Benacerraf (1952), Roberto Luca (1945) y Edgar Anzola (1934); detalló las fotografías de Boulton y Razzeti; tripeó con el libro Los Fantasmas y Demonios de Armando Reverón de Calzadilla, leyó la entrevista que le hizo Oscar Yánez antes de su muerte y encima de toda esa investigación, le puso el toque Rísquez.


“Tampoco la película pretende ser una biografía, no soy historiador. Hay libertad creativa pues me interesa que hayan varios niveles de lectura, el primario, para la gran mayoría del público y otro, con un poco más de guiños para el que sabe y ha leído de Reverón.”

- Dices no ser historiador y sin embargo, tus últimas tres películas han sido sobre personajes históricos venezolanos. No eres el único, el biopic y la épica venezolana han gozado de cierta popularidad los últimos años, ¿A qué crees que se debe esto?

- Desde 1999, cuando llega Chávez al poder, hay como una vuelta al siglo XIX. Si hay una constante en mi filmografía, es que en todas mis películas estoy buscando una identidad del país, una inquietud de buscar en nuestro pasado para entender nuestro presente. Quiero que nuestra filmografía hable de nosotros y si alguien ha sido pionero en visitar cinematográficamente el siglo XIX, he sido yo.

Sus próximos proyectos puede que tampoco se distancien mucho del tema. Luego de Reverón, Rísquez planea abarcar el tema de la resistencia indígena pero como una ópera.


Castillete en Todasana

Las películas de Diego Rísquez siempre han estado ligadas a las artes plásticas y él mismo dice haber sustituído el pincel por la cámara. Algunos recordarán aquel cameo que realizó en su Francisco de Miranda, donde pintaba in situ el famoso cuadro de la firma del acta de independencia mientras Luis Chataing y Tareck William Saab hacían cola para firmarla. Tan kistch como suena, es innegable que Rísquez ha sido constante con su estilo cinematográfico, firmemente ligado a su faceta de director de arte. Por eso Reverón le cae como anillo al dedo.

Luego de la tragedia de Vargas en 1999, El Castillete de Reverón quedó totalmente destruído. Diego Rísquez, con dinero de su propio bolsillo, tardó dos años en levantar una réplica en Todasana, que al ser visitado por la cineatsa Margot Benacerraf, que vivió en el Castillete original, dijo: “No es el castillete, pero en atmósfera, se siente como si lo fuera”.


Luigi Sciamanna, El Hombre Detrás de la Barba y el Pumpá

En los setenta y ochenta, era difícil encontrar una cinta donde no estuvieran Miguel Ángel Landa y Orlando Urdaneta. En ese entonces, ellos eran las superestrellas del cine venezolano. Hoy ese título recaería sobre Edgar Ramírez, Erich Wildpret y muy de cerca, repuntando de manera constante, un actor cuyo trabajo no pasa desapercibido. Luigi Sciamanna, quien se ha hecho un nombre a cuenta de una gran cantidad de papeles secundarios que se roban el show y el protagonismo en obras de teatro y el telefilm Sucre, donde interpretó al mismísimo Gran Mariscal.

A pesar del pelero facial que siempre ha caracterizado a Reverón, sonaba extraño imaginarlo siendo interpretado por un actor calvo. Rísquez tenía sus dudas, pero no fue hasta que lo vio actuando con barba en la obra de teatro Los Productores, que quedó convencido de que podía meterse en la chiva de este mítico personaje.

“Luigi es renacentista, es capaz de todo. Canta y escribe obras de teatro. Además ya había hecho un gran papel en mi Francisco de Miranda”, Cuenta Rísquez, “Él tiene unos rasgos físicos tan característicos, que nunca le dan un rol protagónico, pero es un gran actor. No se parece en nada a Reverón, es calvo, nariz aguileña, ojos de otro color, pero conseguimos una gran maquilladora española. Luigi hasta escribió parte del guión, de ahora en adelante tendremos una relación Scoresse/De Niro.”

Para Luigi, la experiencia significó un viaje por vías paralelas entre las demandas físicas y las demandas intelectuales y emocionales del personaje. “Abordas el personaje con la decisión de quien se lanza al mar desde un acantilado. Reverón es un viaje hacia el laberinto, la profundidad, la sombra, la enfermedad, el amor, el dolor, la creatividad, la luz, la religión, el mito, la familia, la naturaleza, la amistad, la locura. Muy intenso, muy intenso. Tanto física como espiritual, emocional y psicológicamente. El intercambio con Diego Rísquez, Sheila Monterola, el equipo técnico, mis colegas actores Diana Volpe, Héctor Manrique, Antonio Delli, Adrian Delgado, Anabela Troconis, MIrtha Borges, Luís Fernández, Prakriti Maduro. Los sonidos de la naturaleza; el mar, el sudor; la disciplina del trabajo; la camaradería; la vegetación; la gente de Todasana (...) Cuando abordas el personaje en el set lo llevas a otra dimensión.”

- Tus aportes a la escritura del guión, ¿Fueron hechos de forma conjunta con el guionista Armando Coll o consistió en aportes posteriores a su entrega final?

-Recibí el personaje en 2009 y no fue sino hasta marzo 2010 cuando por sugerencia de Marialejandra Yépez, asistente de dirección y script, que Diego se decidió a que participara como co-guionista. El trabajo lo hice a solas. La primera etapa de escritura corresponde a Armando Coll y Diego; la segunda me corresponde y Diego siempre supervisando. La mayor parte del trabajo consistió en reestructurar al personaje central, ahondar en su relación con Juanita, los amigos que lo frecuentan y agregar algunos personajes que en la primera versión no existían. La estructura escrita por Coll tiene la virtud de estar basada en las acciones más que en el diálogo, incorporó la radio como referente del “afuera” y esbozaba un Reverón más silente que parlante y ante todo ejecutante. Muy valioso. Cuando entré como guionista el trabajo se hizo bajo enorme presión por el poco tiempo. Llegó un momento en que estaba desesperado por dejar de ser guionista y volver a ser actor porque, aunque parezca una enorme contradicción, para escribir debí distanciarme del personaje, para verlo desde afuera y proyectarlo dentro de su espacio, sus amigos, el entorno. Además de que no me gusta escribir bajo presión; me causó bastante angustia, pero reconozco que fue un ejercicio maravilloso, que me permitió desde la hoja escrita blindar al personaje.


- También Reverón te ha permitido mostrar tus dotes de cantante…

- Cantar el tema de amor de Reverón es algo que ni en mis sueños más delirantes habría podido imaginar. Todo fue producto de la presión. En el lugar donde se escucha ahora la canción Niña Dulce iba otro tema, pero los derechos de la disquera para usarlo no terminaban de salir. Fue entonces cuando aAlejandro Blanco Uribe, compositor de la música de la película, se le ocurre la idea de ponerme a cantar. En una semana agarré unos viejos intentos de poesía que tengo guardados y combinándolos con las imágenes de la película escribí la letra de la canción (…) Me gustaría cantar más. Creo que soy un buen crooner. En efecto mi repertorio es el jazz. Lo creas o no (risas).

- ¿El mayor reto de esta producción para ti?

- Interpretar a Reverón, co escribir, componer, cantar...¿Qué más quieres? Me faltó sólo interpretar a Pancho, el mono de Reverón.









Otras fuentes:
Reveron



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miércoles, junio 08, 2011

Jose Luís Gómez Rios, Venezuela brilla en Fráncfort

El director de orquesta de 32 años de edad, nacido en Venezuela es el quinto ganador de la Competencia Internacional de los conductores de ' Sir Georg Solti . José Luis Gómez Ríos se presentó en público en un oncierto en la Antigua Casa de la Opera de Frankfurt contra los otros dos finalistas.


Ana María Hernández G.

EL UNIVERSAL

jueves 16 de septiembre de 2010

Su nombre es José Luis Gómez, tiene 32 años, es director de orquesta, y el pasado 12 de septiembre fue galardonado con el Primer Premio del V Concurso Internacional para Directores de Orquesta Sir Georg Solti, que tuvo lugar en el auditorio Alter Oper de la ciudad alemana de Fráncfort, y ante un aforo de 2.500 personas.

Es la primera vez que un venezolano obtiene el galardón, que, además del monto de 15 mil euros, le brinda a José Luis Gómez la oportunidad de dirigir las orquestas de la radio y de la ópera de Fráncfort.

-¿Cómo llega a la dirección orquestal?
-La dirección fue siempre una inquietud que surgió desde que era muy pequeño, sobre todo porque he tenido la grandísima oportunidad de empezar saboreando lo maravilloso que es tocar en un conjunto orquestal, en mi caso como violinista. Luego empecé a estudiar dirección, afortunadamente bajo la tutela de un gran maestro como Lü Jia, quien me ha inculcado claros fundamentos técnicos, pero además profundizando una grandísima sensibilidad y sobre todo comunicación con la orquesta.

-Dicen que los maracuchos son versátiles en la música, que hacen de todo... ¿Usted cultiva también lo popular?
-Mi amor por la música ciertamente no se queda solo en la música académica, ¡ni mucho menos! Me encanta la música popular venezolana. De hecho, con Alexis Cárdenas, que es un gradísimo amigo, he tenido la ocasión de tocar e improvisar juntos. Y también me encanta el jazz, el pop y... ¡hasta el heavy metal! ¡Soy un fan incondicional de Iron Maiden!



-Va a debutar dirigiendo ópera. ¿Qué le atrae de este género?

-He tenido la suerte de que mi maestro, el director de origen chino Lü Jia, es un experto en la ópera. Y con él he trabajado este género que me atrae muchísimo, ya que es una suma fantástica y sublime del teatro y la música. Es un trabajo muy duro, pero que supone una satisfacción y realización únicas. Pero tengo mucha ilusión, porque es posible que se materialice en enero del próximo año en Italia con Le nozze de Figaro de Mozart.

-Con este premio en sus hombros, ¿cómo vislumbra su futuro? ¿Concursará para un puesto fijo en alguna orquesta?

-Con diferentes oportunidades que me van surgiendo y más aun con el honor que supone haber ganado el concurso Solti, proseguiré ampliando mi experiencia y capacidades en el campo sinfónico, que es afortunadamente un campo que conozco bien desde mi época como instrumentista; así como con la experiencia que me dejó ser miembro de la Orquesta Sinfónica de Tenerife y además de haber sido miembro de la Gustav Mahler Juggend Orchester en la que pude trabajar bajo la batuta de grandísimos maestros como Claudio Abbado, Mariss Jansons, por citar algunos. Ahora todo lo que viene es trabajar duro, aprender, mejorar y, sobre todo, siempre disfrutar de hacer música en conjunto.

-¿Cuánto pesa la figura de Gustavo Dudamel?

-Gustavo Dudamel es una inspiración constante para todos nosotros, es sin duda una clara imagen de la genialidad hecha persona, de la simplicidad y humildad de alguien que siente la música más allá de las fronteras. Para nosotros lo directores jóvenes es un ejemplo a seguir y es garantía de que un arte como la música que ha existido durante siglos seguirá existiendo y acercándose a más y más personas. Creo que todos vamos en su dirección, porque él es sin duda referente e ideal de dedicación y espontaneidad.



amhernandez@eluniversal.com




Gloria y vida


EL UNIVERSAL

jueves 16 de septiembre de 2010
- En esta edición del Premio Solti participaron 576 aspirantes de 75 países. El jurado estuvo formado por sir Roger Norrington y el pianista y director Christian Zacharias.


- José Luis Gómez nació en Maracaibo, Venezuela. Realizó estudios musicales en su ciudad natal y en la Manhattan School of Music de Nueva York. Fue concertino de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Zulia y de la Sinfónica de Maracaibo. En 1998 se traslada a España, donde es miembro de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, dirigida por su maestro Lü Jia, de origen chino.



Sin olvidar sus raíces

Noticiero Cultural


José Luis Gómez Ríos se presento en el auditorio “Alter Oper” ante 2.500 personas (Foto: Anna Meuer)

José Luis Gómez Ríos nació en Maracaibo, donde inició sus estudios de violín formando parte del Sistema Nacional de Orquestas. Perteneció a las Orquestas Sinfónicas del Zulia y de Maracaibo y fue concertino de la Orquesta Sinfónica Juvenil de esa región.

Es de familia española, por lo que cuenta también con dicha nacionalidad, pero nunca olvida sus raíces. “Es un verdadero honor poder llevar el nombre de nuestro hermoso país por todo el mundo, y sobre todo el cariño tan especial que representa la tierra que me vio nacer y crecer”, comentó Gómez Ríos, “de momento mi actividad está localizada aquí en Europa, pero me encantaría y enorgullecería poder participar en algún proyecto en mi querido país”.

“Todavía recuerdo mis primeros ensayos con la Orquesta Juvenil del Zulia, recuerdo nuestra primera gira a Caracas en la que yo era el violín concertino y haber tenido el honor de conocer al Maestro José Antonio Abreu, quien es el genio absoluto de este proyecto que es referente mundial y un orgullo para todos nosotros”, afirmó que ha seguido ”con muchísima ilusión y admiración la evolución e impacto mundial” de El Sistema, además de sentirse orgulloso por haber formado parte del mismo.

Para él, el auge de la música clásica gracias a El Sistema venezolano “es el más bello fruto del trabajo, ahínco e ilusión que día tras día demuestra lo maravilloso de la música, lo maravilloso que es crear y compartir un arte que no solo se queda en las grandes y pomposas salas de conciertos del mundo, si no que llega a cada uno de los rincones y corazones de todos los Venezolanos”.

Fuentes:
El Universal
Noticiero Cultural
Deutscher Musikrat