jueves, abril 26, 2012

Rostislav Ordovsky-Tanaevsky Blanco, el venezolano que conquistó Rusia

Nació y creció en Venezuela, tiene 400 restaurantes en la ex Unión Soviética. Allí introdujo el sushi, la comida española y la suiza, el servicio a domicilio y hasta las primeras pizzerías al horno de leña.

Llamarlo "el zar de los restaurantes" sería obvio, pero atinado. Rostislav educado en Venezuela­ logró hacer negocios antes y después de la extinta Unión Soviética, con miras a abrir su local número 400, aquí cuenta su increíble y desmesurada historia.

Magaly Rodríguez - Todo en Domingo ­
Fotografía Katherine Di Turi / Londres
mrodriguez@el-nacional.com


Su papá leyó la carta firmada por la dirección del colegio y se asustó. Con apenas nueve años, su hijo Rostislav ya era un pequeño magnate. La misiva era clara e inquietante: "Estimados padres: Nos parece razonable que su hijo reciba una mesada, pero nos preocupa que quizás sea demasiado dinero".

Sin embargo, no eran sus padres quienes se lo daban. "¿Qué estás haciendo tú? ¿De dónde sacas tanta plata?".

El pequeño Rostik había conseguido el santo grial de los negocios. Una inversión perfecta en la que no había costos, sólo ganancias. "Mi familia tenía un mini centro comercial en la Av. Andrés Bello que se llamaba Cadenas Comerciales. Era como una tienda por departamentos repartida en varios locales. Mi papá mandaba a hacer cunas, les decoraba con calcomanías de Disney y las vendía. Un día le agarré diez calcomanías, se las vendí a mis amiguitos y como me fue buenísimo, seguí haciéndolo". El floreciente negocio llegó a su fin cuando Rostik comenzó a gastar sin pudor y a manos llenas sus jugosos dividendos. "Ahí mismo me iba a la cantina y le compraba chucherías a todo el mundo. ¡Pidan, que yo brindo!", se ríe.


Lo suyo, asegura, siempre ha sido emprender. Hijo criollo de una ama de casa española y un odontólogo yugoslavo ­que llegó a Venezuela temiendo las represalias del régimen stalinista­ Rostislav Ordovsky-Tanaevsky Blanco estudió su bachillerato en el liceo militar Gran Mariscal de Ayacucho y se graduó como ingeniero químico en la Universidad Simón Bolívar. "No porque tuviera una vocación especial, sino porque sabía que el futuro aquí era el petróleo", reconoce. Al término de su carrera ya estaba ocupándose de sus primeros negocios, con venta de productos electrónicos, ropa juvenil y hasta una fábrica de lentes de contacto. Luego se alió con la Walt Disney Company para subtitular y comercializar sus películas en Venezuela e inició negocios con Kodak para impulsar el mercado del VHS en el país.



Para Rusia con amor.
 Fue en el marco de un festival de cine como se le presentó la invitación a viajar a la Unión Soviética. Era 1984.

Tenía 25 años. "Estaba emocionadísimo porque siempre había soñado ir. Además sabía el idioma porque mi mamá siempre se empeñó en que yo tenía que hablar la lengua de mi papá también".

Dos cosas lo marcaron. Una, la escasa oferta de restaurantes. "Un día decidí conocer Moscú por mi cuenta y me hice el enfermo para deshacerme de la guía-chaperona que le asignaba el gobierno a los ejecutivos extranjeros, y que seguramente le reportaba a la KGB.

Por si acaso, cargaba un carnetico casero de prensa que me había hecho yo mismo en Caracas. Salí a comer y todo estaba cerrado.

Un local tenía un cartel que decía `Día de higiene’. Otro decía `No hay asientos’ y el local estaba vacío. El más absurdo decía `cerrado por almuerzo’. En uno por fin me dejaron pasar y de las diez páginas del menú, sólo tenían cinco platos".

Luego no halló dónde comprar un rollo de fotos. "Lo que conseguí fue un tipo de película rarísimo y muy viejo. Cuando me lo traje a Caracas y lo quise revelar, la Kodak me dijo que ese tipo de película estaba descontinuado desde la Segunda Guerra Mundial, que lo llevara a revelar donde lo compré. O que si acaso, a lo mejor en Cuba. Me pareció insólito". Moviéndose rápidamente y aprovechando su manejo de la cultura y el idioma, el empresario logró organizarse e inaugurar en Moscú la primera tienda Kodak. Con ella, introdujo en plena Unión Soviética el revelado de una hora y masificó la fotografía a color. Con el tiempo, su local se clonaría en 400 más, pero la espinita de los restaurantes seguía clavada. "Aunque yo no sabía ni pío de negocios de comida, se me ocurrió que podíamos llevar Tropiburger a Rusia. Fui con el dueño a Moscú para evaluar cómo hacerlo, pero él mismo se dio cuenta de que era un mercado demasiado grande".



Le sugirieron que hablara con Burger King. Mientras tanto, viajaba con frecuencia a París con funcionarios rusos en plan de negocios. "Siempre terminábamos en una tasquita española que yo conocía y se volvían locos. Las tapas, los mariscos, todo les encantaba". A dos años de negociaciones sobre su potencial entrada en Rusia, Burger King cambió de dueños. Los nuevos se rajaron. Frustrado, Ordovsky-Tanaevsky se empeñó en montar un restaurante por su cuenta en un local de ensueño: la mitad del lobby del Hotel Moscú. Pidió permisos y convocó a un constructor venezolano.

En una entrevista para la revista Forbes, relata que era muy complicado hacer contratos bilaterales. "Este constructor se entusiasmó y dijo que se quería asociar conmigo. Le dije que sí.

Volvió a Caracas, me construyó el restaurante completo, lo desarmó en piezas ­imagínatelo tal cual: techos falsos, barra, muebles, cocina, todo­, lo llevamos en un container a Rusia y en dos semanas ya estaba montado.

Los rusos estaban en shock". En shock pero expectantes, seguramente. En julio de 1990, el nuevo restaurante del Hotel Moscú era una tasca española.




Así como yo.

Tras el éxito de El Rincón Español, le siguió Le Chalet. "Me inspiré en el estilo del restaurante El Chalet, ése que quedaba en el Hotel Crillon de la avenida Libertador. Fue el primer restaurante fino de Moscú; comida suiza con carta de vinos y demás. En el primero habíamos introducido el jamón serrano y el queso manchego. Con este trajimos a Rusia la ensalada César, la crêpe suzette, el fondue, el steak tartar", relata. La cortina de hierro caía y Ordovsky-Tanaevsky seguía soñando con una cadena de comida rápida. "Como en ese tiempo llegó McDonald’s, me decidí por el pollo frito y me inspiré en Arturo’s. Hasta el arquitecto que les hizo los primeros locales me lo traje. Le puse Rostik’s, como yo. Con apóstrofe-ese, para darle glamour".

El primer local de Rostik’s abrió sus puertas en 1993 en el centro comercial Gum, situado frente a la Plaza Roja. Su elegante arquitectura contrastaba con las coloridas bandejas de pollo y papas fritas. Cuando KFC intentó entrar en la economía rusa, se encontró con que Rostik’s ya había cautivado su nicho con una marca nacional. "El problema es que Rusia es un mercado inmenso. Empezar desde cero y crecer con el ritmo adecuado es muy complicado". Ante la imposibilidad de desplazarlo o destronarlo, a KFC no le quedó otro remedio que aliarse con Ordovsky-Tanaevsky y crear una marca conjunta, Rostik’s-KFC. El empresario le vendió su cadena a Yum! Brands ­dueña de KFC­, el año pasado. "Fue muy emotivo porque lleva mi nombre y pronto se lo van a quitar. Pero ellos iban a poder hacerla crecer más que nosotros, que estamos más ocupados con otras cadenas de comida casual", dice resignado.





Después de Rostik’s, fundó Il Patio Pizza ­con comida italiana y pizzas a la leña­ y Planet Sushi, de comida japonesa. Pionero en ambas cocinas, suponemos, antes de preguntar. "También, sí.

En Rusia no había nada de nada en materia de restaurantes, ¿qué hace uno?", acota divertido. Luego llevó a suelo ruso franquicias como T.G.I Friday’s. Para 2012, calcula que probablemente alcance la marca de los 480 restaurantes.

Con los años, Ordovsky-Tanaevsky introdujo novedades como el servicio de delivery y el Wi-Fi gratuito en restaurantes. En 1994 creó el primer programa de leal tad con puntos de la región y tiene también negocios en la industria de los bienes raíces y el turismo rusos. Hoy, a sus 52 años, busca el formato ideal para consolidar la introducción de hipermercados de salud. En alianza con Locatel, ya abrió dos en Rusia.

¿No es demasiado ya? ¿No se cansa? "Es que lo mío es emprender, crear, inventar. Veo oportunidades donde otros no las ven y soy medio loco. Mi umbral del `dolor al riesgo’ es bajo. En parte me ha ido bien porque me rodeo de gente muy preparada como Pedro Burelli y Willy Tischenko que me han apoyado mucho; yo sé que no soy un buen gerente, sino un buen líder". ¿No se siente ni un poquito culpable por haber elevado el colesterol de los rusos a punta de pollo frito, pizzas y costillitas? "En realidad no. Me satisface haberles dado la oportunidad de comerse algo sabroso, en un ambiente bonito y con un servicio de calidad", opina solemne. Luego se queda pensativo y se echa a reír. "¿El colesterol? No, chica... El colesterol que se joda".



Fuente: Todo en Domingo



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jueves, abril 12, 2012

Dos venezolanos ganan premios de la Ópera de Berlín

Un evento que se encarga de reconocer la obra y el trabajo de los mejores músicos académicos de todo el mundo.
Los compositores José Baroni y Luis Ochoa conquistaron los galardones.  Ambos compositores venezolanos acaban de ganar el Concurso Internacional de Composición de Música de Cámara Sonido del Mundo - 5 Países Latinoamericanos, organizado por la Ópera Alemana de Berlín. Baroni consiguió el primer lugar y la oportunidad de que su obra sea tocada por los integrantes de la Ópera.





La prestigiosa Opera de Berlin ha laureado con el primer premio al compositor venezolano José Baroni en el marco de la más reciente edición del Klang der Welt (Sonidos del Mundo) de la Opera de Berlin.


"Yo tengo una amiga en España y ella fue la que me motivó a participar, me dio toda la información correspondiente y estimuló para que concursara. Entonces aproveché el asueto de año nuevo para terminar de componer, y finales de enero envié mi obra sobre música de cámara latinoamericana", indicó Baroni.

Para su sorpresa hace 2 semanas le informaron que había ganado en el primer lugar del concurso, "es la primera vez que participo en una competencia y me quedé anonadado cuando supe que mi composición había ganado", dijo.

La obra con la que participó el también docente del conservatorio José Reina y la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), es para tríos: clarinete, violín y violoncello. "Mi pieza posee varios cambios de timbres que al pasar de un instrumento a otro, hace que un momento determinado no se sepa cuál es el que está sonando", afirmó.

Asimismo, manifestó que Venezuela ha sido noticia en el mundo musical por las orquestas o directores "pero ahora también nos destacamos los compositores, y este premio deja el nombre de mi nación muy alto", aseveró.

El compositor recibirá el galardón el próximo 6 de junio en Alemania, y durante el acto de entrega del premio podrá disfrutar de su obra ejecutada por la Ópera.

La música de José Baroni refleja sonidos que se entretejen a través de oscilaciones tímbricas capaces de desencadenar una atmósfera intimista, muy particular. Esta característica le ha permitido conseguir el reconocimiento de grandes instrumentistas de Francia, Alemania y España, quienes han interpretado sus piezas. Tal es el caso de músicos como Pierre Strauch, Dimitri Vassilakis, Jean-Jacques Dünki, Kristiina Juntu, Pablo Gómez, así como Los ensambles Aleph y la Ópera-Nova de Zürich. Desde el año 2001 el compone y realiza arreglos que son estrenados en tanto en Venezuela como en Europa.



Sus obras, que parten de estructuras sencillas hasta estructuras densas y complejas, mantienen una constante retroalimentación, permutándose y amplificándose en un tejido sonoro más dinámico. En Venezuela, su trabajo se ha dado a conocer gracias a su continua colaboración (desde 1997) en el Festival Atempo, mientras que en Francia, su trabajo ha sido ejecutado por músicos de envergadura durante diversas ediciones del La Nuit d’Atempo en Paris.

Actualmente, José Baroni realiza trabajos de musicalización y composición para audiovisuales y obras de teatro. Imparte clases de Armonía, Contrapunto e Historia de la Música en diferentes instituciones musicales.

Fuente: Marys Hertiman

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José Ochoa ganó el tercer lugar con la pieza Ritus, que se encuentra basada en la ritualidad de los aborígenes. En la obra el maestro de la composición representa sin mayores detalles programáticos un rito que tiene lugar en la noche amazónica en el que el Shamán, junto al resto de la comunidad, invoca a sus Dioses mediante un código de pocas notas musicales, como clave para entrar en aquellos espacios inaccesibles a la "cultura civilizadora" y que se mezcla con otros planos.

Fuente: El Universal

sábado, abril 07, 2012

Helena Ibarra ganó el premio Gourmand Award

La chef venezolana fue reconocida por su libro Cocina Extra-ordinaria.

Premiada en la categoría Woman Chef, Helena Ibarra recibe el premio en París, Francia, destacándose entre el resto de la nominaciones

EL UNIVERSAL
martes 6 de marzo de 2012

La chef venezolana Helena Ibarra coloca sus siglas en el gran podio de la gastronomía francesa e internacional con su premiación en los Gourmad Awards. Situando su nombre y apellido como la mejor chef según el jurado de este premio, Helena a conseguido el sueño de muchos y el propio por la publicación de su libro Cocina Extra-ordinaria.

"Ha sido -comenta Helena Ibarra desde París- una competencia difícil, los galardonados son chef muy acreditados y las ediciones de los libros participantes son de gran factura. No obstante, no debo más que estar feliz y compartir este premio con el equipo que hizo posible este libro Cocina Extra-ordinaria, patrocinantes y Venezuela. La gastronomía venezolana y nuestros sabores e ingredientes estarán ahora en boca de todos estos especialistas. Lista estoy para asumir el Show Kitchen".

Editado por Villanueva Editores, la Cocina Extra-ordinaria de Helena Ibarra, reúne un cúmulo de recetas en las que ha trabajado durante treinta años detrás de los fogones. En estas páginas da cuenta de ingredientes, cantidades y procedimientos.
Estas recetas se acompañan de una cartera de fotógrafos profesionales, quienes han aportado con su óptica angular un enfoque inédito a las recetas: Rodrigo Benavides, Andrés Manner, Federica Rodner, Marco Aguilar y Fran Beaufrand revelan setenta y cuatro recetas en cinco capítulos que documentan cronológicamente la evolución del planteamiento gastronómico. Esto y más, perfeccionado por el trabajo meticuloso del diseñador Alvaro Sotillo, quien ha hecho de esta publicación un libro-objeto.

El Gourmand Cookbook Awards ha valorado estos atributos y por ello ha seleccionado el libro la Cocina Extra-ordinaria, de Helena Ibarra, como la publicación más relevante de cara al jurado internacional. De un total de 162 países participantes en 2011, el Gourmand Cookbook Awards ha escogido 71 países, considerando contar entre sus invitados a autores, chef, periodistas y editores.

El Gourmand Awards es considerado un sitial de honor para la gastronomía. Tiene sólo 505 butacas para recibir a nominados e invitados especiales. Es un teatro con mucho glamour, creado en 1869 en Paris. Es un music hall cuya fama y popularidad alcanzó su auge entre 1890 y 1920. Personalidades como Loie Fuller y Josephine Baker de the EEUU, y Maurice Chevalier y Mistinguett, de France, hicieron historia en este escenario
Gourmand Cookbook Awards
Para cerrar la velada Helena Ibarra estará presente en el Show Kitchen, donde ofrecerá una demostración de pasapalos, platos criollos y disponiendo de una degustación con sabores genuinos venezolanos que buscan sublimar la calidad de los productos de nuestra tierra

Helena Ibarra abrió las Ventanas de la Cocina Venezolana al Mundo








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Otras libros venezolanos que compitieron en los premios Gourmand

Nuestra Carne, de Otto G. Gómez Pernía.


Sabores Conversos entre Envueltos y Rellenos de Beatriz Sánchez de Mizrahi

domingo, abril 01, 2012

Miguel Ángel Cegarra: No conozco el mundo sin música


Miguel Ángel Cegarra ganó el Concurso Nacional de Música de Francia


El violonchelista venezolano de 13 años participó en la categoría de adultos, del certamen que ya lleva 29 ediciones, en la ciudad francesa de Lempdes.

Ana María Hernández G.  |  EL UNIVERSAL
sábado 31 de marzo de 2012  04:15 PM
El joven violonchelista venezolano Miguel Ángel Cegarra, de 13 años, acaba de ganar el primer lugar del 29° Concurso Nacional de Música realizado en la ciudad de Lempdes (Francia), en la categoría de 25 años.

Su maestro, Phillipe Müller, le indicó a Cegarra que en virtud de su nivel tenía que participar en esa categoría, por lo que renunció a participar en las categoría de 13 ,15 y 17años, es decir, las que por naturaleza le correspondían.

El repertorio seleccionado para el certamen fue el segundo movimiento del "Concierto en Re para violonchelo y orquesta" de Édouard Lalo, y la sonata "Requiebros", para violonchelo y piano de Gaspar Cassadó. Al finalizar su interpretación, los cuatro miembros del jurado quedaron altamente asombrados por "la brillante ejecución, versatilidad, pasión,facilidad y emotividad con la cual interpretó el repertorio".

Al momento de entregar el diploma, una de las integrantes del jurado particularmente le dijo: "cuando tocaste yo me elevé, me transporté y me impresionó la manera como haces cantar el instrumento".

Este concurso tiene un gran prestigio internacional, porque está avalado por los profesores del Conservatorio de París, quienes fungen como miembros del jurado.

En comunicación telefónica, el joven Cegarra se mostró visiblemente emocionado, y dedicó su premio especialmente al maestro José Antonio Abreu, a quien le agradece altamente haber confiado en su talento y disciplina.

Desde el pasado mes de septiembre, Miguel Ángel se encuentra en París cursando estudios de violonchelo con Müller. En Caracas tuvo su formación bajo el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, de la mano de los maestros Valmore Nieves y Kenny Aponte.
Fuente: El Universal


 

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Miguel Ángel Cegarra, quien acaba de cumplir en diciembre de 2010 12 años. Este jovencito sobresale entre sus compañeros porque tiene un enorme talento y una memoria musical extraordinaria, al punto que a su corta edad ya se ha paseado por escenarios importantes de Europa, Norte y Centroamérica, donde ha dado conciertos con su violoncello solista.

Por Germán Alirio Luna / @galunach
Revista Sala de Espera


En Caracas, y en casi todo el país, se repiten por las tardes caminatas apresuradas de niños y adolecentes, quienes junto a sus representantes cargan con sus instrumentos musicales en el transporte público o por las aceras de calles y avenidas. Estos son los estudiantes que se están formando en el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles, fundado y dirigido por el laureado maestro José Antonio Abreu. Uno de estos niños es Miguel Ángel Cegarra, quien acaba de cumplir en diciembre pasado 12 años. Este jovencito sobresale entre sus compañeros porque tiene un enorme talento y una memoria musical extraordinaria, al punto que a su corta edad ya se ha paseado por escenarios importantes de Europa, Norte y Centroamérica, donde ha dado conciertos con su violoncello solista.




Su padre, Rafael Cegarra, aceptó que el pequeño músico contara parte de las experiencias que, día a día, vive Miguel Ángel.

-¿A qué edad empiezas tu contacto con la música?

-Mi mamá era violonchelista. Me cuenta que, cuando estaba embarazada de mí, me tocaba el violoncello y ponía sobre su barriga música de Vivaldi y Mozart. A los tres años de edad, cada vez que ella tocaba le pedía que me prestara su cello -que era muy grande para mí-, pues yo quería hacerlo también. Entonces mis padres decidieron comprarme un violoncello muy pequeño, que parecía más bien un violín grande. Se convirtió en mi juguete preferido y, desde allí, no he parado de tocar. ¡No conozco el mundo sin música!

-¿Quién fue tu primer maestro y dónde empezaste a estudiar música?


-Mi madre, Karla Monsalve, fue mi primera maestra. Ella se formó en el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles que dirige mi querido maestro José Antonio Abreu. Después, a los cuatro años, comcencé a formarme en el Colegio Emil Friedman con la Maestra Zaida Gómez, y a los siete años entré en la Academia Latinoamericana de Violoncello, dirigida por el maestro William Molina. Desde entonces, he estado bajo la tutela del maestro Valmore Nieves, quien diseñó para mí un programa especial de técnicas y repertorios que me ha llevado a tocar obras muy complejas para mi edad. También tengo el apoyo del maestro Kenny Aponte y de la profesora Olimpia Sorrentino en teoría y solfeo. Somos un gran equipo.


-¿Cuándo y dónde fue tu primera presentación en público?


-Mi primer concierto fue cuando tenía cuatro años en la Sala Mozart del colegio. Recuerdo que estaba en preescolar 1. Allí realicé muchos mini conciertos hasta los siete años. Recuerdo especialmente la primera vez que toque en el Teresa Carreño, a los ocho años. Interpreté un concierto de Vivaldi. También fue significativa una ocasión en la que me dirigió el maestro Gustavo Dudamel, a los 10 años, en el concierto en Do Mayor de Haydn. Han sido grandes experiencias, fueron metas y sueños cumplidos para mí.

-¿De cuál de las audiciones en las que has participado guardas recuerdos emocionantes?

-La de Alemania en septiembre pasado, porque fueron 139 participantes: 99% de Europa y Asia, el promedio de edad era de 21 años y yo, con 11 años, fui el más joven y el único latinoamericano. Participé con los ganadores de premios internacionales como Dai Miyata, de 24 años, ganador del Concurso Internacional de Rostropovich 2009. Era, como se dice, “la crema de la crema” del violoncello. Aprendí mucho, fue súper emocionante para mí escuchar los excelentes y maravillosos comentarios que los participantes y maestros hacían del Sistema de Orquestas de Venezuela. Era increíble y extraordinario ver cómo personas de todas partes del mundo reconocen el estatus musical de Venezuela gracias a la labor de mi querido maestro Abreu. Le doy gracias a él por haber creado este maravilloso sistema, que hizo posible que yo estuviese allí entre los grandes. Eso me motivó y me convenció más de que lo que hay que hacer es, como dice el maestro Abreu, es “tocar y luchar”.

-¿Cuál fue el concierto para chelo y orquesta que pudiste interpretar en forma completa? ¿Dónde y con cuál director?

-Han sido varios. El primero fue el Do Mayor de Vivaldi con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas, bajo la dirección del maestro Dietrich Paredes en la Sala Rivas del Teatro Teresa Careno. Tenía ocho años. También en la Sala Simón Bolívar de la Sede del Sistema de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela.
Tuve la oportunidad de tocar el Do Mayor de Haydn con la Orquesta Sinfónica del Estado Nueva Esparta, bajo la dirección del maestro Alfredo Rúgeles. Fue algo muy especial, ya tenía nueve años y era la primera vez que la interpretaba en público. La pieza, por su estilo clásico, es muy exigente. Muchas personas estaban a la expectativa, pues era la primera vez en Venezuela que un niño de mi edad tocaba ese concierto.

-¿Cuál chelista venezolano admiras más y por qué?

-Admiro y quiero mucho a mi maestro Valmore Nieves por la forma que tiene de darme clases a mí y a los otros niños. Es excelente violonchelista, considero que sabe mucho. Él toca muy bien los solos con la Orquesta Simón Bolívar. También lo admiro porque, con su ejemplo, me ha enseñado disciplina, constancia, valores éticos con los cuales me ha formado para que el violoncello sea para mí una forma de vida. “Valmo”, como yo lo llamo, es también mi competidor en el Wii. Él es del Real Madrid y yo del equipo campeón del Barcelona. Es mi amigo, pero sobre todo, es un ejemplo para mí.



-¿En cuáles ciudades europeas te has presentado y qué recuerdas de esas experiencias?


-Como solista aún no me he presentado. Me gustaría hacerlo pronto. He participado en cursos y clases magistrales en España, Alemania y Francia.

-En tus ratos libres, ¿practicas algún deporte?

-Sí, la natación. La verdad es que me encanta el mar y los deportes acuáticos como el kayak, el snorkel y la pesca. Hago ejercicios todos los días, sobre todo una rutina de abdominales. No quisiera ser un cellista panzón (risas), y trato de jugar fútbol los fines de semana con mis amigos. Eso sí, me cuido mucho los brazos y manos, por lo que nunca soy el portero.

-¿Cuántas horas al día dedicas a los estudios musicales y a los ensayos con el chelo?

-Dedico entre cuatro y cinco horas diarias al violoncello, incluyendo las horas de teoría y solfeo en la semana. Como complemento de mi formación personal, estudio inglés y francés.

-El pasado 3 de diciembre de 2010, fuiste invitado a Canadá para presentarte frente al Primer Ministro, el Gobernador General y altos funcionarios de ese país. ¿Cuál fue la sensación que tuviste esa noche?

-Cuando entré al Rideu Hall para los ensayos y al momento de entregarle al Primer Ministro de Canadá y al Gobernador General la máxima condecoración del Sistema de Orquestas que el maestro Abreu me encomendó entregar, me sentí muy orgulloso y feliz. En ese momento, pensé que mi esfuerzo y horas de estudio siempre tienen una gran recompensa. Era realmente afortunado de estar allí, en esa casa gigante del presidente de Canadá, para tocarle a las altas autoridades. Por un momento, pensé en Gustavo Dudamel, que es para mí el mayor ejemplo de inspiración. Entonces, al sentarme frente al público, di lo mejor de mí. Expresé a través de la música mi pasión y la emoción que yo siento cuando toco.

-¿Por qué utilizas esos lentes de montura de carey tan grandes y de distintos colores?

-Mucha gente me pregunta si son de verdad o son de juguete, pero en verdad tengo miopía. Los colores rojo y azul me gustan mucho porque desde pequeño me ganaba rifas en las piñatas diciendo esos colores. Después, mi querido maestro Abreu me presenta como Spiderman o el hombre araña y muchos en el Sistema así me conocen. Me gustaron estos lentes porque son diferentes y divertidos. Todo el mundo me pregunta sobre ellos. Uso lentes desde los cuatro años y los primeros fueron verdes. Aunque el doctor me dio permiso de usar lentes de contacto, estoy tratando de acostumbrarme a ellos.

Fuente: Revista Sala de Espera