martes, octubre 31, 2006

Amador inolvidable

Su figura en la pantalla lucía enorme, tanto que nadie se imaginaba su estatura de menos de 1,60 metros, su presencia en el escenario se veía tan imponente como su nombre en el cine latinoamericano, y su fama lo hizo brillar de una manera tal, que resplandecía como una estrella con luz propia dentro del constelado universo artístico. Amador Bendayán, con su carisma y personalidad se convirtió en el gran artista sensacional de América.
Nadie como él supo ganarse el cariño del público, su sencillez lo encumbró hacia una inevitable fama, que lo eternizó para siempre en el pensamiento de los telespectadores.
Generaciones pasadas recuerdan aquella voz que irrumpió en los años 30 en la radio nacional, y que años más tarde, producto del esfuerzo, pasó de ser un actor cómico a un artista en el extenso sentido de la palabra.


Amador Bendayán era hijo de inmigrantes marroquíes que llegaron a Villa de Cura, estado Aragua, en 1919. Él vino al mundo un año más tarde, el 11 de noviembre de 1920.
Tras cumplir 8 años, Amador se muda a Caracas con su familia y comenzó a estudiar en el Instituto Bolívar, donde culminó su educación primaria.
El año 1937 fue muy importante para el jovencito de 18, ya que en este momento comenzó a descubrir su interés por el mundo de la farándula y, con su propio dinero, comenzó a pagar espacios radiales que duraban 15 minutos.
Sin mayor suerte siguió con la misma rutina hasta 1939, cuando inicia su participación como humorista en el programa de talentos el Álbum Estelar de la emisora La Voz de la Philco, hoy desaparecida. Entonces, su popularidad creció y llegó al cine venezolano en 1947 en la película Misión Atómica.
El joven actor y locutor apenas comenzaba a saborear las mieles del éxito, su fama se acrecentó con el programa humorístico El Bachiller y el Bartolo (1949-1959), junto al actor cubano Abel Barrio, y con La bodega de la Esquina (1950-1960), ambos transmitidos por Radio Continente y después por Radio Caracas Radio.
El triunfo evidenciado en estos espacios, lo llevaron inevitablemente a la pantalla de la naciente Radio Caracas Televisión, en 1954, donde la imagen acompañó a los programas que ya el público de todo el país, seguía por la radio.
La popularidad llegó a la vida del artista y participó en el cine nacional con Yo quiero una mujer así, Seis meses de vida y Yo y las Mujeres, todas filmadas en los años 50.
Fama mundial La figura de la estrella comenzó a brillar en todo el país y los comentarios de su éxito lo llevaron a México, en plena década de los 60 (siglo XX), donde lo contratan para participar en varias películas: Si yo fuera millonario (1962), al lado de diva María Félix, El Ídolo (1963), Escuela para Solteras (1963-1964), donde compartió roles estelares con José Alfredo Jiménez, los cantantes y actores Antonio y Luis Aguilar, Flor Silvestre y el rey del bolero ranchero Javier Solís, y finalmente, Napoleoncito (1964).
Regresa a Venezuela y se encarga de producir El Reportero y Ok Cleopatra (1970), donde además participó como actor y con la cual cerró su ciclo cinematográfico para volcarse de lleno a la televisión.
La etapa de los filmes fue alternada con la pantalla chica, donde trabajó en programas como The Amador News, que era una parodia de noticiero.
En 1968, los productores de RCTV, teniendo el peligro de perder a Renny Ottolina, le proponen animar una revista musical y nace entonces Sábado Espectacular, programa que se convirtió en el pionero en su estilo en el país.
Por cuestiones personales, en 1971, se retira del espacio y la competencia del canal 2 no pierde el tiempo para llevarse al ya consagrado animador, a quien le ofrece un jugoso contrato. Venevisión inicia entonces, en 1972, las transmisiones de Sábado Sensacional, programa al cual se dedicó hasta el final de su existencia.
Años finales Su estado de salud se vio afectado, en reiteradas ocasiones, como consecuencia de padecer diabetes mellitus, enfermedad diagnosticada con mucha anticipación y que lo llevó varias veces a enfrenarse a la muerte, por lo cual debió dejar varias veces su programa, tiempo en el cual lo sustituían Gilberto Correa, Napoleón Bravo y la actriz Miriam Ochoa.
En medio de estas ausencias, Bendayán conversaba desde el hospital con su público -vía telefónica- durante la transmisión del programa y la sorpresa cuando regresaba, era indescriptible. Se popularizó entonces la frase ¡Ánimo Amador!
Repentinamente, el pequeño grande de América debió dejar el programa, y el público que siempre esperaba por él, jamás sospechó lo que ocurriría. Ya agonizando, Amador llamó al productor de Sábado Sensacional, Ricardo Peña, para que anotara su último mensaje para los espectadores, y que fue leído por Gilberto Correa en un programa especial, tras su muerte.
En la clínica, donde agonizaba, no se permitieron más visitas que la de sus familiares y amigos cercanos. Todas las ganas de seguir viviendo, se desvanecieron el 4 de agosto de 1989, cuando los médicos anunciaron su muerte prematura, tenía 69 años.
Amador Bendayán no se esfumó en el recuerdo de sus películas o programas, dejó mucho más que memorias, pues en Caracas en un boulevard que lleva su nombre fue erigida la Casa del Artista, que también tiene su inscripción, y donde el espíritu de este genio deambula para recordar un emblema de constancia, dedicación y fama internacional. No pudo regresar como le hubiese gustado, pero se fue para quedar eternizado en la memoria de Latinoamérica como una figura eternamente sensacional. Su estampa jamás podrá quedar en el olvido.
Algunos detalles
Popularidad El programa que lo popularizó fue El Bachiller y Bartolo, transmitido por radio Continente en 1949. Era de corte humorístico y los diálogos disparatados desafiaban en ocasiones la paciencia del régimen militar de la época.
Filmografía Hizo películas y compartió roles estelares con los grandes del cine mexicano como María Félix, José Alfredo Jiménez, los cantantes y actores Antonio y Luis Aguilar, Flor Silvestre y el rey del bolero ranchero, Javier Solís.
Sensacional Durante su estadía en Sábado Sensacional trajo figuras internacionales de la talla de Michael Jackson y sus hermanos (Los Cinco del Jackon), John Travolta y Mario Moreno “Cantinflas”, entre otros muchos.
Frase En una oportunidad, Bendayán dijo “La verdad es que me resulta imposible describir el placer que se experimenta haciendo feliz a la gente, así sea por instantes, viéndola reír siento una sensación maravillosa, un deleite inexplicable que te hace sentir muy bien”.

Fuentes:
http://www.venezuelatuya.com/biografias/amador_bendayan.
htmhttp://es.wikipedia.org/wiki/Amador_Bendayán

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