lunes, octubre 16, 2006

Gustavo Dudamel: "No soy un niño prodigio, soy el fruto de mucha disciplina"

"Soy un representante de mi generación, de mi país, de un continente, pero eso no significa que tenga que alejar la música clásica de nosotros, al contrario", señala. Vencedor en 2004 del concurso Bamberg Symphony Gustav Mahler Conducting, el incansable Dudamel ha tocado con prestigiosas orquestas como la Filarmónica de Los Angeles, de Londres e Israel y con la orquesta de Santa Cecilia de Roma.
El 2006 representa el año que lo lanzó definitivamente como el nuevo talento de la música clásica
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El joven director saborea el exitoso estreno de Don Giovani en la Scala de Milán, incursionando con buen pie en la ópera lírica.
"No soy un niño prodigio, soy el fruto de mucha disciplina, estudio y trabajo", sostiene en una entrevista a la AFP el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, de 25 años, quien se consagró el martes en la Scala de Milán dirigiendo por primera vez una ópera lírica.
"Dirigir en la Scala es algo especial, transmite una energía particular y no sólo por la tradición que se respira. De verdad es algo único", confiesa el talentoso director mientras cena en la sala de recibimientos del prestigioso teatro junto con toda la compañía pocas horas después del exitoso estreno.
A pesar del agotamiento que supone dirigir una obra tan difícil y larga como el "Don Juan" de Mozart, Dudamel, con su rostro juvenil y melena rizada, no pierde el entusiasmo, la alegría y la pasión que lo caracterizan.
Mientras saluda a todos sus colaboradores con disponibilidad, se rodea de su familia, desde la joven y bella esposa, Eloisa, con la que se casó hace 14 meses, pasando por la abuela, la madre y el padre, todos aficionados a la música, quienes lo acompañan desde hace dos semanas en Milán, donde dirigirá 12 representaciones.
"Amo toda la música, con pasión y sin prejuicios", asegura el célebre músico, uno de los "maestros" más jóvenes del panorama mundial, quien se formó con su padre, Oscar Dudamel, trombonista, el cual lo introdujo en la música clásica desde muy niño.
"Escuchaba mucha ópera cuando era niño, pero no sé de donde nació esa pasión. Lo sinfónico también me gusta, pero ahora me estoy iniciando en la ópera y me encanta. Aunque creo que todo se definirá con el tiempo", admite con sabiduría.
Nacido en 1981 en Barquisimeto, comenzó a los 4 años a tocar el violín y a los 12 entró a formar parte como violinista de una de las más de 200 orquestas juveniles existentes en Venezuela y financiadas por el Estado, por las que todavía combate como una fórmula para ayudar a los adolescentes pobres y desamparados de su país que encuentran en la música una puerta de escape a la miseria y a la criminalidad.
"Es un proyecto que no se puede dejar de apoyar", reconoce el carismático artista, quien se ha convertido en el "hijo putativo" del ex ministro de cultura venezolano José Antonio Abreu, llamado "papá-dios" por haber creado hace 30 años el imponente sistema de orquestas.
"Yo soy una persona muy abierta, en todos los sentidos, en todos los aspectos de la humanidad. Estudio, me preparo, escucho grabaciones de grandes maestros, de Furtwangler hasta Karajan. No tengo miedo, aunque en ocasiones me toca dirigir a músicos más adultos y con más experiencia que yo", cuenta el nuevo divo de la música clásica.
Dudamel, que disfruta desde la arrebatada salsa latinoamericana hasta las emocionantes sinfonías de Mahler, con las que empezó su brillante carrera musical, reconoce que su secreto reside en su tenacidad.
"No soy un niño prodigio, soy un muchacho que estudia, que trabaja mucho, con disciplina y sobre todo (al) que le gusta lo que hace", repite el artista, halagado por su capacidad de "hacer temblar los muros", como escribió el crítico musical del diario inglés Financial Times.
"Es el más dotado entre los directores jóvenes", sostiene el italiano Claudio Abbado, su padrino, al que conoció a los 16 años y a quien debe ese estilo humilde y a la vez comprometido de presentarse.

Fuente: El Universal

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