A sus 24 años, Gustavo Dudamel tuvo el viernes un debut triunfal en los célebres conciertos Proms de la BBC y todo parece augurar una gran carrera musical al joven director de orquesta venezolano.
Dudamel, director de la orquesta Nacional de Música Simón Bolívar, de Venezuela, llegó a los Proms de modo accidental, algo que le ha ocurrido más de una vez últimamente.
Fue llamado para sustituir en el último momento por enfermedad a Neeme Jaervi al frente de la Sinfónica de Gotemburgo (Suecia) en un programa que incluía la fantasía sinfónica "Francesca da Rimini", de Tchaikovski, los "Rückert-Lieder", de Mahler, y la quinta sinfonía de Sibelius. Antes de venir a Londres, según contó, había tenido que sustituir, también por enfermedad, a otro famoso director, el finlandés Esa Pekka Salonen en el festival de Verbier, en los Alpes suizos.
Dudamel estaba en el aeropuerto de Maiquetía para tomar un avión hacia Colombia cuando recibió la llamada y, tras un momento de vacilación, pues no había dirigido nunca a Sibelius- tan sólo había interpretado como violinista un concierto del músico finlandés-, aceptó la oferta.
El joven venezolano no se arrepiente: "Ha sido fabuloso. La orquesta ha estado en todo momento abierta a mis ideas, algo que puede parecer difícil cuando se trata de un conjunto que ha actuado bajo grandes directores".
Dudamel confiesa haberse "enamorado" de la música de Sibelius tan pronto como leyó la partitura, que no conocía y tuvo que aprenderse rápidamente: "Si uno ama lo que hace, todo resulta más fácil", explicó.
A Mahler lo había hecho ya antes en Bamberg (Alemania), en el concurso de dirección del que fue proclamado ganador el año pasado, pero en Londres ha tenido la suerte, según cuenta, de trabajar con una cantante de la categoría de Anne Sofie von Otter.
"Estoy aprendiendo muchísimo al lado de ella", reconoce con modestia el joven músico.
El concierto de los Proms, en el célebre Royal Albert Hall londinense, comenzó, sin embargo, con mal pie: un zumbido interminable del sistema sonoro obligó al director y a los músicos a abandonar el escenario para regresar más de media hora después, una vez que los técnicos dieron con el problema.
Pero bastaron unos compases de "Francesca de Rimini" para que las casi seis mil personas que llenaban el gigantesco auditorio, muchas de ellas de pie en el patio central de donde se habían retirado las butacas, se olvidaran del incidente y se sumergieran en el universo de Dante interpretado por el ruso Tchaikovski.
Dudamel condujo con pasión y energía a los músicos a través del círculo del infierno donde purgan su pena la famosa pareja de adúlteros Paolo y Francesca para pasar luego desde ese torbellino orquestal a la delicadeza de los lieder de Mahler, magistralmente interpretados por la mezzosoprano sueca.El amor que Dudamel dijo sentir por Sibelius se reflejó inmediatamente en su ejecución de su bellísima Quinta Sinfonía, en la segunda parte del programa: el director venezolano supo extraer de la pieza todo su esplendor y tensión orquestal.
Difícilmente se podía creer que la hubiese dirigido tan sólo una vez antes, el jueves de esta misma semana, en la ciudad inglesa de Birmingham.
Dudamel tiene la virtud de conectar inmediatamente con los músicos, contagiándolos con su entusiasmo, y esto es algo en lo que recuerda al británico Simon Rattle, a quien se parece también por su expresividad gestual en el podio.
El venezolano tiene a Rattle como uno de sus maestros, junto a Claudio Abbado y a Daniel Barenboim: "Estoy en permanente contacto con ellos. Me han enseñado muchísimo. Son mis padres musicales".
Barenboim le ha invitado a trabajar con él el próximo año en "Tristán", en Berlín, donde hará también el "Elixir de Amor", de Donizetti, en la Staatsoper, con el tenor mexicano Rolando Villazón.
Dudamel, que firmó ayer mismo en Londres un contrato en exclusiva por cinco años con la casa discográfica "Deutsche Grammophon Gesellschaft", tiene una agenda muy apretada.
En septiembre hará una gira por Alemania con la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela y luego otra con la de Bamberg y debutará en Estados Unidos, con la Filarmónica de Los Ángeles.
Regresará además próximamente a Londres para dar un concierto con la Philharmonia de esta capital, y más adelante tiene un "Don Giovanni", en la Scala de Milán, con Marcelo Alvarez.
Dudamel, director de la orquesta Nacional de Música Simón Bolívar, de Venezuela, llegó a los Proms de modo accidental, algo que le ha ocurrido más de una vez últimamente.
Fue llamado para sustituir en el último momento por enfermedad a Neeme Jaervi al frente de la Sinfónica de Gotemburgo (Suecia) en un programa que incluía la fantasía sinfónica "Francesca da Rimini", de Tchaikovski, los "Rückert-Lieder", de Mahler, y la quinta sinfonía de Sibelius. Antes de venir a Londres, según contó, había tenido que sustituir, también por enfermedad, a otro famoso director, el finlandés Esa Pekka Salonen en el festival de Verbier, en los Alpes suizos.
Dudamel estaba en el aeropuerto de Maiquetía para tomar un avión hacia Colombia cuando recibió la llamada y, tras un momento de vacilación, pues no había dirigido nunca a Sibelius- tan sólo había interpretado como violinista un concierto del músico finlandés-, aceptó la oferta.
El joven venezolano no se arrepiente: "Ha sido fabuloso. La orquesta ha estado en todo momento abierta a mis ideas, algo que puede parecer difícil cuando se trata de un conjunto que ha actuado bajo grandes directores".
Dudamel confiesa haberse "enamorado" de la música de Sibelius tan pronto como leyó la partitura, que no conocía y tuvo que aprenderse rápidamente: "Si uno ama lo que hace, todo resulta más fácil", explicó.
A Mahler lo había hecho ya antes en Bamberg (Alemania), en el concurso de dirección del que fue proclamado ganador el año pasado, pero en Londres ha tenido la suerte, según cuenta, de trabajar con una cantante de la categoría de Anne Sofie von Otter.
"Estoy aprendiendo muchísimo al lado de ella", reconoce con modestia el joven músico.
El concierto de los Proms, en el célebre Royal Albert Hall londinense, comenzó, sin embargo, con mal pie: un zumbido interminable del sistema sonoro obligó al director y a los músicos a abandonar el escenario para regresar más de media hora después, una vez que los técnicos dieron con el problema.
Pero bastaron unos compases de "Francesca de Rimini" para que las casi seis mil personas que llenaban el gigantesco auditorio, muchas de ellas de pie en el patio central de donde se habían retirado las butacas, se olvidaran del incidente y se sumergieran en el universo de Dante interpretado por el ruso Tchaikovski.
Dudamel condujo con pasión y energía a los músicos a través del círculo del infierno donde purgan su pena la famosa pareja de adúlteros Paolo y Francesca para pasar luego desde ese torbellino orquestal a la delicadeza de los lieder de Mahler, magistralmente interpretados por la mezzosoprano sueca.El amor que Dudamel dijo sentir por Sibelius se reflejó inmediatamente en su ejecución de su bellísima Quinta Sinfonía, en la segunda parte del programa: el director venezolano supo extraer de la pieza todo su esplendor y tensión orquestal.
Difícilmente se podía creer que la hubiese dirigido tan sólo una vez antes, el jueves de esta misma semana, en la ciudad inglesa de Birmingham.
Dudamel tiene la virtud de conectar inmediatamente con los músicos, contagiándolos con su entusiasmo, y esto es algo en lo que recuerda al británico Simon Rattle, a quien se parece también por su expresividad gestual en el podio.
El venezolano tiene a Rattle como uno de sus maestros, junto a Claudio Abbado y a Daniel Barenboim: "Estoy en permanente contacto con ellos. Me han enseñado muchísimo. Son mis padres musicales".
Barenboim le ha invitado a trabajar con él el próximo año en "Tristán", en Berlín, donde hará también el "Elixir de Amor", de Donizetti, en la Staatsoper, con el tenor mexicano Rolando Villazón.
Dudamel, que firmó ayer mismo en Londres un contrato en exclusiva por cinco años con la casa discográfica "Deutsche Grammophon Gesellschaft", tiene una agenda muy apretada.
En septiembre hará una gira por Alemania con la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela y luego otra con la de Bamberg y debutará en Estados Unidos, con la Filarmónica de Los Ángeles.
Regresará además próximamente a Londres para dar un concierto con la Philharmonia de esta capital, y más adelante tiene un "Don Giovanni", en la Scala de Milán, con Marcelo Alvarez.
Fuente: elaragueno.com
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