domingo, abril 30, 2006

Pascual Gómez es artesano de pura cepa

Una experiencia de 33 años avalan a este artesado de la madera, en la que ha logrado integrar un núcleo familiar a esta actividad, hoy se muestra complacido al ver lo productivo que ha resultado su negocio.
Con esfuerzo y mucho tesón estableció un puesto de ventas de artesanía en madera, llamado "Tulipán", en honor a la bella flor. No pudo escoger un mejor lugar para ubicarse que el casco central de la Colonia Tovar, pueblo en donde ha vivido los últimos tiempos.
Mileidys Aguilar. Fotos: Carlos Becerra



Confiesa que tiene ciertos secretos para hacer las figuras "El proceso de elaboración depende de mis patrones, soy el creador y de acuerdo a lo que se me ocurra voy trabajando".
"Hace poco éramos 50 artesanos dedicados a la madera en el pueblo. Hoy somos menos, porque muchos no pudieron aguantar el duro golpe económico y la subida en los precios de la materia prima".

Pascual sólo necesita un trozo de madera y mucha creatividad, de allí comienza su laboriosa rutina, que en sus propias palabras le ha dejado mucho. El puesto de Pascual no es muy distinto al de otros artesanos, pero destaca por la atención esmerada y el espíritu luchador y emprendedor que demuestra. Habla de su trabajo con orgullo, y cómo no tenerlo si sus piezas han llegado lejos, en manos de turistas que las llevan como recuerdos.


Las piezas del puesto "Tulipán" son fabricadas en la casa de los Gómez, pues un espacio del recinto familiar fue adaptado para transformarse en el taller de madera. En el lugar son elaboradas todas las piezas que se venden en el centro de la Colonia Tovar.
El hogar siempre huele a madera, y el trabajo nunca para. Cada quien tiene su vida, pero todos deben ayudar a mantener vivo el negocio que ha pasado a ser una tradición.
Entre las características más destacadas de esta artesanía se encuentra en el hecho de que sus productos son muy útiles: En la cocina, la oficina, el cuarto y hasta en la calle.
Pascual oferta al público portalápices, morteros, paletas, cucharas, tenedores, espátulas, llaveros, tablas para picar, cofres, palitos chinos para el cabello, potes de cocina, portallaves, fosforeras, servilleteros, joyeros y un sinfín de piezas más.
Los precios son accesibles al bolsillo de los clientes, dice. Tiene para todos los gustos y presupuestos.
"Hay piezas en tres, cinco, seis, siete y ocho mil bolívares, algunas más caras, pero depende del tamaño".
En cuanto a las ventas, las temporadas altas son las mejores, aunque los sábados son rentables, porque muchos turistas visitan el pueblo, indica. Por el contrario, "los domingos no viene casi nadie, así que no son buenos".

El artesano hace mucho énfasis en lo difícil que ha sido mantenerse en el negocio, pues los precios de la materia prima han aumentado de forma desmesurada. "Hace poco éramos 50 personas dedicadas a trabajar con la madera, hoy somos menos, porque muchos no pudieron aguantar el duro golpe económico".
Trabaja con pino, cedro o caoba, pero ha tenido que comenzar a tallar MDF, pues le resulta más rentable y fácil de conseguir. Aunque tienen sus exigencias, "prefiero el importado, porque el nacional no es de calidad". Destaca que el precio ha subido en 300%. "El mercado primario se ha disparado en los últimos cuatro años" finalizó.

Fuente: Diario El Aragueño - Revista Negocios


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