Virginia Freites, arquitecta venezolana radicada en Florencia (Italia), se convirtió en la restauradora del mobiliario de Sting y de los herederos del palacio Budini Gattai. En un mercado diferenciado, gana clientes como restauradora a domicilio.
La carrera de Virginia Freites se inició en el Instituto de Restauración de Florencia, hace 10 años. Se inscribió en uno de los programas de formación académica que auspiciaba el consulado de Italia, tras graduarse como arquitecto en la Universidad Central de Venezuela. Historia del arte, biología, carpintería; tratamiento y decoración de la madera, fueron objeto de estudio. En las tardes se iba a trabajar en las bottegue di restauro de Franco Giorgi y Pina Sassano (madera) y de Vasco Badini y Maximiliano Badini (dorado). Su presencia en esos talleres cabe atribuírsela a un ángel. “Sé de aprendices que pagaron para que les enseñaran”.
Las necesidades de un mercado demandante de actitudes diferentes, allanaron el camino para que Virginia Freites se instalara en una ermita adyacente a uno de los palacios más importantes de la Toscana italiana: el Palazzo Budini Gattai, que diseñara el arquitecto Ammanati, asociado, si cabe el término, a Brunelleschi, uno de los arquitectos más reconocidos del Renacimiento.
Los herederos del palacio son 13 hermanos –cuyo apellido menciona Dante Alighieri en La Divina Comedia–, descendientes de un secretario que trabajó para los Médicis.
La encomienda llegó de la mano de una arqueóloga suiza,que contactó a Freites para que restaurara el cuadro de una enorme pintura,cuyas dimensiones impedían que fuera extraído del palacio.
Los restauradores italianos no suelen aceptar encomiendas que los obligue a trabajar fuera de sus boteggui di restauro.
Sin proponérselo,Freites se convirtió en una restauradora a domicilio.
De hecho, entre abril y mayo, se traslada desde su casa, ubicada en San Nicolo, en un edificio de cuatro pisos construido en 1300, aledaño al puente Vecchio, hasta la ermita que le sirve de taller para restaurar obras que, indistintamente, pertenecen a la descendencia Budini Gattai. Es un trabajo inagotable.
“Me voy a morir y en mi segunda vida seguiré restaurando piezas de madera en esa ermita”, dijo Freites.
De boca en boca, entre marchantes de arte, anticuarios y coleccionistas, empezó a correr el nombre de Virginia Freites. Fue la arqueóloga suiza quien la puso en contacto con el arquitecto de Sting, el rockero británico, quien había roto una lámpara gemela de dos piezas de vidrio y decorada en oro. A partir de la pieza sobreviviente, una restauradora florentina, amiga de Freites, logró obtener un molde que le permitió vaciar la pieza. Freites se encargó del decorado en oro y en tres semanas, Sting tenía la lámpara en sus manos. “Hasta dónde sé, su mujer no se ha enterado de lo que ocurrió con la lámpara”.
se trabajo, pactado en 1.500 euros, le ganó la confianza del arquitecto de Sting, un belga que apenas habla italiano. A partir de ese momento, Freites se encarga del mantenimiento y la restauración de los muebles, unos victorianos y otros de procedencia asiática, que el cantante convertido al budismo, atesora en su palacio florentino. Los objetos que adquiere el agente del vocalista británico en subastas que tienen lugar en París,Venecia y Londres, son enviados a su castillo, ubicado en la Toscana, en el que, además, se produce vino y aceite de oliva. Allí,Virginia Freites restaura las piezas durante mayo y junio. En esa villa, precisamente, se filmó un video, en homenaje a las víctimas de los ataques terroristas del 11–S. Madonna suele pasar el invierno en las afueras de Florencia por cortesía de Sting.
En las propiedades aledañas a su palacio, que el cantante británico ha comprado progresivamente, el mobiliario, adquirido en Gran Bretaña o en Asia, requiere, igualmente, de mantenimiento o incluso de restauración. El encargo más reciente vino por recomendación del arquitecto belga. Se trata de un palacio adquirido por los herederos de los estudios Universal.
El trabajo apenas comienza.
Fuente: El Nacional Todo en Domingo - Domingo 26 de Marzo de 2006- Todo en Domingo/34
No hay comentarios.:
Publicar un comentario