Claudio Corsi tiene 20 años en el medio artístico. Ha participado en Viña del Mar representando a Venezuela. Ha compuesto para artistas como Ismael Miranda y está nominado a los premios que se otorgan el 5 de noviembre. Esta es la historia de un talento que ha perseverado pese al bajo perfil
Un venezolano sin estridencias
Claudio Crosi había encontrado una profesión. Se hizo "pana" de José Ferreira, el ingeniero de sonido de aquel estudio, y empezó a ayudarlo en lo que podía a cambio de aprender.
"Él me enseñó todo lo que sabía y empecé a trabajar allí. Luego me fui al estudio de Luis Capriles y así fui saltando de estudio en estudio y en el ínterin entré en la UCV a estudiar Antropología". Las vocaciones paralelas suelen alimentar las convicciones propias: "La Antropología debería ser una materia obligatoria en los colegios porque te ayuda a entenderte y a respetar a los demás. Comprender que no hay un único camino ni una sola verdad, que todas las verdades y las formas de ver las cosas son válidas.
Que lo que cabe es la discusión respetuosa de todos los puntos de vista. Aprendí mucho con esa carrera y aunque no me dedico a ella, vivo como un antropólogo y eso me ha ayudado a componer".
La experiencia con músicos en los estudios de grabación, las reflexiones de sus clases de Antropología y su breve paso por el conservatorio Lino Gallardo de La Castellana donde estudió guitarra clásica, canto lírico y teoría y solfeo, le dieron a Corsi las herramientas para empezar a componer profesionalmente. Entonces incursionó en el campo de la musicalización de comerciales para televisión donde trabajó en llave con quien se convertiría en su "socio musical de siempre": Armando Mosquera.
En 1994, con 24 años, Corsi ya se había graduado en la universidad, se había casado con Franca y seguía dividido entre su oficio en los estudios y su deseo de incursionar en el mundo del espectáculo. Se decidió a hacer un par de cursos en La Casa del Artista cuya tarea final era un concierto. "El show se llamó Moral y luces, y yo ahí canté por primera vez en público la canción `Vida’ acompañado solo por mi cuatro y unos tamborcitos".
Cada canción puede ser reflejo de un episodio fundamental. "Se trataba de una canción que yo había escrito años atrás con mi amigo Angelo Sebastiano durante alguna de esas conversas que nos echábamos los viernes en la noche en mi edificio de Los Dos Caminos. Yo no la tuve fácil de muchacho. Mi mamá se había muerto y mi papá se había casado de nuevo con una mujer mucho más joven que él. Yo me sentía como un inquilino en mi propia casa y mis amigos eran mi refugio, mi compañía. En esos días, ellos compensaban cualquier carencia que yo pudiera tener y `Vida’ es producto de todas las reflexiones existenciales que nos hacíamos".
Aquella sencilla presentación impactó tanto que al año siguiente fue nominado para representar a Venezuela en el XXXVII Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Venevisión, el canal oficial encargado de transmitir el festival en el país, tenía otro candidato, pero Corsi fue seleccionado por el jurado para concursar.
Conato de gloria.
En febrero de 1996, Corsi y Angelo Sebastiano partieron a Chile con un nuevo arreglo para orquesta sinfónica de "Vida" bajo el brazo. "Nos pagaron los pasajes, la estadía por 11 días, nos dieron 200 dólares a cada uno y llegamos a Viña del Mar". La noche de la presentación en la Quinta Vergara hacía frío y Corsi temblaba en parte por la brisa que venía de la costa y también por las 25.000 personas que acudieron al último día de la competencia internacional. "Yo salí a cantar con mi cuatrico y al principio la gente no sabía qué instrumento era. Fue emocionante porque a mitad de la canción, el público empezó a repetir las últimas frases que yo cantaba como haciendo coro. Y otra vez sentí la gloria del escenario y el premio de los aplausos. Justo después de mí se montó Maná".
Pero la suerte no le sonrió del todo a Corsi. No solo no ganó esa noche sino que ese año el Festival coincidió con la venida del Papa a Venezuela y no hubo cobertura de su presentación.
Después de haber sido tratado como un rey en Chile, haberse hospedado en mismo piso que Juan Gabriel y haber alternado con artistas como Laura Branigan o Maná, aterrizó en Caracas para darse cuenta de que nadie en su país lo había visto. "Por supuesto que yo hubiese querido ganar, pero más hubiese querido que mi país me hubiese apoyado y eso no lo sentí".
Sin embargo, no todo fueron sinsabores. Gracias a Viña del Mar, Claudio consiguió un cliente increíble como el Quino Táchira y si bien es cierto que nadie o casi nadie supo de su canción "Vida" allá en Chile, muchos seguro recordarán sus jingles para el Calendario de la suerte y el Extra Semanal.
"Yo viví como dos años de hacerle música a ellos", recuerda.
Cambio de rumbo. Un asalto del que salió ileso, lo llevó a pensar en otras fronteras. "Un tipo se me montó en la carro, pistola en mano. Me dejó botado y se llevó la Wagoner de mi suegra. Cuando llegué a poner la denuncia en la PTJ, el que me atendió me preguntó: `¿Y no te hicieron nada? Tuviste suerte gordito". Viña del Mar también lo ayudó en sus trámites para obtener la residencia en Estados Unidos y así, en 1998, Corsi se mudó a Florida, con su esposa, algunos ahorros, un inglés muy básico y sin conocer a nadie.
Mientras arreglaba sus cosas, un tema suyo llamado "Blanco y negro" llegaba a los primeros lugares en España en la voz de Pedro Aldimayo.
En Estados Unidos comenzó dando clases de guitarra y, aunque al año ya se había gastado todos sus ahorros, no desistió y poco a poco se fue abriendo un nuevo camino. Los siguientes años fueron de insistir, conocer a músicos, construir él mismo un estudio de audio en su casa, hacer vocal coaching a artistas emergentes, pero sobre todo de escribir y componer canciones para un disco.
En el año 2005 la suerte tocó otra vez la puerta de Corsi: La productora de Sergio George, responsable de discos de artistas de la talla de Celia Cruz o Mark Anthony, estaba buscando talento nuevo para componer. "Por intermedio de un amigo les llegó un demo mío y me encargaron un tema sobre la amistad para Ismael Miranda, el cual se incluyó en un disco suyo producido por Gilberto Santa Rosa llamado Edición Especial". De la experiencia sacó gustosos dividendos. "Los buenos amigos’ me trajo suerte, fue un tema que me salió fácil. En apenas dos días estaba listo. Es que el asunto de los amigos me mueve mucho porque, como dice la canción, un buen amigo vale una fortuna... y eso lo digo de corazón".
A partir de allí le han pasado muchas cosas, como componer y hacer vocal coaching para Winda, la escogencia de su canción "Sobrepeso" como el tema de apertura de la obra de teatro Gordura de mi vida de Raúl González o trabajar como maestro de técnica vocal en el concurso Viva El Sueño de Univisión, entre otras. También conoció a Luz Marina. "Ha sido como una madrina para mi producción. Gracias a ella la gente de Cacao Music se enteró de mi proyecto. Yo estaba haciendo este disco aquí en el pequeño estudio de mi casa. Ella escuchó algo, le gustó, se los presentó y Omar Jeanton dijo que sí. Yo pedí que me dejaran terminar el disco en Estados Unidos porque tenía muchos músicos ya cuadrados aquí. Sin embargo, la canción `Vida’, quise que fuera producida en Venezuela por Armando Mosquera y por eso participaron también músicos increíbles que están allá como Luis Julio Toro, Nené Quintero, Henry Paul entre otros, porque talento es lo que sobra en Venezuela".
La nominación.
El disco se llamó Aire y mar. Y a pesar de su poca promoción, fue lo que finalmente catapultó a Corsi a la competencia de los Grammys Latinos.
"Yo estaba en mi casa viendo por televisión las nominaciones y cuando dijeron mi nombre pegué tal grito que mi bebé Luna se asustó. No me lo esperaba.
Había más de 400 aspirantes en esa categoría y yo fui uno de los 5 seleccionados".
"Esta nominación yo la veo como un reconocimiento y es bien recibida por mí porque de verdad siento que me corresponde. Son más de 20 años de labor.
Yo empecé a los 17 años a trabajar profesionalmente y ahorita tengo 42 y fíjate, me llegó a estas alturas cuando hay gente que le ha llegado a los 20 ó 25 años". Sólo la nominación le ha abierto nuevas posibilidades. "Desde el anuncio me he presentado ya en cuatro sitios. Todo el mundo quiere que yo toque ahora, por ejemplo a Frank Quintero le abro el show el 21 en el MAC Building de Miami".
El día de los premios lleva la determinación del triunfo. "El 5 voy a Las Vegas con toda la intención de ganarme el Grammy porque siento que he trabajado en función de eso. Considero que Aire y mar es un trabajo impecable y honesto porque no me he dejado influenciar por querer ser el más popular o por querer figurar". Todo ha sido una cátedra de que la tenacidad ofrece buenos dividendos. "Yo simplemente he hecho la música que sale de mi espíritu. Además, no me he dado por vencido. He seguido insistiendo a pesar de que algunos me decían no, hombre, usted ya está viejo pa’eso, o usted está muy gordo pa’eso. Yo sé que nunca he sido un prospecto de artista para masificar y vender millones de copias porque siempre he sido gordo; pero eso a mí me hace feliz. Mis canciones tocan temas sociales y muy personales y hay público para todo. Uno nunca sabe por dónde revienta la torta".
Nadie lo sabe. La cita es el próximo 5 de noviembre en Las Vegas.
Amanecerá y veremos.
Fuente:
Revista Todo en Domingo
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