El caraqueño Andrés Cubillán se abre paso en la industria del cine hollywoodense como diseñador de producción. Figura en el departamento de arte de Alicia en el país de las maravillas que Burton estrenará en 2010 y está anotado en Thor, el nuevo proyecto de Marvel que debutará en 2011, bajo la dirección de Kenneth Branagh
Andrés Cubillán no podía creerlo. Las aventuras del Barón Munchausen eran poca cosa ante lo que le ocurría. “Fue una experiencia un poco surrealista —cuenta el venezolano—.
Ahí me encontraba yo, trabajando en una película de Tim Burton, uno de mis grandes ídolos del cine y sentado al lado de Johnny Depp y Anne Hathaway. Poco a poco uno se da cuenta de que esas son las experiencias de cada día en esta industria. Todavía no me acostumbro”.
El caraqueño de 26 años formó parte del equipo de arte de Alicia en el país de las maravillas, uno de los proyectos que firmó Burton con Disney para estrenar en 2010 con tecnología 3-D. Ahora trabaja en la preproducción de Thor, la nueva entrega de Marvel, que comienza a rodarse en enero bajo la dirección de Kenneth Branagh.
Andrés estudió arquitectura en el Rhode Island School of Design —en la costa este de Estados Unidos— y decidió partir a Los Ángeles, donde haría realidad su sueño de hacer cine. “A los nueve años era el único niño de mi edad que esperaba la ceremonia de los Oscar como si fuera la Navidad… Creo que siempre supe que trabajaría en el cine”, cuenta el joven.
No recuerda cuál fue la primera película que vio, pero sí una que definitivamente lo marcaría para siempre: Las aventuras del Barón Munchausen (Terry Gilliam, 1988). “Pintó un mundo increíble, especialmente para un niño: El héroe pasa de un país en guerra a los palacios de Arabia; de ahí a un mundo extraño en la luna y luego de una estadía en un volcán al interior del estómago de una ballena, y en ningún momento dudas de la realidad del mundo que se te presenta”, relata.
Sueños en un musical
Un amigo de Andrés que se había mudado a Los Ángeles antes que él, le recomendó hacerse voluntario en un festival de cine con el fin de darse a conocer y hacer buenos contactos. Y así lo hizo: se inscribió como voluntario en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles.
“Mientras me dedicaba a enviar mi currículo y portafolio a distintos diseñadores de producción, trabajé tres días a la semana para el festival. Después de unas tres semanas, mi supervisora tuvo que irse, y la coordinadora me ofreció esa posición… Luego, con la recomendación de ésta, logré entrar en el departamento de arte de la película Dreamgirls (Bill Condon, 2006) con el diseñador John Myhre, ganador de dos premios Oscar de la Academia. Inicialmente, sólo iba a trabajar para ellos tres semanas, pero terminaron dejándome tres meses”, recuerda el artista.
Uno de los escenarios del musical protagonizado por Jennifer Hudson, Beyoncé Knowles y Anika Noni Rose, es un club de Las Vegas donde las chicas cantan juntas por primera vez. “Recuerdo entrar en el hangar donde estaban construyendo el escenario y de repente darme cuenta de que me encantaba mi trabajo. La escenografía no sólo transportaba al público a los años sesenta, sino que también les daba sensación de grandiosidad y elegancia. A medida que las chicas cantaban, unas luces bajaban y otras luces escondidas en las paredes, en el piso y en el techo, se iluminaban poco a poco y creaban una constelación de estrellas a través del espacio. Sólo la escenografía del cine te permite ese tipo de efecto y sensación, en el que estas mujeres de repente se habían convertido en estrellas, como era la intención del guión”.
Chozas exitosas
El caraqueño se especializó en diseño de producción en el American Film Institut. Como trabajo de grado realizó la escenografía de un corto titulado Acholiland, dirigido por Dean Israelite, acerca de un grupo de trabajadores de una organización humanitaria en el norte de Uganda.
“El proceso de diseño fue muy largo, pasé mucho tiempo estudiando las distintas arquitecturas y métodos de construcción en África y particularmente en Uganda. Estudié también la dinámica de la comunidad en la zona, cómo se relacionan unos con otros, el tipo de cosas que utilizan para vivir y cómo son las condiciones habitacionales y geográficas. Lo más importante para mí era que la audiencia sintiese que estaba en África. Si el público no se cree dónde está, entonces el resto de la historia no funciona”, comenta el joven, quien construiría una aldea africana en Estados Unidos.
Aquello fue todo un éxito, ya que no sólo pudo graduarse en el AFI, sino que el corto fue merecedor de tres premios Emmy y fue la sensación de diseñadores y directores de arte.
“Luego de terminar mi postgrado, tuve una exposición de todo mi trabajo de grado. Ahí conocí un director de arte que le había gustado mi trabajo y me pidió una copia de mi portafolio. Una semana después me llamaron para una entrevista y a la semana siguiente empecé a trabajar en el departamento de arte de Alicia en el País de las Maravillas. Fue un proyecto muy rápido para todo lo que demandaba el guión, y estuve trabajando ahí por seis meses. Para Tim Burton era una manera nueva de trabajar, con varios personajes computarizados y mundos casi todos en pantalla verde”, recuerda.
El director de películas como Sweeney Todd, El cadáver de la novia y Big fish rodó en Plymouth, Inglaterra, con la actriz australiana Mia Wasikowska, de 18 años, como Alicia, y con su actor fetiche, Johnny Depp, que dará vida al Sombrerero Loco.
“Tim Burton es un hombre increíble —dijo Andrés Cubillán a la revista Conexiones—. Me encantaría poder ver dentro de su mente, es muy creativo y siempre interesado en representar el mundo a través de los ojos de sus personajes. Tim tiene una visión muy clara de lo que quiere, y busca un diseñador que no sólo facilite esa visión, sino que también la lleve a otro nivel”.
Hacia el futuro
Andrés Cubillán siente que el hecho de ser latino en Estados Unidos no está relacionado con el éxito. “Los latinos tenemos una gran ventaja, que es nuestro carácter y nuestra cultura. Hay un calor y un optimismo que al mundo le gusta, en especial al mundo del cine, que demanda trabajo fuerte y una perseverancia infinita. Ahora, con todo el cine que se hace internacionalmente, el hablar español es una gran ventaja para trabajar en el medio”, asegura.
El caraqueño se identifica con el cine que hace pensar y transporta al espectador a mundos desconocidos. “El poder llevar al público a una cultura distinta, a una civilización extinta o a un país y un tiempo en el pasado, es una de las maravillas del cine. Ningún otro medio puede hacer lo que hace el cine. Personalmente, yo busco proyectos que empujen mi creatividad a un nivel al que no sabía que podía llegar, a un mundo que no exista, a un futuro inimaginable o a un tiempo que nadie recuerde”.
No descarta dirigir una película en el futuro, incluso en Venezuela, pero piensa que debe quemar etapas. “Todavía tengo mucho que aprender y creo que tendría que ser un proyecto que me encante. Yo siempre he querido tomar parte de todos los aspectos del cine, pero no sé si la dirección es un paso que voy a tomar todavía… Me encantaría hacer una película en Venezuela.
Es un país tan bello y rico en paisajes y su gente, y yo creo que capturar eso en el cine seria increíble. Nuestro país tiene muchas historias que contar de su pasado y de su presente, y a mí me encantaría tener el chance de contar así sea una de esas anécdotas”.
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