viernes, diciembre 04, 2009

Leonardo Padrón, vestido para entrevistar imposibles

Poeta y autor de telenovelas, la fama de este escritor alzó vuelo con una idea sencilla: hacer entrevistas. Los Imposibles se difundió por primera vez en 2005 como espacio radial y hoy es una empresa multiformato: además de seguir por Onda 107.9FM y de los tres libros que superan las 20 mil copias vendidas, ahora salta a la pantalla de Venevisión todos los domingos a las 10 de la noche





Esto nació de un suspiro: “Dios, quién tuviera una cámara”.
En más de una ocasión el escritor Leonardo Padrón y su equipo de producción lamentaron la ausencia del registro en video de la entrevista que acababan de hacer para el espacio radial Los Imposibles.
El éxito casi inmediato que tuvo la difusión de esas conversaciones que arrancaron hace cuatro años en Onda 107.9 FM y que ya hoy se acumulan en tres volúmenes impresos por la editorial Aguilar, propició que se concretara el paso inevitable: ir a televisión. Tres canales se acercaron a Padrón con sus cámaras dispuestas y al final el autor se entendió con la casa a la que hace tantos años le une su condición de creador de telenovelas: Venevisión.
Veintiséis personajes cada domingo es la propuesta de esta primera temporada al aire, concebida con ganas de ir más allá de lo local: “Todas las entrevistas son inéditas, salvo las de Carlos Mata, Ilan Chester y Aldemaro Romero, que sí están incluidos en Los Imposibles 3”, explica Padrón: “Mario Vargas Llosa, Fito Páez, Gustavo Dudamel, Juanes, Andy García, Carmen Maura, Julio Bocca, Vicente Fernández, María Conchita Alonso, José Luis Rodríguez y Ricardo Montaner son algunos de los ‘duros? que puedo mencionar como abreboca. Y como ves, en el caso de los venezolanos, todos llenan la planilla de ser conocidos más allá de nuestras fronteras. Los locales, son bastante universales”.

Otra cosa advierte Padrón: no se trata de un formato sustituyendo a otros. Al terminar la tanda, que arrancó a las 10 de la noche del domingo 24 de mayo, será retransmitida en la radio tal como siempre y saldrá a la calle el tomo correspondiente de Los Imposibles 4. De manera que esto, apenas comienza.

-Pasar al formato televisión implica, entre otras cosas, adaptar la expresión corporal y la gestualidad a la mirada implacable de la cámara. ¿Cómo te preparaste para eso?
-Con una dosis de engorro, otra de observación, mucho de ensayo y error y una pizca de sentido común. Quizás lo que más me fastidia es “vestirme” para la entrevista, pues -como todo escritor- practico el desaliño por estricta comodidad. Es decir, uno privilegia otras cosas en la vida. Ah, y es inevitable sufrir el detalle de la gran cantidad de luces en el set, que generan un clima excesivamente tropical.

-Antes de llevar a cabo este proyecto, ¿tenías alguna afición a leer entrevistas? ¿Has tomado ejemplos de algún entrevistador más o menos famoso, o esta es pura manía de preguntón?
-Sí, siempre me ha atraído el género. Eso sí, nunca sospeché que iba a terminar oficiando el rol de entrevistador. De hecho, yo he sido entrevistado una buena cantidad de veces y a lo mejor eso me ha servido para saber detectar los pecados que como entrevistador no debo cometer. He sido aficionado a las entrevistas del Paris Review a grandes escritores universales, he perseguido con fruición el programa de entrevistas de James Lipton titulado Inside Actor?s Studio y le tengo un gran respeto a gente como Jesús Quintero, el más singular de los entrevistadores de la TV española.





-¿Cómo saber si el personaje al que quieres entrevistar es interesante para el público o si es sólo por darte el gusto de despachar tu curiosidad particular?
-La selección del personaje es cualquier cosa menos arbitraria o caprichosa. Lo evaluamos concienzudamente con el equipo de producción: su hoja de vida, su resonancia, su interés para el público, su verdadero calibre de Imposible. Te confieso que hay más de un personaje que se me ha atravesado en el panorama y he declinado hacerlo, muy a mi pesar, porque —efectivamente- puede ser alguien que satisfaga sólo mi apetencia personal o la de un círculo muy restringido. Pero nos hemos atrevido a osadías estupendas. Haber entrevistado a Eugenio Montejo, Jacinto Convit o Alirio Palacios es mostrarle al público lo apasionante que puede ser la vida de gente de perfil menos masivo, pero excepcional en su oficio. Ese es el concepto inicial de Los Imposibles: todos los grandes, todos los oficios

-¿Por qué nos interesa tanto lo que dicen las celebridades habiendo tanto héroe anónimo por ahí?
-Un interés no excluye el otro. Sólo que la premisa del programa está enfocada en personajes generalmente imposibles de emboscar durante una hora para preguntarles su vida o conversar sobre lo humano y lo divino. Y, vamos a estar claros, las celebridades generan una fascinación particular sobre el resto de la humanidad. La fama es una palabra cegadora. Todos quieren acercarse a esa luz, sentir el aura, respirar el mismo oxígeno que un famoso. Podríamos discutir durante horas acerca de lo ilusorio o fatuo de esa seducción, pero es así. Lo demuestran palmariamente, y día a día, la multitudinaria venta de publicaciones, los programas de TV y hasta los reality shows que orbitan alrededor de la vida de los famosos. Ahora bien, yo intento acercarme a ese fenómeno, el de la fama, de una manera ajena al sensacionalismo y la vacuidad. Justamente, una de mis intenciones es descifrar cuánto de espejismo y de justificación hay en esa veneración planetaria por los famosos.

-Ahora que llevas tres libros publicados y Los Imposibles se convierte un programa de televisión, ¿no te has preguntado por qué diablos esa idea ha sido tan exitosa?
-Sí, a cada rato me lo pregunto. Porque, si a ver vamos, tampoco es que descubrí la composición química del agua. Todos los días se entrevista a gente en todo el mundo. Por toneladas. No sé, supongo que es una suma de factores. En todo caso, bienvenido sea lo que está pasando con Los Imposibles.

-¿Qué personajes han sido, de momento, imposibles para ti? Es decir, gente a la que hayas estado buscando y buscando sin poder conseguirla. ¿O es que ya no hay quien se resista a Los Imposibles?
-No, ¡por Dios!, hay una cantidad monumental de Imposibles que ni siquiera sospechan que existe este programa. Es por eso que mi lista de personajes por entrevistar es más larga que los ya consumados. He hecho amagos, esfuerzos y lobby para entrevistar a gente como Maradona, Rubén Blades, Chávez, Alejandro Sanz o Plácido Domingo. Ya veremos cuáles se van dando en el camino. Esto es un asunto de persistencia y maña. A Juanes lo logré entrevistar luego de dos o tres intentos fallidos. Y así con otros casos. Todo es un tejido de circunstancias, compromisos y tiempo. Y, por supuesto, los contactos. Ellos son, en muchos casos, quienes te llevan hasta la antesala del personaje.

-¿Cómo se salva una entrevista aburrida o una de esas en las que te toca al frente una persona impenetrable, de pocas palabras?
-Ese es uno de los imponderables con los que se topa todo oficiante del género de la entrevista. Nunca sabes el hartazgo, la modorra, la prisa o el hermetismo con el que te va a recibir el personaje. Ese es uno de los retos más arduos de esa seducción que es toda entrevista. Te tocará conquistarlo, apelar a tus mejores armas, invocar el buen humor, la conversación risueña, retarlo con habilidad, conducirlo hacia una conversación de su interés. Ojo, esto que te digo no es una fórmula infalible ni mucho menos, porque todo puede fallar oprobiosamente. Hay entrevistas mejores que otras y eso generalmente lo determina la inteligencia, el carisma o la disposición del entrevistado.

-¿Con cuál de tus entrevistados te has sentido desconcertado, sorprendido?
-Con muchos. Siempre he hablado de cuánto me sorprendió la hilaridad del ex presidente colombiano Ernesto Samper. Era una ametralladora de chistes y salidas ingeniosas. Para hablarte concretamente de esta nueva temporada que se estrena en televisión, podría referirme a la entrevista con Vicente Fernández que fue inusualmente franco, no le teme a ningún tipo de pregunta. Es todo un charro a la hora de enfrentar una entrevista. Me sorprendió la exquisita sencillez de Julieta Venegas o la humildad de Juanes. Me gratificó la generosa elocuencia de Vargas Llosa y el desparpajo de Carmen Maura. Eso es lo más interesante de acercarse a la piel de un famoso: hay revelaciones inesperadas que desmontan la imagen prefabricada que tenías de ellos. Para bien y para mal, ¿eh?







-¿Cuál es el escenario ideal para que la persona con la que vas a conversar se relaje y te cuente su vida y sus cosas sin mayor recelo?
-Su casa, su oficina, en definitiva, su hábitat. Es allí donde se han dado las entrevistas más distendidas y relajadas. A Soledad Bravo la entrevisté una tarde en el espléndido jardín de su casa y las horas transcurrían amables y sin apremios. A Sofía Imber la entrevisté rodeada por sus obras de arte y el alboroto de sus pájaros y se sentía inmensamente cómoda. A María Conchita Alonso la entrevisté en el sofá de su casa y hasta descalza estaba.

-¿Las historias que escuchas de tus entrevistados han alimentado de alguna manera las que cuentas en telenovelas o en tus piezas de ficción?
-No. Hasta ahora no. Al menos no conscientemente. Aunque eso no garantiza que no pueda ocurrir. Con un escritor nunca se sabe.

-A veces uno puede sentir que hay preguntas tontas y se las guarda. ¿Qué cosas has dejado de preguntar por una razón similar a esa y a quiénes?
-Yo trato de vacunarme contra las preguntas tontas, pero eso no garantiza que la vacuna funcione siempre. Dentro de todos los seres humanos siempre hay un tonto acechando.

-¿Cómo encuentras el límite entre la imprudencia y la pregunta acertada y necesaria?
-Creo que es un asunto de forma. Se puede hacer la pregunta más temeraria u osada con un guiño de elegancia y estilo. No te niego que hay preguntas que bordean fronteras peligrosas y uno siempre está a la expectativa de cómo pueda reaccionar el entrevistado. En todo caso, este programa no tiene intenciones amarillistas ni vocación para generar escándalos confesionales. Las infidencias se dan de forma natural y en un terreno de complicidad mutua.

-¿Vivir de lo que se escribe no genera cierto nivel de angustia? Algo así como, ¿y qué pasará el día que ya no tenga nada más que decir?
-Para serte franco, no. Justamente la apuesta fue vivir de lo que más disfruto hacer. Eso no quiere decir que yo no sufra muchas veces de bloqueos creativos o que enmudezca sin remedio. Eso es parte del oficio de ser escritor: saber lidiar con tus silencios. No hay mejor musa que la disciplina.

Sobre el poeta de todos
“A todas las personas que estamos vinculados a la poesía nos duele la muerte de un poeta. Y de Mario Benedetti hay que rescatar que fue uno de los pocos que logró darle dimensión masiva a la poesía. Benedetti se salió como pocos de la torre de marfil y logró una poesía entendible para el taxista, para el cajero de banco y para los intelectuales. La suya era una sencillez pasmosa. Creo que Benedetti ha sido para el continente como un segundo Neruda, en el sentido de que son poetas que encarnaron a la poesía de manera masiva, la hicieron palpable para el ser humano de la calle”.



Fuente:
Revista Sala de espera


Los Imposibles - Gustavo Dudamel - Parte.1



.

No hay comentarios.: