Puede suceder que al querer ir al cine de su preferencia a ver alguna película para pasar un rato entretenido, casualmente no encuentre entradas o el tráfico evite que llegue a tiempo a la función deseada. En ese caso, ya estando en el sitio y no teniendo muchos ánimos de hacer otra cosa, tal vez decida conformarse con ver otra cinta, pero resulta que lo único disponible es una película venezolana de la que no sabe mucho y le da temor invertir el dinero porque puede resultar aburrida o en muchos casos inentendible. Supongamos que decide arriesgarse y que esa repentina segunda opción cinematográfica lleva por nombre “Hermano”.
Rocco Pirillo
Fotos: Rocco Pirillo
Hace pocos días la cinta, su director el venezolano Marcel Rasquin y su productor Enrique Aular, fueron noticia cuando en la capital de Rusia, la película obtuvo el premio de la audiencia, la crítica y el máximo galardón, el San Jorge de Oro, en la más reciente edición del reconocido festival cinematográfico moscovita de clase A. Tras una presentación especial, la prensa venezolana pudo conocer el por qué del reconocimiento y entendió que tanto ella como sus protagonistas, darán más de qué hablar a partir de su estreno al público el 2 de julio.
En una oportunidad durante una entrevista para otro artículo de Sinflash, Rasquin declaró:
“Hermano no es una historia de pistolas de barrio y de groserías, es una historia de vínculos, amor, solidaridad, sobre lo digno que es perseguir un sueño, sobre la posibilidad de alcanzarlos, sobre las cosas que tienes que sacrificar para alcanzar el sueño, sobre la hermandad” y no pudo haberla definido de mejor manera.
Es una cinta bien hecha y, a diferencia de otras nacionales, muy bien contada que lleva al espectador por un paseo de emociones ambientadas en la realidad de muchos venezolanos. Lo más importante, es que efectivamente produce algo en quien la ve y le brinda un claro e importante mensaje. Es una película hecha con talento nacional que sin duda vale la pena ver. Ciertos detalles técnicos como el granulado de la imagen en ciertas escenas o cortes que pueden resultar un poco raros, quedan en muchos planos atrás con el desenlace inesperado, emocionante, crucial y adecuado que tiene la historia.
Puede que cuando salga de la función donde “sin remedio” cayó, no solo usted si no también su opinión sobre el cine venezolano haya cambiado un poco. Es muy probable que salga recomendando “Hermano” como primera opción de calidad para disfrutar. Esta vez si los aconsejados no encuentran entradas, al menos usted podrá sentirse orgulloso de un gran producto venezolano.
Fuente: Sinflash
____________________________________________________
"Hermano" golea la gran pantalla
Hermano, ópera prima de Marcel Rasquin que estrena este viernes, podría ser el fresco de un país, representado en un equipo de fúbol, cuyos sueños se ven truncados por miles de obstáculos como la carencia de infraestructura y apoyo, la falta de tradición en este deporte, la corrupción y politiquería incrustadas en las instituciones deportivas y hasta el resentimiento, odio y egoísmo, que a veces nos impiden trabajar en grupo. Pero no es esa la pretensión de la película de Rasquin, que más bien prefiere centrarse en la "pequeña" historia de dos hermanos de crianza, cuya realidad los aplasta, los sofoca, se quiebra dejando el camino lleno de espinas y vidrios partidos.
Daniel y Julio juegan fútbol en el barrio La Ceniza. Quieren llegar lejos en un deporte que no reina dentro de las preferencias de su entorno -lo cual hace el sueño más dramático-, un ambiente donde dominan la violencia, las drogas, el alcohol, la mafia, los embarazos no deseados...
Desde la primera escena, Hermano atrapa al espectador. Una desgarradora realidad sirve para engancharlo: la de un bebé abandonado en un basurero, con un llanto que taladra la conciencia. Luego vendrán las muy bien logradas secuencias de entrenamientos y partidos de fútbol, y de violencia en el barrio.
Marcel Rasquin se vale de actores poco o nada conocidos (Fernando Moreno y Eliú Armas, como Daniel y Julio; Marcela Girón, como su madre, y Alí Rondón, como el portero) para lograr situaciones verosímiles, que las alejan de asociación alguna con personajes o historias de la televisión, medio predominante en la cultura venezolana. No obstante, hay profesionales como Gonzalo Cubero, quien interpreta a un entrenador con un rol patriarcal bien importante en la trama, y Alberto Rowinsky, como el entrenador del Caracas Fútbol Club.
Resulta gratificante toparse con películas como ésta en la cinematografía nacional, con una buena historia llena de dramatismo, emoción y sensibilidad. ¡Gol del cine venezolano!
Ángel Ricardo Gómez
EL UNIVERSAL
No hay comentarios.:
Publicar un comentario