domingo, febrero 27, 2011

Moisés Kaufman, venezolano en Broadway

Broadway lo tiene en buena estima. Jane Fonda es capaz de romper por él un ayuno teatral de 45 años. Nominado al Tony y al Emmy, el reconocido dramaturgo y director venezolano tenía desde hace rato la espinita de no haber montado en Venezuela ninguna de sus propias obras. En dos semanas por fin presentará en Venezuela Actos indecentes: Los tres juicios de Oscar Wilde , la primera pieza que estrenó en tablas neoyorquinas hace 13 años.


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Fotografías Lara Alcántara / Nueva York
 

Moisés Kaufman no tiene una hora libre en estos días. La única manera de hablar con el dramaturgo es llamarlo a su celular entre un compromiso y otro. "Estoy comiendo pero puedo hablar. No te importa, ¿verdad?", se excusa. Hay en él un rasgo llamativo que aflorará en pocos minutos; por un lado se hará obvio que tiene la sensibilidad de un artista: tanta como es necesaria para que en Broadway lo consideren una suerte de iconoclasta con propósito. Pero por otro, también será evidente que tiene el pragmatismo de un administrador, ese mismo que se graduó en la Universidad Metropolitana y trabajó en Procter & Gamble antes de mudarse a Nueva York hace más de 20 años. Así como hablará de su búsqueda estética, tampoco se cortará en advertir que esta entrevista será breve. Su discurso navega entre una faceta y otra sin baches, como si su cableado cerebral hubiera aprendido a conectar esos dos hemisferios sin cortocircuitos, sin redes caídas, sin ballenas tuiteras que indiquen que esa extraña coherencia ha llegado al tope de su capacidad.



A sus 47 años, Kaufman se prepara para montar en Caracas su primera obra en Broadway. "Lo último que había hecho en Venezuela fue dirigir en 2006 ­en el Festival Internacional de Teatro de Caracas­ una obra que se llama I am my own wife de Doug Wright, pero nunca había dirigido en mi país una obra propia. Desde hace tiempo quería hacerlo pero estaba muy ocupado. Hablé con mi amigo Michel Hausmann y quedamos en codirigir juntos el montaje de Actos indecentes: Los tres juicios de Oscar Wilde, que fue la primera obra mía que se estrenó en Nueva York". En ella, el escritor Oscar Wilde es sometido a juicio ante la sociedad inglesa por su homosexualidad y su romance con el hijo del marqués de Queensberry. En un casting conjunto entre Kauf- man y Hausmann, el elenco quedó integrado por Javier Vidal, Christian McGaffney, Juan Carlos Alarcón, Alejo Felipe y Rolando Padilla, entre otros.


"También me ilusiona mucho que participe Fernando Ivosky, quien fue mi profesor en el grupo de teatro Thespis de la Unimet. Allí fue donde empecé a hacer teatro", revela. "Cuando me gradué le dije a mis padres que ahí les dejaba el título de Administración porque lo obtuve para ellos, pero lo que yo quería era estudiar esto; fue ahí cuando mezclé los dos oficios por un año mientras resolvía cómo irme, hasta que al año siguiente me vine a la Universidad de Nueva York a estudiar teatro. Al final no terminé porque sentí que ya había avanzado un buen trecho y quería hacer las cosas yo mismo, así que monté mi propia compañía". Tectonic Theater Project ­cuyo nombre alude a la naturaleza estructural y dinámica del arte dramático­ abrió sus puertas en 1991. En 1997, Ac- tos indecentes fue el estreno simultáneo de Kaufman como dramaturgo y director en NY; en unos meses, el New York Ti- mes lo incluyó en la lista de los 10 personajes más influyentes en el ambiente cultural de EE UU ese año. Aclamada por la crítica, la pieza tuvo 600 funciones en Nueva York, así como representaciones en Los Ángeles, San Francisco, Toronto y el West End londinense. Según el sitio web de su compañía, la obra ha sido producida y presentada en varios países y en más de 40 ciudades de EE UU.



"Sé que en Venezuela hay mucha expectativa con Actos inde- centes y es hermoso que por fin pueda mostrarla allá. Eso me emociona". ¿Nervios, quizás? "Escribir siempre es un acto personal; subir una expresión creativa a un escenario siempre trae riesgos. Una vez le pregunté a Robert Redford si alguna vez se le quitaron los nervios y me dijo que no, que prefería tenerlos. Yo también los prefiero porque me permiten calibrar lo que estoy haciendo". Si le preguntan de qué depende triunfar en Broadway, lo piensa. "Depende de un arduo trabajo, suerte, magia, talento. Yo desde una edad muy temprana sentía pasión por el teatro, pero el resto siempre queda en manos de los dioses.


Lo mío es amar y trabajar".


Drama con lupa.

Michel Hausmann ­fundador de Palo de Agua Producciones y productor de musicales como El violinista sobre el tejado y Jesucristo Superestrella­ da cuenta del estilo de trabajo de Kaufman. "Tenemos créditos compartidos porque alguien tiene que ayudarlo aquí, pero Actos indecentes se ha presentado de muchas formas y él siempre me dijo que quería hacer aquí su propia versión. Estamos trayendo de Nueva York a sus diseñadores de iluminación y de escenografía para que se vea exactamente igual a como se montó allá hace 13 años", explica el productor. "Moisés es muy detallista y él mismo tradujo la obra en español. Mientras esperamos a que venga a Caracas a ensayar, le enviamos videos de los avances y él nos hace sus observaciones".

Un guión de Kaufman no se resuelve en pocos días. De hecho, es famoso por sus extensas investigaciones al escribir cada pieza.

En Actos indecentes, entramó documentos históricos, cartas y biografías sobre la vida de Wilde.

Para The Laramie Project ­una obra basada en un caso real, sobre la muerte de un estudiante homosexual en el pueblo de Laramie, Wyoming­ entrevistó in situ a cientos de personas. Luego volvió 10 años después para revisar la vida del pueblo y actualizar la obra con un epílogo. No en balde, TLP está catalogada como una de las piezas más representadas en liceos y universidades de EE UU. Kaufman también dirigió la adaptación cinematográfica con las actuaciones de Peter Fonda, Laura Linney y Christina Ricci. La cinta ­transmitida por HBO­ fue seleccionada para la noche inaugural del Festival de Cine de Sundance en 2002, y ganó una mención especial en el Festival de Cine de Berlín. Con ella, Kaufman recibió luego dos nominaciones al Emmy como mejor director y mejor escritor.
 


Barbarella para Beethoven.


Escribir 33 Variations ­una obra sobre una musicóloga enferma que estudia las inexplicables 33 variaciones de Beethoven sobre un simplón vals de Diabelli­ le tomó tres años de documentación. Para el papel principal, en 2008 Kaufman enfiló sus baterías hacia la actriz Jane Fonda, quien hace más de 45 años no se subía a las tablas. "Le expliqué de lo que se trataba, leyó el material y le gustó enseguida. Yo también me sentí muy cómodo con ella", asegura. "Él es el director más cooperativo con el que he trabajado. Está completamente abierto a las ideas y aportes de la gente. Es como si no fuera un director de teatro, sino un director de orquesta visionario", declaró entonces Fonda para AP. A la larga, la obra le valió cinco nominaciones a los premios Tony, entre ellos Mejor Obra.

Sus fuentes de inspiración, asegura, son aleatorias.

The Laramie Project surgió siguiendo las noticias.

33 Variations, de una con- versación sobre Beethoven con un vendedor de discos. ¿Escribe pensando en el público o en la crítica? "En ninguno. Me preocupa más entender primero a los personajes, pero realmente no sé cómo los escojo ni sé dónde voy a conseguir ideas; si es en una fiesta, en una librería, en un salón de clases. Es como esas personas que te enamoran y punto. En ese sentido, hacer teatro para mí es como enamorarse: no sabes dónde vas a encontrar esas ideas ni tampoco las escoges".

En tiempos de celulares de última generación, Twitter, cine en 3D y televisión de alta definición, Kaufman cree que la función del teatro es seguir explorándose.

"La única forma de ser parte importante del diálogo es continuar esa búsqueda de una profunda investigación estética, de nuevos lenguajes teatrales, de coincidencia de temas y una curiosidad más allá de las obras individuales", asegura. ¿Y el Tony? "Lo de los premios puede ser peligroso si uno se lo toma como un concurso de popularidad. Caer en eso es como perseguirse la cola. Sin duda recibir un reconocimiento es grato, pero trato de mantenerme íntegro en comunicarle a los demás algo de su condición humana", sostiene quien acaba de dirigir en Los Ángeles la pieza Bengal tiger at the Baghdad zoo de Rajiv Joseph y prepara la dirección de su primera ópera, El Gato con Botas, del difunto compositor catalán Xavier Montsalvatge. "Cuando escribo o dirijo una obra y la gente sale de la sala, espero que haya reconocido en sí misma algo verdadero que haya sentido o vivido antes. Espero que se sienta menos sola".



Fuente: Todo en Domingo

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