Admirada hasta el orgullo, esta caraqueña se ufana, y con razón, de haber promovido en tres décadas de vida artística sones folclóricos. Vigor le sobra. Vestida de talento pluridimensional, ha dirigido cada ámbito de la respetada escuela Danzas Venezuela, desde donde ha diseñado coreografías, propagado conocimientos a cientos de alumnos provenientes de los cuatro puntos nacionales y, por si fuera poco, ha superado los obstáculos, para hacer suyos los más prestigiosos escenarios nacionales e internacionales.
Todo empezó cuando debía. A sus incipientes 13 años no era mucho lo que podía hacer, hasta que el poeta y escritor Manuel Rodríguez Cárdenas, su mentor y futuro esposo, atajó las potencialidades de una fulgurante gema que traspiraba talento nato cuando pisaba la tarima del Retablo de Maravillas: “Como toda muchacha, a esa edad lo que me interesaba era salir, bailar y recibir el aplauso… De no haber existido él, no estaría ahora aquí”, recuerda agradecida.
Convencida de que ha vivido para su don, es la responsable de animar lo que hoy se conoce como danza nacionalista, género “basado en el hecho folclórico sin imitarlo porque, al sacarlo de su entorno y llevarlo a un escenario, pierde su natural esencia tradicionalista”, explica Moreno. Los siete lustros dedicados al placer del ritmo la han consagrado, sin embargo, “para mí lo más importante es enseñarle a la juventud el inmenso caudal que tiene el venezolano con su música y costumbres”, confiesa.
Regentar este concepto y concederle eco universal, mediante la estandarización de su nomenclatura, le ha cedido la responsabilidad de asignar a cada paso un nombre que, a la postre, es difundido y reconocido en el mundo entero, lo que habla de un inmortal legado.
Pero ser la reina nacional en su ámbito tiene su inversión: noches en vela, dolores de cabeza, desesperanzas y divergencias de pareceres, torbellino que al final del camino vale la pena: “Me gusta cuando las danzas están completas y las muchachas bailan bonito. Eso me llena y hace feliz. Quiero que la herramienta que les doy les permita superarme, eso hace que el arte persista”, evalúa.
Entre los avatares de una vida armonizada por el zapateo vernáculo, recapitula comprometedores y, a la vez, honrosos momentos, inmortalizando en especial una presentación realizada en Moscú, Rusia: “Estábamos preparados para salir a las 7:30 de la noche, sin embargo debíamos esperar a que llegara la ministra de cultura. Cuando se cumplió la hora exacta, de repente se abrió la cortina y empezó a sonar la música. Tuvimos que programar todo otra vez y, aunque pensé que se trataba de una mala señal, a la final salió bien. Creo que Dios siempre me ha acompañado a todas partes”, reconoce.
Alegre y espontánea, humilde y respetuosa, pero por sobre todas las cosas firme como el acero, Moreno no da tregua a su quehacer: “La compañía cuenta con 35 integrantes y sobrevivimos porque luchamos como la mancha rebelde contra todas las cosas”.
Más de 500 coreografías engrosan el número de sus creaciones, destacándose por su complejidad “Chimbanguele: cuando San Benito llega al cielo”, “La tierra venezolana” y “En la sedienta Guajira”, experiencia obtenida gracias a sus arduas horas de estudio, lectura, investigación y, sin duda alguna, ejercicio. De estas faenas ha concientizado “que un gran bailarín nunca termina de aprender”.
Nutriendo almas apasionadas por este cosmos, con el apoyo de sus hijos Manuel Rodrigo y Fernán Gonzalvo, Yolanda Moreno resume su oficio: “Sacrificio, amor, belleza espiritual y angustia. La danza es como la vida, pero a veces más dura”.
Fuente: Cosmo Guayana
1 comentario:
felicidades a los que publicaron esta informacion acerca del nacimiento de la danza nacionalista y su extraordinaria e inigualable fundadora...es un gran ejemplo de amor por la patria y es simbolo de admiracion para todos lo que estudian danzas en venezuela.......soy estudiante de educacion IX SEMESTRE y en estos momentos he reflexionado y ando iniciandome en el campo de la danza y todo lo que esté relacionado a las manifestaciones culturales de nustro pais para enseñar y aportar un granito de mi para aquellos niños y niñas que esperan en un futuro nuevo y rico en valores culturales......gracias y nuevamente felicidades.
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