sábado, octubre 25, 2008

El karateca Antonio Díaz, un Samurai Venezolano

Con 27 años, el karateca Antonio Díaz está entre los dos mejores del mundo en kata. Tiene una colección de medallas que apabulla: se ha colgado nueve veces el oro de los campeonatos nacionales, es el campeón vigente de los Juegos del Mundo, ha ganado tres veces el Open Internacional de París.




FOTOGRAFÍAS MARCEL CI- FUENTES marcelcifuentes@gmail.com


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El niño no ganaba oro.


Nada. Iba a las competencias trajeado con su karategi y no lograba figurar sobre el tatami. "Cuando empecé a hacer karate no era el niño estrella", recuerda Antonio Díaz.
Los triunfos no llegaron de un golpe.


Los campeonatos se le hacían esquivos; no conseguía asestarse medallas en el pecho. "Yo me desesperaba y un día dije `este niño no sirve para esto, no lo voy a llevar más", rememora su madre Carmela Díaz de esa decisión que buscaba resguardar a su hijo de las derrotas. Pero el papá no lo permitió: "Yo insistí. Le dije a Antonio que tuviese paciencia, que iba a empezar a ganar", cuenta su padre Antonio Díaz. Y la paciencia –uno de los principios del código del bushido o "camino del guerrero"– le cambió los pasos al pequeño karateca. "Comencé a ganar unos campeonatos y mi objetivo se convirtió en ganar, ganar y ganar. Quería tener el record del que ganaba más. La batalla era conmigo mismo, me volví mi enemigo a vencer", rememora Díaz de esa voluntad empeñosa.

Las palabras de niño se transformaron en medallas doradas. Y la lista de triunfos es hoy difícil de enumerar: Díaz es nueve veces Campeón Nacional de kata en la categoría adulto, cinco veces campeón panamericano adulto –este 30 de mayo va por la sexta victoria–, y cuatro veces campeón suramericano. Es el campeón de los Juegos del Mundo, y además se ha colgado varias veces en el cuello el oro en abiertos de París, Holanda, Estados Unidos –en marzo de este año lo obtuvo por segunda vez en Las Vegas–, y ha ganado en abiertos de Francia y Austria, entre otros. "Cuando de chamo veía a los campeones mundiales siempre decía: `quiero llegar allá’. Deseaba estar entre los mejores del mundo y hoy me encuentro entre los que yo veía cuando era niño", dice como un verdadero guerrero.

Antonio Díaz tiene rostro de chico noble y apacible. Es un muchacho cercano y tímido en contrapeso. En el dojo de su casa –"es el lugar donde puedo estar conmigo mismo"– entrena con esa mirada sedimentada en el horizonte. Lleva puesto su karategi –"mi armadura, como mi segunda piel”– y un cinturón negro, viejo y deshilachado. "Ese pelado y roto del cinturón representa horas de esfuerzo y de entrenamiento", reflexionaría después. Sus manos parecen hojillas que rebanan filosas el aire. Las piernas se estiran en extensiones arrebatadas.


Desplazamientos vertiginosos, repentinos –casi invisibles–, que terminan en una posición templada, rígida, contenida de energía. Cada puño, cada patada, lleva en su movimiento el roce resonante de la tela del karategi, que se acompasa con resuellos explosivos y con los gritos fulminantes que rebotan con ecos ensordecedores en el dojo.
PATADAS AL ÉXITO



El pequeño copiaba las patadas de su papá karateca. "Se ponía a mi lado a imitarme. No se desanudó la cinta al crecer; hoy es cuarto dan", reconstruye su padre. "De chamo era un poquito peleón, si me molestaban me caía a golpes. Poco a poco fui cambiando, hoy me considero una persona tranquila", admite Antonio con la serenidad en su verbo.


Y en sus años de estudio compartía horas de clases con entrenamientos sobre el tatami y a regañadientas abandonó el combate para dedicarse por entero al kata. Y así logró engancharse otra medalla: la de comunicador social en la UCAB a la par de preseas en campeonatos y competencias, además de la certificación como preparador físico y entrenador personal que obtuvo el año pasado en Estados Unidos.


Quienes lo conocen saben que profesa la humildad como un credo.
"Es muy sencillo, a pesar de toda la fama y lo que ha alcanzado", dice su preparador físico y entrenador Rolando Valbuena. "Cuando gana no brinca ni salta. Saluda a su oponente y alza los puños al cielo emocionado; lo hace por respeto a su rival", revela su madre. Díaz es un verdadero entregado al kata.


"He tenido momentos en los que me meto tanto en el kata que estoy como en un trance y no recuerdo cómo lo hice. La concentración y el disfrute hace que el kata fluya solo", cuenta Antonio. "Su vida gira en torno al karate. Antonio es un karateca en cuerpo, alma, corazón y vida", asoma su madre. "Él es como una montaña: hermosa por fuera, pero si te toca con un golpe te puede hacer muchísimo daño", señala Valbuena.

Este campeón que ofrece seminarios en Croacia, Estados Unidos o El Salvador, es ídolo de niños a los que firma cinturones y no se desanima en que el karate pase a ser deporte olímpico. Así repasa afanoso esquemas, estructuras y observa grabaciones de sus desempeños para pulir cada paso. "Soy muy crítico conmigo mismo", admite. ¿Existe la perfección en el kata? "Yo creo que sí o por lo menos quiero creer que existe", responde de golpe. "Antonio es sumamente disciplinado, siempre entrega más de lo que esperan de él y su mente está volando constantemente en la búsqueda de ese movimiento perfecto e ideal", señala su preparador. Desde este año, además, se entrena en Japón con el maestro Yoshimi Inoue –Antonio pertenece a su organización Inoueha Shitoryu Keishinkai– y en junio vuelve con él para preparar sus destrezas en el shitoryu para la única medalla que se le ha hecho esquiva –aunque ha conseguido bronce en tres oportunidades–, el Campeonato Mundial que este año llevará los mejores cintas negra del mundo a Tokio.


"Ha renunciado a fiestas y vacaciones por el karate. Está entrenando permanentemente. Siempre da el máximo en cualquier campeonato independientemente de la jerarquía que tenga", señala Antonio Díaz padre. El retiro, esa frontera que se vislumbra en el camino de todo deportista también es una idea que a veces le patea en ciertos momentos. "He pensado en retirarme por darle cabida a otros proyectos como tener mi propio gimnasio, dar clases o tener un programa de televisión, pero siento que puedo dar más". El guerrero venezolano que lleva tatuado en la espalda unas tipografías en japonés que significan "espíritu de samurai" cuenta con la certeza de los convencidos que por ahora no debe abandonar definitivamente el dojo. "Antonio está todavía por hacer su mejor ejecución, su mejor kata", sentencia su entrenador.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

antonio eres el karateka q mas abmiro en la parte de kata

atentamente alfredo del dojo kenshi lara

Jasleny Pirela dijo...

Dios te ha puesto en el camino de mis hijos, tengo mucha fe de que vas ha poder guiarlos, no espero mas, que sean hombre y mujer de bien, bienvenido a nuestras vidas. Nos vemos el proximo 28/11/09 Jasleny Pirela

Alejandra Gonzalez dijo...

Hola, antonio, eres mi idolo, verte a ti y tu esfuerzo me llenan de energía para seguir haciendo lo que hago, yo tambien soy por kata y te eh visto en competencias, y eres realmente Excelente, que dios te cuide. Ah! tengo una entrevista en clases de ingles, y tengo que escoger a un famoso, asi que te escogere a ti, porfa sigueme en twitter (@chiky_ale13)para asi realizarte las preguntas que necesito saber de ti. Gracias, un beso, cuidate. porfa