lunes, agosto 10, 2009

Venezolanos con voz de mando en Museos de Estados Unidos

Desde Nueva York hasta Miami, varios venezolanos deciden sobre las colecciones de arte en museos emblemáticos de Estados Unidos.

Cada uno de ellos ha dado su aporte para que los artistas de la región sean reconocidos internacionalmente. Su trabajo ha contribuido para que las obras latinoamericanas se exhiban públicamente y se coticen a la altura de los grandes maestros. Este es el álbum de anécdotas de siete compatriotas que han conquistado un espacio en la esfera estadounidense del arte
Talento Nacional, abre caminos para el arte Latinoamericano


CAROLINA LEDEZMA ledezmacarolina@yahoo.com

FOTOGRAFÍAS CAROLINA LEDEZMA Y CORTESÍA DE MAC, AMERICAS SOCIETY, CIFO, SOTHEBY’S, MOLAA Y NMCAH NUEVA YORK / ESTADOS UNIDOS


RINA CARVAJAL

Trascender la geografía

La curadora adjunta del Miami Art Museum es un general de tres soles en la lucha por que los artistas de América Latina sean considerados fuera de la burbuja que les impone la geografía. Su experiencia incluye años de trabajo como profesora de Historia del Arte en universidades de Caracas, Montreal, Sao Paulo y Nueva York; subdirectora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, curadora invitada de la Bienal de Sao Paulo (1998) y asesora del Museum of Contemporary Art (MOCA ) de Los Ángeles.
Dos momentos especiales marcaron su carrera: su exitosa exposición The Experimental Exercise of Freedom (Moca, 1999-2000), y su período al frente del Miami Art Central (MAC) entre 2003 y 2006. De estas dos vivencias salta a la vista un nombre en común: Gego.
En Moca presentó una selección de las propuestas más experimentales de la obra de Gego, Lygia Clark, Helio Oiticica, Mira Schendel y Mathias Goeritz, que impactó positivamente al mundo del arte. En MAC, uno de sus primeros proyectos fue una exposición sobre la artista germano-venezolana que ideó la reticulárea.
"Yo crecí muy cerca de Gego e iba a su casa con frecuencia. Trabajé en la primera retrospectiva de su obra que hizo Sofía Imber". También escribió sobre ella en el libro Inside the Visible, publicado por MIT Press, y en Twentieth Century Art From Latin America, de Phaidom Press; así como era tema recurrente en sus clases en McGill University. "Siempre pensé que ella debía entrar en la historia del arte internacional". No obstante, el interés de Carvajal por el arte contemporáneo no tiene fronteras. Actualmente, prepara la gran primera retrospectiva de Lygia Clark en Estados Unidos, que se presentará en el Miami Art Museum (MAM) en tres años.
En 2006, el MAC se fusionó con el Miami Art Museum y Carvajal pasó a ser curadora adjunta del museo.
"Uno de mis mayores placeres como curador es contribuir a una lectura más sutil y compleja de las narrativas de la historia del arte moderno y contemporáneo".

LUIS PÉREZ ORAMAS

Despertar al elefante

El curador de arte latinoamericano del Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York, Luis Pérez Oramas, tuvo un estreno a lo grande. En febrero de 2007 (dos meses después de asumir el cargo), la primera exposición de Armando Reverón en Estados Unidos marcó un estándar muy alto para demostrar el aporte de lo latinoamericano a la esfera artística mundial. "No hay otro museo en el mundo que tenga los fondos de arte moderno latinoamericano que posee MOMA", dice. Para demostrarlo, a finales de 2007, organizó la exposición New Perspectives in Latin American Art: 1930-2006, con la que sorprendió a la crítica especializada que desconocía el valor artístico de lo que se había adquirido en los últimos 10 años. Durante su gestión se editó el segundo volumen sobre escritos de crítica latinoamericanos, centrado en Venezuela y en la figura de Alfredo Boulton, con el nombre de Alfredo Boulton and his contemporaries. Critical dialogues in venezuelan art 1912-1974. "Es una lectura fundamental para entender el proceso de la modernidad venezolana". Un tercer volumen sobre Brasil y Mario Pedroso está en producción. También planificó la exposición que actualmente ocupa las salas del New York State Museum en Albany (Latin American and Caribbean Art: Selected Highlights from the Collection of The Museum of Modern Art) , con 52 obras que "permiten mostrar lecturas coherentes desde el período de la modernidad temprana al arte contemporáneo latinoamericano" de Rufino Tamayo, Wifredo Lam, Fernando Botero, Joaquín Torres García, Armando Reverón, entre otros. Actualmente trabaja en la primera retrospectiva combinada del argentino León Ferrari y la brasileña Mira Schendel, prevista para abril de 2009. Esta exposición se mostrará luego en el Museo Reina Sofía de Madrid y el Museo de Arte de Buenos Aires. "Quiero pensar que, en materia de arte latinoamericano, el MOMA era un elefante dormido que se despertó". Mientras tanto, prepara viajes a México y Perú para ver las escenas locales con detenimiento y no descansa para ofrecer una mirada más compleja del arte moderno y contemporáneo, "pero en especial del papel que juega el factor latinoamericano en esa complejidad", señala.



AXEL STEIN

Buscador de tesoros

Si hay una anécdota que hizo famoso al director de la casa de subastas Sotheby’s en Miami, Axel Stein, fue el hallazgo del cuadro perdido de Arturo Michelena, L’Enfant malade (1887), obra con la que el pintor venezolano ganó la medalla de oro en el Salón de París de 1889. Stein –con el apoyo de documentalistas y colegas– supo que Sotheby’s tenía en sus depósitos los archivos de la firma que hizo la subasta en 1926, donde se vendió por última vez. De allí extrajo el apellido del comprador: Burns. Luego supo que esa persona era Owen Burns, ingeniero que ayudó al millonario John Ringling a fundar la comunidad de Sarasota (Florida). Tras decenas de llamadas, finalmente Stein dio con el óleo en los depósitos del John & Marble Ringling Museum. La obra se cotizó en 1,32 millones de dólares en 2004, que es el récord más alto para un artista venezolano en la historia. Pocos meses después también halló el segundo óleo que el pintor llevó al Salón de París: La visite electorale (1886), el cual se vendió por 576.000 dólares al año siguiente. Coincidencias como ésta avivan su sangre casi a diario. De su etapa en Caracas guarda memorias sorprendentes, como aquella ocasión en la que halló La Diosa del Mar (1944) de Mario Carreño, mal guardada en el depósito de una casa de Sebucán. "A la familia no le gustaba el cuadro porque tenía unas conchas marinas pegadas", dice con sorna. La obra fue el récord del artista hasta hace pocos años: 321.000 dólares. Otro día envió por DHL un libro "no muy antiguo" sobre William Blake que contenía unos grabados sueltos. Poco después cayó en cuenta de su ligereza. "Estos originales de Blake eran tan raros que se vendieron por millón y medio de dólares". El trabajo depurado de Stein se mide con una vara alta. "Cuando me mudé a Miami, esta oficina vendía 3 millones de dólares anuales"; el año pasado vendieron 45 millones. Por lo pronto, su mayor preocupación es entender la dinámica de un mercado que cambia constantemente.




GABRIELA RANGEL

Un espacio infinito para el arte

Desde 1965, Americas Society se ha dado el lujo de presentar lo latinoamericano como algo no homogéneo. Bajo el mando de Stanton Catlin, su galería albergó a curadores y artistas a quienes se les dio carta abierta para mostrar su talento. Entre ellos, por ejemplo, estuvieron Gego –quien montó allí una de sus reticuláreas (1969)– y Alejandro Otero, quien curó una selección de paisajes venezolanos (1979). Gabriela Rangel se incorporó al equipo como directora de artes visuales en 2004, para llevar adelante el proyecto que convertiría la galería en una suerte de kunsthalle, donde una comunidad pudiera entender que el arte de veintitantos países es mucho más elaborado y sofisticado que lo que implica la rúbrica "arte latinoamericano". Bajo su mando, la institución ha mantenido esa política de puertas abiertas para curadores reconocidos como Natalia Majluf y Cecilia de Torres.
"Con Beyond geography, mi proyecto inicial al llegar a Americas Society, revaloricé la historia de las exposiciones que se habían hecho en la institución". En esa ocasión recreó la polémica obra del chileno Juan Downy, Anaconda: mapa de Chile y su historia. En su momento esa obra fue una crítica institucional en un país "donde las opiniones políticas no eran permitidas". Esto avivó el interés por Downy en la esfera artística de Estados Unidos. "Ahora quieren hacer una retrospectiva y hasta salió un artículo en la prestigiosa revista October".
De allí también surgió A principality of its own, una compilación crítica que aporta claves esenciales para el conocimiento sobre el arte de América Latina en Estados Unidos.
Algo similar a lo de Downy le ocurrió tras hacer la primera exposición de la brasileña Paula Trope en ese país: Emanci patory action: Paula Trope and the Meninos (agosto 2007).
Por estos días prepara la primera exposición en solitario del artista cinético Carlos Cruz-Diez en Nueva York. Aunque no es la responsable, esta curadora –formada en la UCAB y el Bard College– supervisa cada detalle del proyecto. Quiere que el venezolano Javier Téllez cure una exposición sobre Latinoamérica y que los brasileños Dias y Reidweg hagan una obra in situ. Por otra parte, también fue invitada a participar en la curaduría de Watch This!, una exposición sobre "the moving image" para el Smithsonian Institution, que legará a la institución una colección de obras que no son cine o video, sino redentoras de la pintura.
"Me interesan los artistas que me ayudan a entender mejor el lugar donde estoy y el tiempo que me ha tocado vivir", dice. Por eso trabaja para que el arte de América Latina tenga un espacio infinito.




CECILIA FAJARDO-HILL

Oportunidad para el talento joven

Llegó a Miami en 2003. Con su tesis doctoral obtenida en Inglaterra y una amplia experiencia al frente de la Sala Mendoza, salió de una Caracas en paro para no regresar. En Florida se hizo un nuevo camino como directora y curadora de Cisneros Fontanals Art Foundation (CIFO), donde tiene como misión generar oportunidades para que el arte de América Latina navegue en una plataforma internacional. "Si un artista como Javier Téllez se presenta en la Bienal del Whitney Museum este año es porque maneja un discurso que le permite dialogar con otros artistas internacionales", explica. Uno de los mayores éxitos de Fajardo-Hill fue la transformación del sistema de residencia de CIFO en un sistema de subvenciones y comisiones para artistas de mediana carrera. "Hoy tenemos un comité de selección en toda América Latina y Europa para saber qué es lo que realmente está pasando en cada lugar". Como curadora, Fajardo-Hill ha visto premiado su esfuerzo en CIFO con exposiciones que superan con creces lo que prometían sus proyectos. Eso le ocurrió con el joven mexicano Emilio Valdés, cuya instalación "de una calidad cinematográfica espectacular" fue un éxito entre el público. "Tuvimos que trabajar de la mano, pero no queríamos cortarle las alas". Al final, "se presentaron ocho proyecciones que componían una instalación maravillosa". Una experiencia similar ocurrió con la colombiana Johanna Calle cuando presentó su Obra negra –"una de las propuestas más bellas que he visto en mi vida sobre la marginalidad en Colombia y el tema de la mujer"– o con la videoartista brasileña Dora Longo, a quien la directiva no escogió en el primer año que participó en el concurso, pero sí en esta segunda oportunidad. "Yo estoy emocionada porque estoy segura de que va a ser algo muy inusual". Con su prisma amplio, las exposiciones que ha organizado tienden puentes para escapar del nicho de lo latinoamericano. Un ejemplo fue Fortunate objects, que en 2007 combinó creadores muy importantes internacionalmente como Ai Weiwei y Damian Hirst, con otros emergentes como Emilia Azcárate y Alexander Da Cunha. "Lo importante es el discurso artístico que tienen en común, no las jerarquías ni el origen".



MARIAVELIA SAVINO

Entre lo religioso y lo latinoamericano

Pocos turistas que visitan Nueva York saben que existe el Nacional Museum of Catholic Art and History (NMCAH).
En ese museo, escondido entre las calles del East Harlem, trabaja como curadora e investigadora la venezolana Mariavelia Savino.
Esta arquitecta y curadora trabajó en Venezuela en el Museo Jacobo Borges antes de establecerse en Florida, en el Art and Culture Center of Hollywood, donde su montaje Geometric Why not? fue destacado por medios como The Miami Herald. Además, es curadora asesora del Museum of Latin American Art de Long Beach (California), donde montó la retrospectiva de Jesús Soto en 2006.
El NMCAH es un museo ecléctico al que Savino ha puesto orden para lograr que su colección crezca en calidad. La pieza más importante de este centro es el cuadro de Anthony Van Dyck, La traición de Cristo, del siglo XVII. Sobre Van Dyck prepara una exposición actualmente para trazar líneas de conexión de su trabajo con el de otros grandes artistas a través del tiempo.
"Como curador, me gusta que el artista, especialmente el latinoamericano, se entremezcle con los de otras regiones y de otros tiempos", comenta, para así mostrar diferentes visiones de un mismo tema o las relaciones que tienen en común.
Bajo su gestión, la institución ha logrado sumar otras composiciones de artistas conocidos como La monja de Fernando Botero, los dos silkscreen de Robert Rauschenberg y Andy Warhol, así como el Cristo de Muriel Castanis. Una de sus exposiciones más comentadas fue la selección de obras religiosas de la colección de Arnold Zingg que hizo en 2003.





ALEX SLATO

Tender puentes entre las Américas

Alex Slato es vicepresidente de programas públicos y proyectos especiales del Museum of Latin American Art (Molaa). Este museo pequeño de Long Beach (California) es uno de los pocos escenarios ganados para los artistas de América Latina en la costa oeste de Estados Unidos. Este comunicador social de 38 años nació en el seno de una familia argentina que en la Caracas de los años 70 estableció una de las principales casas de subastas del país: Valorarte. "Yo crecí en esa atmósfera desde niño y siempre estuve en el mundo de la plástica, conocí a los artistas y hasta tomé clases de dibujo con gente como el maestro Tomás Golding", cuenta. La muerte de su padre lo puso al frente del negocio, junto a su madre. Poco tiempo después, abrió oficinas en México, Buenos Aires y Miami con la idea fija de exportar talento venezolano a diferentes ferias en América y Europa. En 1999 se mudó a Puerto Rico para iniciar un proyecto de pujas curadas para museos latinoamericanos, como el Museo de Arte de Puerto Rico. Poco después se asentó en Miami. En el año 2001, cuatro semanas después del 11S, lideró una subasta en Molaa que cambió su rumbo de nuevo. En esa oportunidad, el fundador del museo Robert Gumbier lo invitó para ser parte de su directiva. "En esos días teníamos 150 obras y un espacio de 1.500 metros cuadrados; hoy tenemos 1.000 piezas y un edificio de 6.000 metros cuadrados que aún sigue expandiéndose". Su misión es que Molaa sea una plataforma para el talento vivo latinoamericano. Por eso creó la subasta más importante de los estados del oeste estadounidense, que incluye un salón de jóvenes talentos y maestros. Sin embargo, dos de sus más importantes exposiciones fueron sobre artistas desaparecidos como Jesús Soto y Wifredo Lam; una tercera por venir será sobre Roberto Matta. "Debemos mostrarle al mundo la tradición moderna y contemporánea del arte latinoamericano en el tiempo". Pero a Lam lo mostró en paralelo con otro cubano de mediana carrera, Carlos Luna. "Debemos tender puentes entre generaciones y contextos; no en vano, nuestro lema es que somos un puente hacia las Américas".




Fuente: Todo en Domingo



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