Antonio Pestana y Álvaro Álvarez de Lugo se han propuesto lograr que el Salto Ángel figure entre las maravillas del planeta. Aquí cuentan su cruzada.
Los Promotores del Salto
Hace 62 años, una periodista estadounidense confirmó que el Salto Ángel era el más alto del mundo y regó la voz con resonancia planetaria. Con el documental Kerepakupay-Vená: La expedición olvidada y una exposición itinerante de fotografías, ahora un guía turístico y un director de cine toman el relevo y luchan para que esta célebre cascada clasifique entre las siete maravillas naturales del mundo
Todo en Domingo
Magaly Rodríguez mrodriguez@el-nacional.com
Fotografías cortesía Antonio Pestana
Cuando la periodista estadounidense Ruth Robertson se bajó de la curiara en las riberas del río Churún hace 62 años, sabía muy bien lo que estaba buscando. No la detuvo la lluvia. No la atascó el barro. No la aplacó la furia de los ríos ni el enjambre de los puripuri que la acosaban cada noche mientras se iba acercando a uno de los hitos de su carrera. Con 42 años y la reputación de haber sido la primera corresponsal femenina de guerra, Robertson había movido cielo y tierra para que dos expertos internacionales la acompañaran a medir oficialmente la altura de un espectacular salto de agua. El mismo que el aviador Jimmie Angel se había tropezado en 1933 en sus sobrevuelos por el Auyantepui.
"Según el altímetro del avión, debe medir como mil metros", le había sugerido personalmente el propio Angel con su ojo de pájaro.
Ni siquiera la National Geographic Society daba mucho por su proyecto, luego de que cuatro expediciones masculinas hubieran fracasado en el engorroso intento. "Si lo logras, nos avisas", fue la inerte respuesta que recibió la reportera de Illinois cuando fue a pedirles apoyo para su misión. Robertson ya había sobrevolado la zona mientras trabajaba como relacionista pública para la Línea Aeropostal Venezolana. "La primera mirada al Salto Ángel se sintió como un nudo en mi garganta. Una vista impactante, derramándose de nichos de 200 a 300 pies desde la cima en dos partes: una, como una poderosa fuerza de agua, y a su derecha, otro listón en caída.
Era una vista maravillosa, pero definitivamente no desde el ángulo de cámara apropiado. Sin duda, fue ahí cuando se concibió la idea de ir algún día al fondo de la cascada. La majestad de una imagen tan tremenda tendría que ser fotografiada hacia arriba, no condescendientemente hacia abajo", se lee en un sitio web que lleva su nombre.
El 22 de abril de 1949, Robertson llegó, midió y fotografió por primera vez desde tierra la encumbrada cinta de agua que los pemones conocían desde hace siglos. En noviembre del mismo año, el mundo se enteró por las páginas de la revista National Geographic de que el exotiquísimo Salto Ángel, en el sur de Venezuela, medía 979,66 metros y era la caída de agua más alta del mundo. Otras publicaciones como Time y Newsweek hicie- ron eco de su hallazgo. Desde entonces, la catarata ha maravillado a miles de turistas de todo el mundo que quieren salpicarse con el descenso atomizado de su caudal. Antonio Pestana, presidente de Ecoalianza Venezuela y uno de los guías turísticos que lleva años trabajando en la zona, asegura que tampoco olvidará la primera vez que lo vio. "Es una sensación inexplicable, mágica.
Me quedé parado viéndolo y me puse a llorar", recuerda. "Hay turistas que se ríen, que lloran, que se quedan paralizados. Es tan imponente que no sabes qué hacer".
Borrón y salto nuevo.
Hijo de comerciantes portugueses, Antonio Pestana nació en Curazao y desde los 15 años vivió en Venezuela, trabajando como comerciante. "En un momento muy difícil de mi vida quise romper con todo y decidí mudarme.
Dejé Maracay y me fui a vivir a la selva por dos años con los pemones". Fue entonces cuando comenzó a trabajar como guía turístico y a empaparse de la etnografía indígena. "En realidad, esta cascada no se llama Churún Merú, aunque ése fue el nombre que pegó por error y que la gente más conoce. Entre los mismos indígenas hay disidencia, pero se presume que el verdadero nombre indígena del Salto Ángel es Kerepakupay Vená, que significa en pemón `salto al lugar más profundo", señala.
En su casa, Pestana atesoraba un ejemplar de la National Geo- graphic de 1949. La lectura de "Jungle Journey to the World’s Highest Waterfall" lo dejó inquieto. "A finales de 2009, le comenté a un amigo director de cine, Álvaro Álvarez de Lugo, la historia de esta señora. Ese año se cumplía el 60º aniversario de la medición del Salto Ángel", recuerda.
Ambos descubrieron que tenían entre manos material digno de un documental y comenzaron a levantar financiamiento. Bajo el sello de MonteSacro Films, el resultado es Kerepakupay-Vená: La expedición olvidada, un recorrido por la hazaña de la reportera con entrevistas a expertos en zonas protegidas, ecoturismo y miembros de la comunidad pemona. Su rodaje tomó seis días con un equipo de producción de siete personas.
Sin embargo, ambos señalan que su documental no responde a un mero interés artístico; también tiene un fin práctico. "No lo hicimos para lucrarnos con él, porque su producción y su difusión se han venido haciendo con las uñas. El punto es que actualmente el Salto Ángel es uno de los finalistas en la competencia por las Siete Maravillas Naturales del Mundo", dice Pestana en alusión al concurso público y global de la fundación suiza New Open World. "Lo hicimos para impulsar las votaciones en Venezuela, porque aún no hemos alcanzado la participación interna que se requiere para que el Salto sea uno de los siete ganadores. En principio, la fundación pide que por lo menos uno de cada diez votos provenga del país en el que se encuentra ese atractivo turístico. La gente fuera de Venezuela ha venido votando consecuentemente por el Salto después de que salió como referencia en películas como Ava- tar y Up, y también porque por experiencia sabemos que el 80% o 90% de los turistas que lo visitan son extranjeros. Lo que está costando reunir es ese 10% de votos nacionales que hace falta", explica Pestana. "Uno puede revisar a diario las tendencias de votación en el sitio web y observa que quienes menos están participando son las mujeres y los niños. Por eso estamos haciendo mucho énfasis en exhibir el documental en colegios y universidades".
Cuenta regresiva
. Quedan cuatro meses para participar.
La catarata clasificó entre los 77 candidatos y ahora está entre los 28 finalistas. "Pero todavía somos como un Ferrari nuevo con poca gasolina. Imagínense todo lo que podríamos conseguir si lográramos apoyo gubernamental, si se involucrara la empresa privada y si cada venezolano que usa Twitter y Facebook votara e hiciera campaña. No nos pararía nadie. Si el Salto Ángel llega a ser una de las siete maravillas naturales del mundo, no sólo va a ser un logro increíble para todos, sino que también va a generar unos beneficios tangibles entre los 1.000 y 5.000 millones de dólares en turismo que Venezuela necesita; sobre todo esas comunidades", calcula Pestana.
¿Aparte de votar, qué más se puede hacer? "Regar la voz", dice el productor, quien cita el caso de países que tienen campañas intensivas y a gran escala para promocionar sus lugares postulados. "En los últimos tiempos no hemos recibido apoyo del Ministerio de Turismo para darle proyección al documental antes lo tuvimos y en verdad lo necesitamos mucho. La gente tiene que enterarse de que este concurso existe, que nuestra catarata es finalista y que todos podemos participar", dice Pestana. "Cuando se escogieron las siete nuevas maravillas hechas por el hombre, el presidente Lula invirtió millones de dólares para promocionar al Cristo Redentor; toda Brasil se involucró.
Hay países donde se meten de lleno el presidente, los grandes deportistas, los intelectuales, los artistas, las misses, todos jun- tos haciéndole promoción a su sitio finalista. Lo convierten en una prioridad nacional porque saben que a largo plazo trae beneficios para todos. Aquí, hasta donde sabemos, nuestro proyecto aún es la única iniciativa concreta que se está haciendo en Venezuela para promover el Salto", dice el guía.
"No pretendemos que el Salto sea un símbolo de los azules, de los rojos o de los amarillos, sino un punto de unión entre todos los venezolanos. Que así como la gente se enorgullece del sistema de orquestas y aplaude a Dudamel, quiere que la Miss Venezuela gane el Miss Universo o apoya a la Vinotinto, también pueda sentirse orgullosa de sus tesoros naturales. Queremos que todos ellos nos ayuden y lo que cada uno pueda hacer por su cuenta también vale". No cesa de repetir que cada voto es fundamental.
"Aun si no ganamos, sé que voy a tener mi conciencia tranquila porque hice todo lo que pude", desliza. "Por eso el logo de nuestra campaña es: `vota por el Salto Ángel. Estemos a su altura".
Cómo votar
La recepción de votos para la elección de las siete maravillas naturales del mundo terminará el 11 de noviembre de 2011. Para sufragar, hay que entrar a www.new7wonders.com, seleccionar siete lugares entre los 28 fi nalistas e introducir los datos personales. "Uno recomienda que, además de votar por el Salto Ángel, seleccionen también la Amazonía, de la cual tenemos una parte. En general, sería ideal favorecer lugares latinoamericanos para que esta parte del continente se consolide como destino ecoturístico", sugiere Pestana. Quien ya votó en etapas preliminares tendría que volver a hacerlo, porque en cada fase se empieza de nuevo. Una vez que se completa la información y se hace clic sobre "enviar su voto", el sistema responde con un e-mail que incluye un enlace de confi rmación. Al presionar dicho link es cuando la selección será contabilizada.
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1 comentario:
Hola coloca un link de facebook para publicar esta informacion tan valiosa de nuestro Salto Angel orgullo de Venezuela. Saludos continua con esta gran iniciativa.
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