martes, agosto 10, 2010

Las Lizarraga, tres generaciones de flamenco

Los ratos en que con amor y esmero la “tía” Lilian le enseñaba a sus hijas Magdalena, Lilian y Carolina el flamenco, baile que de generación en generación ha formado parte de la familia, dieron sus frutos. Hoy todas son profesionales, y además le inculcan a otros jóvenes y no tan jóvenes el legado de la familia.





Mariana Oviedo Rangel

Fotos: Fernando Aguirre



Al comienzo de la entrevista la tía Lilian recordaba con mucho cariño que ese amor por el baile le fue inculcado en su casa, sobre todo por su padre, quien era barquisimetano de origen, pero su corazón pertenecía a Andalucía- España, y que aparte de dedicarse a su carrera, la ingeniería civil, era un apasionado de los toros y dicho baile.

“Esa euforia por el flamenco nos la inculcó a mis dos hermanas y a mí. Todas aprendimos a bailar en Venezuela. Crecimos bajo el ambiente español, todo lo que había en mi casa era traído de España; los faroles, las alfombras, las vajillas ¡todo! Quizá por eso su hermana mayor vivió en España por más de 18 años, y la otra es actriz profesional, especializada en teatro del siglo de oro español, lo cual le ha generado muchos premios nacionales e internacionales, por lo que la esencia española nos viene de herencia”, puntualiza la tía Lilian.

Hoy su familia es numerosa, abundan las mujeres, “los varones son adoptados”, pero la pasión por enseñar ese legado continúa, sobre todo a la tercera generación.

Magdalena Lizarraga, la mayor de las hermanas, explica cómo su madre les enseñaba todos los días el baile mientras su abuelo disfrutaba muchísimo contemplándolas, hasta que un buen día “las mamás de mis amigas le sugirieron que les enseñara a bailar, y como no había casi flamenco en la ciudad y a ella le encantaban los niños accedió”. Hasta la fecha hace ya 34 años desde que se fundó la Academia Las Lizarraga. De esas primeras alumnas pioneras está Daniela Castillo, con quien el lazo de la amistad y del baile las unió de tal manera que es otra Lizarraga más. La tía Lilian sostiene que cuando la observó bailar supo que era una bailaora innata. Ese ímpetu también se refleja en su hija Juliana quien a su corta edad ya muestra los dones artísticos heredados por su madre. Omaira Loreto, Mayra Ponte y Bárbara Cabrera son otras hijas adoptadas. Todas empezaron a los tres años de edad. “Uno de los objetivos principales de la escuela es crear artistas, no solamente enseñarles el baile, sino que vivan la experiencia de montarse en un escenario año tras año, que perfeccionen su arte y lo disfruten, que lo compartan con sus profesoras, padres y amigos, y la forma de hacerlo es presentando espectáculos.”, recalca Magdalena Lizarraga, directora de la academia en Prebo. Es por eso que para su 35 aniversario tienen pensado presentar una combinación de lo que es el clásico español con lo gitano. “Es un proyecto muy ambicioso, la producción tiene casi dos años. Musicalmente estamos pensando en incluir una orquesta, y trabajar un cuadro de flamenco con músicos en vivo, en una conexión de lo que es la España clásica y el flamenco clásico y lo que es el flamenco gitano. Las personas van a disfrutar mucho; creo que va hacer uno de los espectáculos más importantes y retadores desde el punto de vista artístico que va a producir la academia, y es el momento porque todos los años somos más, y eso hace que el equipo se entregue y se enamore de su trabajo”, añade Carolina Lizarraga, directora de la Fundación Venezuela Viva.

La tercera generación de Las Lizarraga nace con nuestras hijas y con las hijas de nuestras alumnas que están bailando y aprendiendo, y creemos que en el futuro muy cercano van a poder ser bailadoras profesionales. “En lo particular veo a mis sobrinas y me doy cuenta de cómo podemos dar el ejemplo, enseñando, bailando, trabajando, dar el ejemplo en el arte, dar una transmisión en lo que se logra y ama”, agrega Carolina Lizarraga.

Las Lizarraga, referencia del flamenco en el mundo

Carolina comenta que en los próximos meses la Fundación Venezuela Viva se presentará en España como espectáculo invitado de grandes festivales importantes en ese país ibérico. En el mundo son referencia obligatoria de lo que están sucediendo con respecto al flamenco, “eso nos ratifica que lo estamos haciendo bien, y nos exige aún más para hacerlo mejor”.

Cuando recibimos premios como el de las cinco estrellas de la crítica escocesa, o escuchamos comentarios como “me sentí venezolano”, “quiero agarrar el primer avión e irme a Venezuela” reflexionas y sientes que cuando un grupo creyéndoselo y sintiéndolo puede transmitirlo al mundo entero, y traspasar fronteras, ese es el gran valor de nosotros como agrupación.

Venezuela Viva se nutre de las alumnas de la Academia. “Imagínate la admiración y el entusiasmo que tienen esas niñas de ver que no es nada más una academia de baile donde voy a pasar un rato, sino que pueden desarrollar una carrera, una vida artística, paralela a sus estudios profesionales”, indica Magdalena Lizarraga.

Hasta la fecha la academia Las Lizarraga cuenta con tres sedes en la ciudad de Valencia y una en la ciudad de Miami- EE UU.





Cabe destacar que para ellas siempre fue un reto el trato y la manera de llevar un negocio familiar, pero que también se convirtiera en un servicio para el público. Una vez que las alumnas fueron creciendo y pudieron realizar espectáculos y abriendo nuevas sedes tuvieron que organizarse para darle a cada alumna el mismo servicio. “No sentimos nunca que estamos completos. Todos los años sentimos que podemos mejorar más, tratamos de estar muy cerca de las alumnas, escuchar que les gustó y qué no, ver como el público reacciona, ver como de alguna manera las mismas profesoras sienten a sus alumnas, porque cada grupo se convierte en un mundo nuevo, es una atención muy especializada y para eso tienes que tener amor en lo que haces”, enfatiza Carolina Lizarraga.

Otro aspecto importante es la incorporación de los hombres en el baile. Aunque las mujeres siempre son mayoría en la academia, las profesoras destacan que a diferencia de los que muchos piensan, el flamenco es un baile muy varonil, por lo que cada año los hombres se integran a la academia.

Enfatiza Magdalena que ella como directora les asegura a todas las madres que sus hijas al comenzar sus clases -que puede ser desde los tres años- tendrán un buen ejemplo como bailaoras profesionales, “ya que la misión de todas las profesoras es enseñarles que se puede tener una carrera universitaria paralela con el flamenco.

Para ejemplo nosotras. Yo soy abogado y psicoterapeuta, y mis hermanas también son profesionales”, dice.

Igualmente todas aquellas personas que estén interesadas en comenzar clases de flamenco pueden hacerlo, ya que no existen límites en cuanto a la edad. “Puede empezar una mujer de 40 y 60 años, la edad no importa, sino sus ganas de aprender el baile. Yo tengo alumnas adultas y lo hacen muy bien”, puntualiza Magdalena.

-Con Venezuela Viva ustedes sobrepasaron las fronteras, ¿qué les dicen las personas porque lo hicieron con un baile que no es propio de nosotros?

-El gran suceso en la vida de Venezuela Viva y en particular mi experiencia es que yo sentía que era española, pero me seguía sintiendo venezolana, y sentía que el flamenco era mío; el reto fue hacer un espectáculo donde se bailara con un lenguaje flamenco, pero que no se perdiera la realidad de una vida, de una tierra y de una cultura que también nos ha influenciado y que es Venezuela. El show cuenta esa historia, de por qué tenemos tanta influencia española, por qué sentimos que es nuestra, y por qué también hay un aporte nuevo, no solamente estamos haciendo lo que otros nos enseñaron, sino que hemos aportado cosas que hemos recibido en la conexión de tantas culturas que convivieron durante tantos años aquí, que dieron origen a lo que fue el mestizaje de raza y cultura, y esa es la grandeza de la cultura venezolana, que como aporte muy humildemente hacemos también al flamenco, a todo lo que de alguna forma también surge de una fusión, porque el flamenco surge históricamente de una fusión de razas y de culturas; y que está muy influenciado: joropo, salsa, los pasajes se ve claramente influenciado en todo lo que es la estructura del flamenco.





-¿Qué viene después de Venezuela Viva?

-¡Muchísimas cosas! Venezuela Viva está en pleno desarrollo; ya tenemos un nuevo proyecto basado en la novela Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos. El gran patrocinante de Venezuela Viva es la academia Las Lizarraga, pero la organización que está llevando este espectáculo y la creación de otros es la Fundación Venezuela Viva, la cual es sin fines de lucro, cuya búsqueda y misión es el desarrollo y difusión de los valores venezolanos a través de la producción y creación de espectáculos musicales relacionados con ello. Su primer gran producto es el espectáculo Venezuela Viva que lleva más de 100 funciones internacionales, un evento que se presenta cada año en Caracas, queremos traerlo a Valencia otra vez, y tenemos pensado realizar una gira nacional, porque tiene que ser visto por cada uno de los venezolanos, así que durará por un buen tiempo.

Si tenemos proyectos nuevos, como Orinoco, todavía tenemos mucho qué trabajar para poderlo presentar, porque cada vez que presentas un proyecto tienes que tomar en cuenta tu historia, siempre tienes que estar pensando en que va a salir mejor o igual y ese reto hace que cuides cada detalle, ya no podemos estrenarlo con más audacia y tranquilidad, como hicimos Venezuela Viva, ya que era la primera vez; cuando existe un segundo y tercer proyecto te cuidas más, y eso requiere un tiempo que no lo tuvimos con Venezuela Viva, fuimos aprendiendo y desarrollándolo en el camino, con Orinoco vamos a tener que estrenarlo en su 100 por ciento, y eso va a requerir un poco más de tiempo.

La experiencia de ser Lizarraga

Daniela Castillo, Directora de la sede en Prebo

Yo fundé la academia. Esta gran familia lo es todo para mí en el transcurso de mis años compartir con esta calidad de gente y mis hermanas. Pasé de ser una alumna con una profesora bravísima, pero una madre para mí, como siempre lo he dicho, otra mamá. Por otro lado, fui profesora por muchos años en la academia, con el equipo de trabajo de Carolina ha sido lo máximo para mí, una enseñanza única por el profesionalismo que tiene, y la dedicación para con todas nosotras como parte de las Lizarraga. Siempre le digo a mi papá: yo soy Castillo, pero realmente me siento con el alma Lizarraga. Actualmente comparto la sociedad de Prebo con Magdalena Lizarraga, que ha sido más que una amiga, mi hermana. Y hoy tengo una hija, Juliana que forma parte de la academia, y cuando la veo bailando y me parece increíble observarla, y así seguiré de mano derecha de ellas para lo que necesiten.

Omaira Loreto, Subdirectora académica de la sede de Mañongo

Yo bendigo el día en que llegué a esta casa por medio de Magdalena, ya que estudiábamos juntas en la universidad. Ella me propuso si quería tomar clases de flamenco y yo encantada acepté. Empecé a tomar clases y poco a poco fui subiendo, hasta que llegué a dar clases. Me convertí en parte de la familia, hasta que me casé y me fui a Europa por más de siete años, di clases de flamenco en Italia, pero siempre le decía a mi esposo aquí está mi cuerpo, pero mi alma está en Venezuela, hasta que se dio la oportunidad de venirnos y aquí estoy, con mi familia. Esto es un modo de vivir, la pasión por enseñar y por este arte es todo. También trabajo con Carolina en Venezuela Viva, ya no bailo porque estuve mucho tiempo fuera y para seguir a estas monstruas tendría que echar para atrás, pero son generaciones mucho más jóvenes, pero tengo el placer de trabajar la logística y de actuar en Venezuela Viva, soy la reina Isabel de Castilla cuando hacemos las giras.

Mayra Ponte, Subdirectora de la Academia de San Diego

Yo tengo 31 años y desde los tres estoy en la academia. Para mí es un privilegio pertenecer al equipo. Son muchos años y vivencias hermosas. Para mí eséta casa es mi familia, es parte de mi vida. He pasado por varios niveles en la academía. Fuí coordinadora artística y subdirección académica por más de tres años y ahorita estoy al frente de la nueva sede en San Diego, junto a Bárbara Cabrera, y de la cual tengo todas las espectativas del mundo. Estoy felíz de estar aquí y de pertenecer a esta familia.



Fuente: Revista Parentesis

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