martes, agosto 28, 2007

Benita Anunciada Río, 100 años de historia, amor y fe

Benita Anunciada Río es una humilde valenciana que oculta bajo su dulce mirada la historia de un siglo de vida que se traduce en ocres recuerdos y una vida llena de amor, fe y esperanza.
El 14 de mayo será nombrada madre ilustre del municipio Naguanagua por el actual alcalde Julio Castillo, como un reconocimiento al amor materno profesado por Benita, que siempre tiene una bendición en sus labios para quien se tope con su dulce presencia.
Naió el 22 de marzo de 1907 en Canoabo (Carabobo - Venezuela) y desde entonces ha marcado la vida de quienes la han conocido con la celestial inocencia que posee. Ha sido testigo de una Venezuela que ha ido creciendo demográficamente y poco a poco ha ido convirtiéndose en una nación moderna e industrializada.

Durante su vida ha visto pasar los gobiernos de los presidentes Juan Vicente Gómez (1908-1914), Victorino Márquez Bustillos (1914-1915), Juan Vicente Gómez (1915 -1929), Juan Bautista Pérez (1929-1931), Juan Vicente Gómez (1931-1935), Eleazar López Contreras (1935-1941), Isaías Medina Angarita (1941-1945), Rómulo Betancourt (1945-1948), Rómulo Gallegos (1948-1948), Carlos Delgado Chalbaud (1948 -1950), Germán Suárez Flamerich (1950-1952), Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), Wolfgang Larrazábal (1958- 1959), Edgar Sanabria (1959-1959), Rómulo Betancourt (1959-1964), Raúl Leoni (1964-1969), Rafael Caldera (1969-1974) y (1994-1999), Carlos Andrés Pérez (1974-1979) y (1989-1993), Luis Herrera Campins (1979-1984), Jaime Lusinchi (1984-1989), Octavio Lepage (1993-1993), Ramón José Velásquez (1993-1994), y el actual mandatario Hugo Chávez Frías. Y pese a esto, posee una lucidez envidiable y una energía contagiante que le falta a muchos con la mitad de edad de esta carabobeña, nacida en Canoabo.

Con 9 hijos, 72 nietos, 45 bisnietos y 23 tataranietos, esta trabajadora incansable y ama de casa es ejemplo de perseverancia y tesón, conservando aún intactas sus ganas de trabajar y el espíritu característico de un alma de hierro, cual típica mujer venezolana valiente, altiva y bondadosa, sin perder el carácter indomable que enaltece su espíritu.
Por si fuera poco, además de sus retoños crió dos sobrinos y un hijo de su esposo, nacido fuera del matrimonio, con la misma dedicación y amor que los propios, demostrando su interminable amor de madre, que alberga, además, la ternura y el cariño que profesa de manera tan natural y sencilla.
Se casó a los 17 años con una partida de nacimiento trucada, por cuanto no poseía la mayoría de edad, que para esa época era de 21 años. Además, el hombre debía ser mayor que la mujer y como él era menor apenas seis meses, no cumplía con los requisitos y, por lo tanto, era prohibida aquella unión.

Benita siempre ha consumido alimentos sanos y extraídos directamente de las plantas, huevos criollos y leche de vaca, casi aun caliente por el ordeño, debido a sus hábitos campesinos, por lo que se cree que esto ha ayudado a su prolongada vida. También es notorio su empeño en trabajar, en cumplir alguna labor; muestra de ello es que aún conserva algunas matas de plátanos que ella misma mantiene y limpia con un machete.

Sin embargo, su familia atribuye su salud a su devoción a Dios y a los santos, puesto que desde las seis de la tarde y hasta entradas las 8 de la noche suele escucharse, religiosamente, desde su cuarto, a la delicada dama orar en susurro por toda la humanidad, en un improvisado altar.
Contemplar a Benita Anunciada es como congelar décadas de vivencias, imaginar una Valencia sin edificaciones y completamente verde, casi pudiendo percibir el rocío mañanero y la liviana neblina que cubre las faldas de los cerros; inocente de la contaminación actual, lejos de los ruidosos automóviles y la agitada ciudad.

Es descubrir la bondad en unos hermosos ojos, provistos de enseñanzas y colmados de pasión, que evocan a una mujer con sueños y recuerdos que avivan su ya cansado transitar por estos mundos, que ejemplifica cómo la esencia del ser puede conservarse pese a las influencias externas.

Una antología de bondad, de sensibilidad, afabilidad, amabilidad, benevolencia y benignidad, son sólo algunas de las palabras que podrían describir a Benita Anunciada Río.
Una mujer que gallarda y estoicamente ha visto morir a su generación, pero que no pierde la llama que da vida, que da luz a su devoción.

Fuente: Noti Tarde (Valencia)

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