sábado, mayo 24, 2008

Ángel Sánchez, se come la gran manzana




Luego de 10 años en el epicentro neoyorkino de la moda, perdió el vértigo, cosecha éxitos, viste a famosas y vuelve a las pasarelas con una nueva colección. El diseñador trujillano cuenta cómo lo logró.




Viste a famosas como Eva Longoria y hay quienes lo declaran sucesor de Oscar de La renta. Luego de una larga ausencia en las pasarelas, presentó una nueva colección y cuenta la plusvalía de "no tirar la toalla"




Ángel Sánchez ,maduro y sin miedos




L a primera vez que el diseñador Ángel Sánchez montó una vitrina de su colección para la casa Henri Bendel fue en 1994 y, para celebrarlo, se llevó a toda su familia a ver su obra desde la acera de la quinta avenida de Manhattan. Hace un mes, cuando cruzaba la calle frente a Saks Fifth Avenue, casualmente su mirada se desvió hacia un vestido negro que exhibía el almacén de lujo. "Ese parece un traje mío", se dijo a sí mismo sin reparar que su nombre estaba al pie de la creación.
"Qué increíble cómo cambia la percepción de las cosas cuando estás comenzando y cuando ya has alcanzado la madurez", explica desde Houston, donde en esos últimos días de septiembre preparaba un desfile benéfico en Saks Fifth Avenue. Días atrás presentó su colección más reciente durante la Semana de la Moda en la Gran Manzana. En el Museo Chelsea, en el bajo Manhattan, los trajes inspirados en el arte abstracto venezolano marcaron su retorno a la gran pasarela, un escenario del que se alejó en el año 2000. "No quiero cegarme con el éxito. Es muy fácil creer en él, pero me falta mucho por hacer", cuenta.




Un desfile de estación es un acto de renovación para todo diseñador. "Sientes que te vas a comer el mundo". Para Ángel Sánchez, además de ser una prueba de su evolución creativa, es la confirmación de que sus miedos del inicio han quedado atrás. "Hoy he perdido el vértigo que me daba hacerme un lugar en Estados Unidos".






En su taller de la séptima avenida del Midtown neoyorquino, desde donde se ve la escultura de aguja y dedal que identifica el Distrito de la Moda, cuelgan muchos de los trajes de novia y galas de noche que han vestido a famosas y socialités. Allí guarda el estraplés color gris perla como el que le hizo a América Ferrera. También está una réplica del traje dorado que exaltaba las curvas de Thalía en los premios Oscar 2006. En la pared de su oficina se exhiben los bocetos de la colección de novias 2008. Ángel Sánchez está en otra ciudad, pero su equipo labora puliendo detalles y terminando encargos sin descanso. "El trabajo es una necesidad para alcanzar el éxito", dice.
"Esa es la educación que recibí en casa y mi equipo la entiende".
Su alejamiento de la pasarela tenía una razón de ser. Sabía que en Venezuela poseía un lugar ganado con mucho esfuerzo que le sirvió de plataforma emocional, económica y empresarial. "Nunca te imaginas cuán duro es competir con gigantes en Estados Unidos".
Ha sido un proceso de más de 10 años, en el que el secreto –confiesa– "es no tirar la toalla".




Ante los ojos de quienes vieron aquel desfile de 2000 y lo acompañaron el pasado 10 de septiembre, fue evidente que este nuevo Ángel perdió cualquier pizca de virginidad. Ya no existe esa ingenuidad de los comienzos que bañaba sus piezas hechas a la medida y según la visión de cada cliente venezolana. "No era algo definido como un estilo", explica.
Nueva York lo sobreexpuso al estar en el centro del mundo de la moda. Desde hace cinco años, cuando decidió mudarse a la ciudad, se propuso absorber toda la información para entender el mercado.
"Si eres nuevo y tu discurso también es novedoso, la suerte te acompaña". Hoy muchos lo llaman el sucesor de Oscar de la Renta. "Ésta es una industria de nuevas caras. Siempre estás expuesto a que venga otro a desplazarte".



Con pie de plomo




Llevar la batuta de su firma hasta en el mínimo detalle y estrechar alianzas con tiendas por departamentos como Neiman Marcus y Saks Fifth Avenue dieron solidez para que este trujillano confiara más en su talento. "La etapa en la que estoy ahora es distinta. Estoy más tranquilo y más seguro de mi propuesta". Se apartó del escenario para fortalecer su compañía. "Fue una decisión inteligente porque la moda no es sólo lo que la gente ve en la pasarela, sino la calidad de los servicios que ofreces".
Este trujillano logró hacerse una plataforma para ganar espacio en los medios y en la escena social estadounidense, a pesar de su ausencia en los desfiles. Confiesa que no ha tenido padrinos que le abran la puerta de este mundo volátil del vestir. "Soy muy gocho en eso de que no me gusta buscar gente sólo por conseguir oportunidades".
Pero sí ha tenido amigos que han confiado a ciegas en su talento.
La casa Henri Bendel le dio una oportunidad fantástica. Freddy Leiba, estilista de la revista In Style, es su mejor promotor y el responsable de que Sandra Bullock lleve los trajes del diseñador venezolano a las galas que asiste. En sus inicios, Carolina Herrera le dio muchos consejos para no desmayar. Eva Longoria se ha convertido en su embajadora como también lo ha sido Pamela Fiori, editora de la publicación Town & Country. De igual manera, fue la venezolana Patricia Phelps de Cisneros quien reavivó su familiaridad con el arte cinético, cuando le entregó el catálogo de la exhibición La geometría de la esperanza, que reúne piezas de su colección de los grandes del arte abstracto latinoamericano. Casualmente, la exposición se estrenó en la Galería Grey de la Universidad de Nueva York el mismo día en que Sánchez retomó el rumbo en el escenario de la alta costura.
"Fue una coincidencia que, además, me permitió mostrar el talento creativo de mi país".









Lo que extraño de casa

"Yo vivía muy cómodo en Caracas", es su primera frase cuando habla de lo que más extraña de su país. "Siempre estaba rodeado de cosas que me facilitaban la vida". Ya no hay tiempo para pasar mediodía en casa, ni para las comidas caseras que le servían tan pronto cruzaba la puerta de su residencia. "Aquí como y trabajo a la vez".
Su vida social gira en torno a su profesión. "Es difícil separar mi vida de mi carrera. No me quejo, pero eso es lo que más me ha pegado". Sobra nostalgia en su voz, mas no arrepentimiento, porque sabe que era necesario estar en Manhattan para entender el mundo de la moda desde sus entrañas. "Era preciso hacerlo si quería continuar mi carrera".
La mudanza no sólo ayudó a estabilizar su vida profesional, sino también su mundo personal. Creó sus propias rutinas y lleva una vida tranquila que nadie pensaría podría tener alguien que se mueve entre las estrellas. "Aquí, si no te organizas te puede consumir la locura de la ciudad".
Dice que trabaja duro en la semana y se trasnocha poco. "Los fines de semana me voy a Hudson, al norte de Nueva York, donde tengo mi cabaña de los años 40 a orillas de un pequeño lago".
Allí disfruta arreglando el jardín, leyendo, sin hacer una actividad específica y, aunque tiene su pareja, muchas veces prefiere la soledad.
"A Venezuela voy cada dos o tres meses para no perder la conexión". Por eso, si algún día se lo encuentra en el metro de Manhattan, no dude en estrechar su mano. Si algo mantiene este Ángel Sánchez que hoy se codea con los grandes de la moda es su corazón en tierra venezolana.



EL NUEVO ÁNGEL Inspirado en el discurso geométrico de Jesús Soto, Gego, Alejandro Otero y Carlos Cruz-Diez, el diseñador construyó su voz propia. Un estilo único que evocaba colecciones pasadas como Luna Luna o Zapatos púrpura que presentó en Caracas, pero que tenía el aditivo de la madurez profesional.
"Lo abstracto parece ser una tendencia, pero mi encuentro con él fue casual". De los grandes, Marni, quizás, es quien más ha elaborado su discurso geométrico en la moda. Gucci y Fendi causaron furor con sus estampados abstractos en los salones de Milán de Primavera-Verano 2008. Pero Sánchez respira tranquilo al saber que su estilo es original.
"En Houston tuve la oportunidad de ver que mi colección se diferenciaba al lado de la de Carolina Herrera y Oscar de la Renta.
Eso me fascina".
La experimentación con materiales que caracterizó al movimiento abstracto latinoamericano está también en la obra de Sánchez. Dice que para evitar encajes y vuelos en los trajes de noche y cóctel, se aventuró a utilizar el algodón por primera vez para crear ese fondo blanco como el de Soto y Cruz-Diez. Mezcló texturas como la del raso de seda natural con cuero de colores primarios y patente, al igual que usó bordados sobre cristales y pintura sobre tela que fueron hechos a mano por los artistas de su taller. "Quería piezas de arte que tuvieran mucho de sensualidad y funcionalidad, no algo para pegar en la pared".
MODA LÚDICA Sobre una figura que se insinúa, líneas, rectángulos y cuadrados encajan y se mueven a cada paso de la mujer como en un rompecabezas que cambia constantemente. Sánchez supo capturar esa naturaleza lúdica presente en las esferas de Gego o en los penetrables de Soto. "Él es fiel a la energía, belleza e intención de las obras originales", escribió Amanda Gordon en The New York Sun.
El cuerpo no se oculta, sino se entalla para hacerlo más femenino.
Los hombros se descubren. Las chaquetas por encima de la cintura acentúan el efecto de conjunto de dos y tres piezas con faldas ajustadas por debajo de la rodilla, o de la braga corta extremadamente sexy. "Ángel Sánchez celebra las curvas de la mujer con piezas moldeadas al cuerpo que se acentúan con diseños gráficos y colores bellísimos", publicó el sitio web Fashion Week Daily.
"La colección maneja su propio discurso", dice este diseñador incansable, quien desde ya trabaja en su propuesta para la temporada de OtoñoInvierno 2008 que presentará en febrero, porque sabe que ya no es más un planeta desconocido en la galaxia de la aguja y el dedal.



Manhattan a diario
LA CIUDAD."Nueva York te ofrece una experiencia sabrosa, caigas donde caigas", asegura el diseñador al que no le sobra el tiempo para disfrutar la Gran Manzana como quisiera.
LA RUTINA. "Llego a la oficina a las 8:30 am y me voy como a las 7:30 pm". Viaja en metro porque en sólo siete minutos puede llegar a su taller del 625 de la Séptima avenida desde su apartamento en Tribeca.
LA TERAPIA."Hago mucho ejercicio. Hora y cuarto cada día en el gimnasio". Como un neoyorquino más, en el verano toma su bicicleta y recorre la ciudad de norte-sur a orillas del Hudson.
LA AMISTAD. "He hecho muy buenos amigos estadounidenses y conservo un par de amigos venezolanos", pero no se acostumbra a que en Nueva York la gente sea muy individualista.
LAS VACACIONES."En diciembre y julio me tomo dos semanas para conocer un país nuevo", dice, pero admite que cada vez le gusta viajar menos para concentrarse más en el trabajo.
LA COSTUMBRE."Soy turista cuando vienen mis amigos", porque confiesa que le gusta repetir los lugares donde come y le atienden bien. "Por eso nunca sé qué es lo que está de moda".
EL PECADO."Cuando no estoy trabajando, lo que me gusta es no hacer absolutamente nada".




Fuente: Todo en domingo

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