viernes, enero 26, 2007

Nina Crespo cumple 101 de vida: un prodigio libre de vanidad

Hoy, Nina Crespo o Ninón, sigue habitando sus espacios íntimos con escasos recuerdos de su periplo existencial; pero espera puntualmente, y sin prisa, cumplir sus ciento un años de vida.
Ana Jacinta Crespo Báez, Nina para sus seres queridos y Ninón en el ámbito artístico, nació en El Paraíso, como Adán y Eva, y se crió entre el Palacio de Miraflores y la Villa Santa Inés, en Caño Amarillo, Caracas, el 24 de enero de 1906. Nieta del General Joaquín Crespo e hija del coronel Estatio Crespo y Elvira Báez de Crespo, quienes tuvieron siete hijos. Cercana a cumplir ciento un años de vida, sabe que todo ha quedado en el camino de la socialización amorosa con gente que ya no recuerda y su tiempo vital transcurre, con ciertos chispazos lucidos de su “penthouse”, así llama a su cerebro, con su hermana María Cristina (Pimpa). Ésta, de 88 años de edad, ex bailarina de flamenco, funge en breves ráfagas como la “voz” y la “memoria” de Ninón.

El primer trazo conocido por Ninón fue “una vaquita, según mi madre, porque yo no me acuerdo de ello. Copié la vaquita de una lata de mantequilla danesa Brunn. Así descubrieron mi vocación artística”. Ninón publica en 1923 la primera caricatura del doctor Luis Razetti (“Era sólo una calva, una nariz y una mandíbula prominente”), en la revista Billiken, estimulada por su padre y Lucas Manzano, y la última, en 1990, aunque realizada en el 86, del ex Presidente Jaime Lusinchi. Su trazo, inteligencia y encanto tuvieron cabida en Elite, desde el primer número, donde cristalizó su inquietud por la palabra y el arte pictórico. “Tristeza me da no haber sido escritora”.
La exposición de caricaturas, realizada en 1927 en el Ateneo de Caracas, le permitió a Ninón ser loada por su talento artístico hasta finales de los años cincuenta. De autodidacta pasó a estudiar pintura en España por recomendación de Tito Salas a comienzo de los años treinta y a finales de la década regresó al país. Allá tuvo como maestros iniciales a Ignacio Zuloaga y Zabaleta y Enrique Martínez Cubels. Salvador Dalí fue, entre otros, su condiscípulo. Según sus susurros: “Me retiré de la actividad artística pública porque no estaba a la altura de lo que se estaba haciendo. Yo era muy académica”. En esos años emergía con fuerza el abstraccionismo geométrico.


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1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, muy bueno su articulo soy Elsa Saavedra Perez viuda de Cabezas, quisiera tener contacto con Ana Crespo Baez (nina) o con Maria Cristina Crespo Baez(Pimpa),el correo en donde me pueden contactar es el de mi nieta Yessenia Reverol.
yesseniarp@gmail.com
Gracias