sábado, diciembre 17, 2005

Cacao venezolano evaluado para ser Patrimonio de la Humanidad

El movimiento internacional Slow Food quiere convertirlo en Patrimonio de la Humanidad, en busca beneficiar a los productores nacionales
DANIEL RICARDO HERNANDEZ
EL UNIVERSAL


El cacao venezolano tiene la oportunidad de convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Al menos es lo que se propone Slow Food, un movimiento internacional ganado a la defensa de las reservas alimentarias del mundo y la difusión de la educación del gusto, que evaluará las variedades de la materia prima del chocolate que se dan en Barlovento, estado Miranda, y Río Caribe, estado Sucre, con la intención de certificar tanto su calidad como su origen y sus procesos de producción.
Paolo Di Croce, director ejecutivo de Slow Food, manifiesta que "sabemos que el cacao venezolano es uno de los mejores del mundo", sin embargo, lamenta que esta sea una realidad poco conocida o, al menos, poco comprobada en el resto del planeta.
Es por ello que el movimiento de origen italiano se motivó a evaluar las producciones locales con la finalidad de certificar al cacao nacional como "baluarte", una especie de marca de alcance internacional que facilita la presencia del producto en el mercado mundial; es decir, es la seña que identifica a ciertos alimentos tradicionales como Patrimonio de la Humanidad.
Para otorgarle la certificación al cacao venezolano, los representantes de Slow Food pasarán dos días en sectores productores de Barlovento y tres en similares sitios de Río Caribe: "a través de la degustación mediremos su calidad, para determinar que sea bueno al comer, que tenga buen sabor, que produzca placer gastronómico; además certificamos que su producción sea sustentable, que no perturbe al medio ambiente; por último que sea útil para los productores, que les sea rentable", explica Di Croce.
Y es que si el "petróleo colonial" es catalogado como "baluarte" por parte de Slow Food, el productor recibirá un porcentaje mayor de los beneficios generados por el cultivo y comercialización, los cuales, en las condiciones actuales, quedan diluidos en los intermediarios, porque la certificación implica que el empaque del chocolate lleve impreso el nombre de la localidad de origen y del productor.

Cazando grandes mercados
Simona Piasentin, también miembro de Slow Food, destaca que "una de las finalidades de la certificación es decirle al consumidor del mundo de dónde viene el cacao y quién lo produce; vamos a recoger información sobre el producto para luego promover su importación alrededor del mundo, especialmente hacia los mercados de Estados Unidos y Europa".
Di Croce añade que "en Europa y Estados Unidos es difícil probar chocolate o cacao venezolano directamente, porque la mayoría del cacao venezolano se utiliza para hacer mezclas con cacaos de inferior calidad; se usa para mejorar el nivel de otros cacaos".
De esta manera, si el cacao nacional pasa la evaluación vendría a convertirse en el primer "baluarte" venezolano, según Slow Food.

Con sabor nacional


Oriente achocolatado. Miranda y Sucre abarcan cerca de 80% de la producción nacional de cacao. Los volúmenes producidos en el país han disminuido progresivamente y las calidades genéticas se han deteriorado.
Cooperación italiana. Slow Food cuenta con el apoyo de la ONG italiana Cesvi-Cooperación y Desarrollo, que ha dado asistencia técnica a pequeños productores en Barlovento y otras regiones de Venezuela.

Fuente:

http://calidaddevida.eluniversal.com/2005/12/17/ten_apo_17406B.shtml


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