martes, agosto 30, 2005

Aquiles Machado conversa con ABC





















El cantante descansa en sus primeras vacaciones después de ocho años y encara una temporada que le hará volver de nuevo a España. De la vida, de su entrega al trabajo y la pasión por aprender constantemente, habla para
ABC

URRUTIA/ BILBAO.

Cuando tenía seis años y vivía en Venezuela, se empeñó en ir a Acapulco y tanta fue su insistencia que sus padres terminaron haciendo realidad el capricho del niño. Imaginación no les faltaba: cogieron el autobús en su Barquisimeto natal, pararon en la ciudad colombiana de Barranquilla y le hicieron creer que ya habían llegado a México. «Y de verdad que fueron mis mejores vacaciones, viví un sueño», recuerda el tenor Aquiles Machado.
Ahora, le basta con abrir la boca para transportar al público hasta el París de «La Bohème» o la Verona de «Roméo et Juliette». El público bilbaíno volverá a apreciar su talento el próximo mes de mayo: cantará como protagonista en «Los Cuentos de Hoffmann», de Jacques Offenbach.
-Como buen caribeño, ahora no perderá la oportunidad de bailar...
-Ay, he perdido la costumbre.
-No le creo.
-Es que me resulta difícil encontrar pareja. Llevo ocho años sin vacaciones y sólo me quedan como alternativa las sopranos. A muy pocas les gusta salir a bailar. Y si les gusta, lo hacen francamente mal. Por lo general, los profesionales de la música clásica tienen un oído excelente pero unos pies fatales.
-Pero no le faltarán oportunidades de compartir pista con alguna «fan»; los tenores arrasan dentro y fuera del escenario, ¿o no?
-Mmm..., me parece muy triste ir de cantante de ópera por la vida. Yo me distancio de todo eso.
-¿No suele llevar consigo talismanes o buscar clavos retorcidos antes de salir a escena?
-Tengo costumbre de atesorar objetos que me traen buenos recuerdos. Por ejemplo, conservo la llave de la casa de Mimí por unas funciones fantásticas de «La Bohème» en Estrasburgo, un portapalillos de restaurante, las fotocopias plastificadas con las tablas de respiración que nos enseñaba el maestro Alfredo Kraus en la Escuela Reina Sofía...
-¿Cómo es posible que se haya pasado ocho años sin vacaciones?
-Por amor a mi profesión. De hecho, me he tomado este verano veinticinco días de respiro porque una serie de circunstancias familiares me han obligado.
-¿No llega nunca a sentirse saturado con tanta ópera?-En absoluto. Mi oficio me da la oportunidad de aprender millones de disciplinas y no sólo relacionadas con la parte actoral o vocal, que van desde las artes marciales hasta la esgrima, pasando por la poesía o la pintura...
-¿Y no le gusta nada intrascendente?
-¡Los videojuegos! Soy un apasionado. Muchísimos de ellos me parecen ejercicios intelectuales complicadísimos.
-Sorpréndanos con alguna lectura que no sean las obras completas de Shakespeare.
-Me encanta la revista sobre fenómenos paranormales «Enigmas», dirigida hasta su muerte por Fernando Jiménez del Oso.
-No me diga que es un entusiasta de los ovnis y las psicofonías.
-No, no. Yo la leo como si fuera de humor.
-Si fuera posible, ¿a dónde le apetecería teletransportarse?
-Lo tengo claro: al Tíbet.
-¿Cómo recarga pilas un tenor hiperactivo?
-Con la tranquilidad. Me encierro en casa, duermo mucho, leo... Pero me cuesta sacudirme el estrés de encima.


http://www.abc.es/abc/pg050830/prensa/noticias/Gente/Gente/200508/30/NAC-GEN-109.asp

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